
El primer significado del término fuad فُؤَاد es “corazón” en tanto que órgano físico encargado de bombear la sangre en el cuerpo. En este sentido es sinónimo de qalb قَلْب. Sin embargo, la mayoría de lexicólogos árabes distinguen entre estas dos palabras, y le dan al término fuad el significado de intelecto, lo que rige las capacidades cognoscitivas. En este sentido se menciona la palabra fuad en la siguiente aleya:
(9) Luego lo preparó e insufló en ello Su Ruh, y os dio el oído, la vista y el fuad.
Sura 32 – as Saydah
Aquí, fuad, no puede significar “corazón”, ya que un gran número de animales tienen vista, oído y corazón, y en muchos casos en ellos estos órganos son más agudos que en nosotros. Sin embargo, el input que entra a través de la vista y del oído y es procesado por el fuad deja de ser un mero bloque de información para convertirse en material espiritual.
Infinidad de animales tienen vista y oído, pero todos ellos carecen de fuad y, por lo tanto, no hay en ellos movimiento interno ni posibilidad de relacionarse con el mundo divino.
En el esquema 7 (ver el esquema y el texto) vemos cómo la nafs se asemeja a una habitación cerrada en la que hay infinidad de ventanas y puertas, de sentidos y sensores, por las que entran la luz, el sol y el aire, el input, los bloques de información, material codificado y decodificado.
Muchos de estos sentidos actúan meramente como sensores que nos hacen sentir el peso, la rugosidad o la temperatura de los objetos. Si seguimos la ley de plantillas (ver artículo. V), veremos que estos sensores son muy similares y actúan de forma muy parecida a los de los coches –indican el estado de las zapatas, el nivel en el depósito de gasolina, la velocidad… Sin embargo, hay unos sensores o sentidos propiamente dichos que nos informan de conceptos y realidades de las que ningún otro sensor, en máquinas o animales, nos pueden dar cuenta –la vista y el oído. Son los órganos espirituales del cuerpo. A través de ellos observamos el universo y a nosotros mismos, oímos lo que leemos, lo que escuchamos… Más nada de toda esta información tendría valor si no hubiera un aparato, un mecanismo, capaz de procesar este input e interaccionarlo con la memoria a través de las capacidades cognoscitivas –reflexión, razonamiento, análisis, lógica y otras. Este aparato, este mecanismo, se denomina fuad.
Este concepto es muy importante, ya que sustituye al engañoso concepto de mente. No se trata solamente de un cambio de palabras, sino de dilucidar si somos un centro productor o un centro receptor. Este dilema atañe en el fondo a la base misma de nuestra ‘aqidah, de nuestra creencia. Si somos un centro productor, entonces somos entidades independientes, ya que somos la fuente –productora– de nuestras propias ideas, de nuestros propios sentimientos; somos forjadores de conceptos y de valores. De ser así, de existir algo como “la mente”, estaríamos epistemológicamente separados de la absolutidad de Allah el Altísimo.
A través de nuestra experiencia podemos resolver fácilmente el dilema que hemos planteado, e incluso si ésta estuviera demasiado tintada de subjetividad (ver artículo VIII), podríamos dilucidarlo confrontándola con la objetividad divina –el Qur-an:
(154) Luego, tras la aflicción, hicimos que se sosegaran vuestros corazones, y una apacible somnolencia cubrió a una taifa de vosotros, mientras que otra sólo se preocupaba de sí misma y pensaba de Allah, sin razón, como pensaba en los tiempos de la ignorancia –yahiliyyah. Decían: “¿Acaso hemos tenido algo que ver en este asunto?” Respóndeles: “Todos los asuntos pertenecen a Allah.”
Sura 3 – Ali ‘Imran
(78) Dondequiera que estéis os atrapará la muerte, aún si estuvierais en imponentes torreones. Si les acontece algún bien, dicen: “Esto viene de Allah,” pero si les sobreviene algún mal, dicen: “Esto viene de ti.” Diles: “Todo viene de Allah.” ¿Qué les pasa a esta gente que apenas comprenden una palabra de lo que se les dice?
