ARTÍCULO IV – MODELO CELULAR Y SISTEMA DE TRANSMISIÓN

El conocimiento que sobre la célula (ver artículo V) tenemos hoy ha sido sin duda el factor decisivo que ha facilitado el gran desarrollo de la biología y la cada vez más clara percepción de la tremenda complejidad de los procesos bioquímicos que han servido de causa aparente en la producción de la vida en la Tierra.

La célula ha pasado de ser un elemento viscoso e insignificante, a ser la base misma de la vida. Sin embargo, la célula es mucho más que eso –un mundo completo en sí mismo y, al mismo tiempo, la plantilla universal sobre cuyo modelo se han montado todos los componentes de la creación (ver artículo V). Podemos decir que todo funciona como una célula –un hombre, la familia, los países, las empresas, los ejércitos… todo ello está constituido por los mismos elementos que encontramos en las células –membrana exterior, citoplasma y núcleo.

La función que en la célula cumple la membrana exterior es la misma que en los países cumplen las fronteras. En ambos casos hay cuerpos especiales de vigilancia encargados de controlar lo que entra y lo que sale; de impedir que las traspasen los elementos dañinos y de permitir que penetren los elementos positivos.

En la familia esta membrana exterior la constituye la casa, un habitáculo cerrado con un solo punto de entrada –la puerta que da a la calle. Si alguien quisiera entrar, tendría primero que llamar y esperar a que los miembros cualificados de dicha familia –padre, madre o hijos mayores– le diesen el permiso o se lo denegasen. De la misma forma, si un miembro de la familia desea salir de casa, tendrá que solicitar el permiso del padre o, en su defecto, de la madre. También una empresa funciona como una célula, y también una empresa tiene su membrana exterior –los muros del edificio en el que se encuentra emplazada. En la puerta de acceso habrá un vigilante que pedirá la acreditación a todo aquel que quiera traspasarla y, al mismo tiempo, controlará la salida del personal. En el hombre esta membrana exterior la constituye la piel, verdadero filtro selectivo de las substancias que deben salir de nuestro cuerpo o entrar en él. Todo funciona como una célula.

En el citoplasma –un espacio acuoso– se encuentran todos los elementos u organelos de la célula –las mitocondrias (encargadas de generar la energía que necesita la célula), los lisosomas (cuerpo de basureros que expulsan fuera de la célula los deshechos que se han producido en el transcurso de los procesos metabólicos celulares), los ribosomas (encargados de la síntesis proteínica) y muchos otros organelos y máquinas celulares encargados de múltiples funciones. Lo mismo encontramos en cualquiera de los elementos que hemos analizado al hablar de la membrana exterior. El citoplasma de un país lo conformará su territorio con todos sus accidentes geográficos, sus ciudades y pueblos. En el hombre serán sus órganos y sistemas, y en una empresa sus empleados, máquinas y oficinas.

Por último, para que todos los elementos del citoplasma, la membrana exterior incluida, puedan desarrollar sus funciones debidamente hará falta una administración central con información y órdenes precisas. Esta administración está asentada en el núcleo, y la información y las órdenes se encuentran enrolladas en el ADN en forma de cromosomas, y en él codificadas en un alfabeto de 4 letras –A, T, G, C– que corresponden a cada una de las 4 bases nitrogenadas que constituyen los nucleótidos que a su vez conforman las cadenas de ácidos nucleicos del ADN –adenina, timina guanina, citosina. Este alfabeto se organiza siempre en pares correlativos –la A estará siempre frente a una T, y la G frente a una C.

Por lo tanto, si la célula es el modelo básico, la primera entidad viva independiente, habrá surgido necesariamente como reflejo manifestado del modelo divino. También el mundo celeste funcionará como una célula –habrá en él una membrana exterior, un citoplasma y un núcleo, y la forma en la que la información divina llegue a los hombres será la misma que en la célula llega a los organelos. Veamos, pues, esta correspondencia.

Ya hemos dicho que en el ADN se encuentra toda la información genética. Funciona como una biblioteca llena de miles de libros perfectamente ordenados y clasificados. Sin embargo, no toda esa ingente cantidad de información incumbe a las células diferenciadas del cuerpo humano. A las células del riñón les interesa la información específica del riñón, pero no la del hígado o la del sistema nervioso. Por lo tanto, habrá que realizar diferentes operaciones hasta obtener la información precisa en el formato idóneo. Sin embargo, sólo ciertas entidades celestes, los “purificados” (máquinas celulares especiales en el modelo celular) tendrán acceso al registro universal –Lauh Mahfudh– y sólo ellas podrán extraer de ese registro los textos requeridos (ver artículo XIV, apartado E y esquema 10).

(75) Juro por la posición de los astros (76) –y si fuerais conscientes, entenderíais cuan enorme juramento es– (77) que es en verdad un noble Qur-an (78) en un Kitab protegido.
(79) No lo tocan, sino los purificados.
Sura 56 – al Waqiah

La primera operación será la de hacer una copia de la secuencia completa para evitar que en los complejísimos y velocísimos procesos que van a seguir no se dañe el original. Una vez realizada la copia se marcará el texto de la secuencia que lleve la información precisa que incumba a la célula específica. El texto marcado se compondrá de moléculas exones y moléculas intrones, pero sólo los exones llevan la información requerida. Las moléculas intrones realizan quizás tareas de señalización u otras que hasta ahora no se han descubierto (Ver apéndice L, apartado II). Una vez que tenemos el texto con la información genética que posibilitará la producción de la proteína que necesita esa célula específica, se pasará al proceso de traducción, ya que los ribosomas encargados de sintetizar la proteína no entienden la letra T (que corresponde a la base nitrogenada timina) del alfabeto celular de 4 letras antes citado. Por ello, otras moléculas, las ARNt (traductoras), deberán traducir el texto cambiando la base T por la base U (que corresponde a la base nitrogenada uracil). Este nuevo alfabeto –A, U, C, G– ya es comprensible para los ribosomas, que recibirán la nueva hebra genética que se ha formado en todo este proceso y que ha sido transportada desde el núcleo hasta el citoplasma por los ARNm (Mensajeros).

Si volvemos ahora nuestra atención al mundo del Diseñador, veremos en él un funcionamiento similar al de la célula. En el sistema divino el citoplasma es el universo entero con todos sus elementos flotando en el agua primordial –a nivel celular el agua se transforma en una especie de gel; a nivel interestelar no sabemos qué estado tome– y al que llamamos Kursi, término que en árabe significa “silla”, “trono”, pero también “dominio”, hasta donde se extiende el poder de un rey, de un soberano:

La base –Kursi– sobre la que se asienta el centro de Su soberanía
contiene los Cielos y la Tierra, y no le pesa custodiarlos.
Él es el Elevado, el Inmenso.
Sura 2:255 – al Baqarah

 Este universo, al igual que la célula, no es un espacio abierto e infinito, sino cerrado, cubierto, rodeado por una membrana exterior o techo que lo cubre y limita.

Hemos hecho que el Cielo sea un techo protegido. Sin embargo, ellos se desentienden
de los signos que hay en él.
Sura 21:32 – al Anbia
¿Sois vosotros más difíciles de crear o el Cielo que Él edificó?
Levantó su techo y lo conformó.
Sura 79:27-28 – al Nazia’t

El tercer elemento constituyente de la célula –el núcleo– lo encontramos flotando en el citoplasma cósmico como centro de control del universo –en árabe Arsh, término que significa –refugio hecho de cañas con techo de ramas o de hojas de palmera, y también cabaña o kiosco o construcción circular y abovedada en general. Una descripción muy parecida a la que podríamos hacer del núcleo de cualquier célula eucariota.

Vuestro Señor es Allah, Quien ha creado los Cielos y la Tierra en seis días, estando todas las cosas de igual manera bajo Su control –Arsh.
Sura 7:54 – al A’raf
Es Allah Quien creó los Cielos y la tierra y lo que entre ambos hay en seis días.
Luego se estableció en el Arsh.
Sura 32:4 – al Saydah
El Controlador del Sublime Arsh.
Sura 85:15 – al Buruy

Este centro o Arsh, al igual que el núcleo celular, se encuentra “flotando” en el agua o en el líquido primordial:

(7) Es Él Quien ha creado los Cielos y la Tierra en seis días,
y ha establecido Su Arsh sobre el agua…
Sura 11 – Hud

Veamos ahora cómo funcionan estos tres componentes en la célula universal. En el Arsh o núcleo o centro de control y administración se encuentra el ADN universal o absoluto –Lauh Mahfudh, que podríamos traducir por “tabla”, o “soporte”, guardada, protegida, inaccesible, en la que se encuentran inscritos en forma de líneas todos los registros.