Sura 4 – an Nisa
(59) Sólo Él tiene las llaves del Ghaib y sólo Él lo conoce. Sabe lo que hay en la tierra y en el mar. No cae una sola hoja que Él no la conozca y sepa que ha caído ni hay semilla en la oscuridad de la tierra ni nada húmedo o seco que no esté en un Kitab inalterable.
Sura 6 – al An’am
(17) No fuisteis vosotros quienes los matasteis, sino que fue Allah Quien los mató. Ni arrojabas tú cuando arrojabas, sino que era Allah Quien arrojaba.
Sura 8 – al Anfal
(99) Si esa fuera la voluntad de tu Señor, creerían todos cuantos hay en la tierra. ¿Vas entonces tú a obligar a los hombres a que sean creyentes? (100) Ninguna nafs puede creer si no es por la voluntad de Allah.
Sura 10 – Yunus
(68) Tu Señor crea siguiendo Su plan y elige, pero ellos no tienen elección. ¡Lejos está Allah de aquello con lo que Le asocian!
Sura 28 – al Qasas
Hay cientos de aleyas en el Qur-an que claramente distinguen entre el centro de producción –el Arsh, donde se encuentra el ADN universal, Lauh Mahfudh– y los centros receptores –las nafs.
Lo que existe es el fuad, el centro receptor, el aparato, el mecanismo, que recibe la información, la procesa, la analiza, la relaciona con el material archivado en la memoria, material subjetivo, y con el material objetivo, el Qur-an, el input que ha ido transportando la profecía a través de los milenios. Somos transistores en un aparato de radio que reciben las ondas provenientes de los estudios de producción.
Como podemos ver en el esquema 7, hay dos tipos de información o input –el que se interacciona desde dentro de la nafs y el que viene de fuera. El que ya está dentro emana de la fitrah, de nuestro molde primigenio, de nuestra naturaleza. Forma parte de la estructura misma de la nafs:
(30) Así pues, mantente firme en el Din como hanifa –fitrah en la que Allah ha creado a los hombres.
Sura 30 – ar Rum
En cuanto al input que viene de fuera, hay dos fuentes, la directa –del centro de producción a través del wahy. Entra directamente como una inspiración sin que intervengan los sentidos y se proyecta en la pantalla del nafs iluminada por la consciencia. Para que el wahy pueda ser comprendido por las capacidades cognoscitivas que operan en el fuad, éste deberá ser decodificado y trasvasado a un lenguaje comprensible. Este trabajo lo realizan los aparatos decodificadores que se encuentran a la entrada de los accesos a la nafs.
La fuente indirecta –la que penetra a través de los sentidos y sensores. En ambos casos, el input entra en el estanque de la memoria y es archivado ordenadamente si la consciencia ha estado activa durante el proceso o arbitrariamente si la consciencia ha permanecido desactivada (ver artículo VIII).
Otro de los problemas que se puede evitar cuando el fuad funciona adecuadamente es el automatismo (ver artículo VIII), ya que el fuad no sólo controla lo que entra en el estanque, sino también lo que sale de él. Como vemos en el esquema 7, nuestro qarin (ver Artículo XII) nos puede presentar continuamente imágenes que exciten nuestra imaginación y nos lleven a un mundo de ensoñaciones, mientras nosotros ofrecemos la salah automáticamente, sin estar en ella conscientemente. En cambio, si el fuad hace su trabajo eficazmente, la consciencia se mantendrá activada y desbaratará la estrategia del qarin. Los automatismos únicamente son beneficiosos en lo que respecta a las tareas rutinarias –conducir, escribir, leer, nadar…
Cómo funciona internamente el fuad es algo que escapa a nuestro raciocinio. Forma parte del sistema operativo (ver Artículo IX). Como en homeopatía, vemos los síntomas, los efectos, pero no sus mecanismos.