No hay ciudad que no vayamos a destruir o a castigar con furia antes del Día del Resurgimiento. Así está registrado en un Kitab lineado.
Sura 17:58 – al-Isra

Como en el caso del ADN celular, esta tabla funciona como una gigantesca librería compuesta por millones de libros o registros que contienen la información, en forma de órdenes, necesaria para construir este universo y todas las acciones que tendrán lugar en él.

Si restringimos esta información a los textos que van a ser revelados al hombre, la primera tarea que deberán ejecutar los malaikah, como las moléculas ARN en el caso de la célula, será marcarlos (ver artículo XIV, apartado E):

(1) El Rahman. (2) Ha marcado el Qur-an. (3) Ha creado al hombre –insan.
(4) Le ha guiado al camino de rectitud siguiendo el sistema profético.
Sura 55 – ar-Rahman

Es decir, del texto completo se va a marcar la secuencia que corresponde a las aleyas que se van a revelar al hombre a lo largo de la historia, y que en algunos casos se preservarán por escrito (ver Artículo XIV).

Una vez marcada la secuencia, se deberá transcribir el texto, hacer una copia, para mantener íntegro el original:

(1) Ha, Mim. (2) ¡Por el Kitab inalterable! (3) Lo descargamos en una noche bendita. Somos advertidores. (4) En ella se distribuyen los programas (5) siguiendo Nuestro plan. Nunca hemos dejado de enviarlos, (6) como una rahmah de tu Señor –el que está atento a todo cuanto acontece en Su creación, y actúa según Su conocimiento.
Sura 44 – ad dujan
(1) Lo hicimos descargar en la noche del cumplimiento. (2) ¿Y cómo podrás saber qué es la noche del cumplimiento? (3) La noche del cumplimiento es mejor que mil meses.
(4) En ella descienden los malaikah y el Ruh con todos los asuntos por la voluntad
de tu Señor. (5) Paz en ella hasta el despuntar del alba.
Sura 97 – al Qadr

Si hacemos un breve repaso del proceso arriba descrito, veremos que se ha marcado el texto de las revelaciones antes incluso de la creación del hombre, luego se ha hecho una copia y, a continuación, se ha descargado, la noche del cumplimiento, en el Consejo Supremo.

El siguiente paso será la traducción de la secuencia, ya que los textos contenidos en el Lauh Mahfudh están escritos en un lenguaje lineado indescifrable para el hombre e incluso para la gran mayoría de los malaikah. Es lo mismo que sucede con la tarjeta de los teléfonos móviles –en ella hay unas cuantas líneas que no significan nada para nosotros. Sin embargo, cuando el lector del móvil decodifica la información que de forma encapsulada contienen, aparecen textos en nuestra propia lengua, imágenes, filmaciones y mensajes, todo ello comprensible ahora para nosotros. En la célula, como ya hemos visto, el lenguaje del ADN es diferente del lenguaje de los ribosomas y por ello se necesita traducir la secuencia del ADN al leguaje ribosómico. En el caso de la secuencia inscrita en el Lauh Mahfudh, serán los malaikah –un tipo de ellos– los encargados de esta tarea.

Así eran los primeros alfabetos de la humanidad, lineados –líneas verticales, horizontales y oblicuas. Y así son los últimos lenguajes –todas las tarjetas de cualquier aparato electrónico contienen líneas en las que está almacenada la información que necesitan para funcionar (ver cuadro C2). Hablamos, pues, de mundos reflejos –el mismo patrón, la misma plantilla en todos los dominios (microcosmos, antropocosmos, macrocosmos).

Una vez que los textos han sido marcados, transcritos y traducidos, el Consejo Supremo الْمَلإِ الأَعْلَى será el encargado de organizar todo ese material de forma que sea comprensible y adquiera sentido para el hombre (ver Artículo II):

En verdad que vuestro Ilah es Uno. El Señor de los Cielos y de la Tierra y de lo que entre ambos hay. El Señor de los orientes. Hemos adornado el cielo de este mundo con estrellas.
Y lo hemos protegido de todo shaytan rebelde. No pueden escuchar al Consejo Supremo الْمَلإِ الأَعْلَى pues de todas partes se les arroja y expulsa. Sufren un incesante castigo.
Salvo quien arrebate algo y sea perseguido por palos de fuego.
Sura 37:4-10 – as Saffat
No tengo conocimiento de lo que se discute en el Consejo Supremo الْمَلإِ الأَعْلَى
Tan sólo se me ha inspirado que sea un claro advertidor.”
Sura 38:69-70 – Sad

Una vez realizada esta tarea, el Consejo Supremo entregará el producto final a un Mensajero para que éste lo transmita en forma de inspiración al Profeta designado en la Tierra. En el caso de la última revelación los Mensajeros han sido los siguientes: Yibril, sobre él la paz, del Consejo Supremo al Profeta Muhammad (s.a.s); el Profeta Muhammad (s.a.s), de Yibril a su comunidad; y su comunidad, del Profeta Muhammad al resto de los hombres –empezando por las diferentes tribus árabes del Hiyas hasta Hadhramaut, si bien, pronto se extenderá por el mundo entero.

Di: “Quien sea enemigo de Yibril ha de saber que es él quien lo trae hasta tu corazón,
por la voluntad de Allah, como una confirmación de lo que ya había,
y guía y buena nueva para los creyentes.”
Sura 2:97 – al Baqarah

Sin embargo, ni en el sistema divino ni en el celular se ha terminado el proceso de transmisión, ya que la ingente cantidad de operaciones y de entidades que las llevan a cabo es tal, que cabe sospechar que se hayan podido cometer errores o que el Consejo Supremo haya decidido hacer algunos cambios. Por ello, en el caso de la célula, una vez que los ribosomas han sintetizado la proteína, esta vuelve al núcleo para una última revisión en la que se eliminarán esos posibles errores o malinterpretaciones por parte de las moléculas ARN. De la misma forma, los textos transmitidos al Profeta volverán al Arsh donde experimentarán las últimas rectificaciones y adaptaciones que el Consejo Supremo considere oportuno. Una vez finalizada esta operación de ajuste, la proteína volverá al citoplasma y será enviada a los organelos que la necesiten. Lo mismo sucederá con los textos divinos revelados –habrá palabras, frases o párrafos que serán abrogados y sustituidos por otros, o bien desaparecerán de la memoria del Profeta hasta llegar al texto definitivo que será transmitido a los hombres.

No abrogamos o hacemos olvidar una aleya sin que traigamos otra mejor o similar a ella. ¿Acaso no sabes que Allah tiene el poder sobre todas las cosas?
Sura 2:106 – al Baqarah
¡Creyentes! ¡Cumplid con todo aquello a lo que os comprometéis y con aquello que se os prescribe! Os están permitidos todos los animales de rebaño excepto aquello
que pudiera revelárseos más tarde, pero no os está permitido cazar mientras estéis en estado de ihram. Allah dictamina según Su voluntad.
Sura 5:1 – al Maidah
Allah suprime y mantiene lo que decide Su voluntad. Con Él está la madre del Kitab.
Sura 13:39 – ar Ra’da
Cuando substituimos una aleya por otra –y Allah sabe lo que hace descargar– dicen: “Te lo has inventado.” La mayoría de ellos no es consciente de esta realidad.
Sura 16:101 – an Nahl
Haremos que recites y no olvidarás, excepto lo que Allah quiera.
Él conoce lo que se manifiesta y lo que se oculta.
Sura 87:6-7 – al ‘Ala

Todavía hay más paralelismos entre el sistema divino y el mundo celular. Uno de estos paralelismos lo encontramos en la estructura misma de sus lenguajes. Veamos su funcionamiento.

Las proteínas, substancias de una gran complejidad, son elementos directamente involucrados en los procesos químicos esenciales para la vida. Constan de larguísimas cadenas de amino ácidos. La cantidad específica de aminoácidos en una proteína y la secuencia en la que estén ordenados determinará las propiedades únicas de esa proteína. Por ejemplo, la proteína de los músculos y la del pelo contienen la misma cantidad de amino ácidos, 20; sin embargo, la secuencia de esos amino ácidos es muy diferente en cada una de esas dos proteínas, pero no así la estructura “gramatical” de las mismas, que será siempre idéntica. Si tomamos esas secuencias de aminoácidos como un texto escrito según el alfabeto genético, veremos que está compuesto por palabras de tres letras, tres nucleótidos, llamados codones. Cada uno de estos codones se corresponde con un aminoácido específico. Por lo tanto, si la cadena del mensaje genético consta de 900 nucleótidos que corresponden a 300 codones, se traducirá en una cadena de 300 aminoácidos. Esa misma estructura es la que encontramos en la lengua árabe, en la que todas las palabras derivan de la raíz verbal la cual se compone de tres letras (codones) –ktb (escribir-كتب), akl (comer), qtl (matar), mlk (poseer). A partir de estas raíces verbales se construirá el diccionario árabe. De ktb كتب se originarán todos los términos derivados de este verbo كتب escribir, مكتبة biblioteca, مكتب oficina, كاتب escritor, كتاب libro, كتابة escritura. En todas estas palabras se mantiene la raíz, el codón, كتب ktb de tres letras. Este claro paralelismo entre ambos lenguajes nos permite afirmar que la lengua árabe está construida sobre codones verbales y sus derivados siguiendo la misma estructura lingüística que el lenguaje celular.

En realidad, no podía ser de otra forma, ya que el lenguaje celular es el primer lenguaje de la creación. En él se establecieron las normas que más tarde regirán en el primer lenguaje humano –la lengua árabe en su forma original.

Veamos otro aspecto no menos interesante de la semejanza entre los ámbitos divino, antrópico y celular. Es evidente que el lenguaje humano forma parte del input o programas con los que el Creador regula Su creación. De la misma forma que las letras y los sonidos que conforman el alfabeto árabe no han podido ser determinados al azar, antes bien son expresiones fonéticas y gráficas (todos los dialectos árabes tenían en su origen alfabetos lineados) de las fuerzas constructoras y generadoras que operan en el universo, de la misma forma, decimos, las letras del alfabeto celular corresponden a las bases nitrogenadas que constituyen el ADN. Hemos visto también cómo ese alfabeto celular de 4 letras es suficiente para componer todas las secuencias, todos los textos que irán construyendo un ser humano –4 letras distribuidas en dos pares –A,T – C,G. Imaginemos ahora cuál sería la capacidad constructora y generadora de un ADN que constara de 14 pares de letras en vez de dos –obviamente, inconmensurable, inimaginable. Sin embargo, de ello tenemos una indicación en el Qur-an.

Al comienzo de algunas suras o capítulos aparecen ciertos grupos de letras sin ninguna aparente relación entre ellas, sin formar palabras, una detrás de otra; a veces sólo hay una, a veces dos, a veces tres y a veces cinco. Lo realmente indicativo del caso es que se trata de 14 letras de las 28 que forman el alfabeto árabe, justo la mitad –Nun, Ta, Ha, Sin, Ya, Alif, Lam, Mim, Ra, Sad, Kaf, Ain, Qaf, Ja. Estas letras, como en el caso de las letras del alfabeto celular, podrían hacer referencia a 14 bases nitrogenadas que en el caso del ADN universal corresponderían a registros constructores y generadores cuya naturaleza está más allá de nuestras capacidades cognoscitivas.

Siguiendo con la analogía celular, el texto coránico sería el contenido de los exones, las moléculas con carga informativa genética, mientras que esas letras enigmáticas e incomprensibles, es decir, sin aparente información, serían los intrones, material codificado para nosotros, pero muy útil para las “moléculas” transcriptoras, traductoras y mensajeras –los malaikah  en el sistema divino (ver artículo III).

A través de los paralelismos y semejanzas entre el funcionamiento celular y el divino, descubrimos que la célula es el modelo universal, el patrón con el que se han cortado todos los elementos existenciales –todos los sistemas, métodos u organizaciones que el hombre genere en este mundo, serán un remedo de los sistemas, métodos y organizaciones que imperan en el ámbito divino, y ambos seguirán el modelo universal –la célula.

El procedimiento que sigue Allah el Altísimo para comunicarse y descargar información sobre Sus criaturas es el mismo que utiliza el núcleo con los organelos del citoplasma. Un procedimiento que podemos denominar “sistema profético” –textos llenos de sabiduría y guía que se han ido desgranando a lo largo de la historia humana, por medio de Mensajeros, sobre los Profetas, quienes a su vez los han ido transmitiendo a sus comunidades y estas a las siguientes generaciones hasta la siguiente descarga de nuevos textos y llegada de nuevos Profetas.

Fuera del sistema profético no hay input, pues todos los programas vienen del Diseñador y el sistema que Él ha elegido para transmitir ese input ha sido el de Profetas portadores de textos divinos decodificados en lenguajes comprensibles para los seres humanos.

El flujo de textos divinos y de Profetas se ha secado, ha llegado a su fin, y somos nosotros, todo aquel que sea consciente de esta realidad, los encargados de transmitir el conocimiento profético, la sabiduría que registro a registro, Profeta tras Profeta se ha ido transportando a lo largo de los siglos, de los milenios, desde el origen hasta la conclusión del universo.

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