F18-EDUCACION Y MILLAH

Primera aproximación –la imitación

Unos de los temas que hoy parecen preocupar más a la mayoría de la gente o, al menos, uno de los que más se habla, es la educación –cómo educar a nuestros hijos. La prueba de ello es que una buena parte de los libros que se publican anualmente, así como de las programaciones televisivas tratan de resolver este acuciante problema. El resultado, sin embargo, es cercano a cero. Y ello porque se entiende la educación –como por otra parte el resto de las ciencias– en términos académicos. Se ha proyectado por doquier la idea de que estudiar o entender intelectualmente un asunto significa aplicarlo –si un joven estudia la vida de los Profetas y entiende su comportamiento, su moral, sus valores, sin duda alguna que incorporará todo eso a su vida. No obstante, lo que vemos a nuestro alrededor es justo lo contrario –cada vez hay más libros que hablan de educación, más institutos de pedagogía, más ediciones de la Biblia y del Qur-an… y cada vez nuestros jóvenes, nuestros hijos, se alejan más de todo ese conocimiento –es una mera cuestión académica, un medio de conseguir un diploma que les permita obtener un trabajo, un sueldo.

Pero la educación no es una cuestión académica, sino la esencia misma de nuestro fitrah, de nuestro programa existencial. Si retornamos a ella, encontraremos que no hay mejor método para educar que “educar sin educar”.

La atenta observación de nuestra naturaleza primigenia nos enseña que Allah el Altísimo ha introducido en ella, al crearla, un elemento educativo fundamental –la imitación. Este elemento nos permite educar de forma efectiva a nuestros hijos, casi desde su nacimiento, sin tener que esperar a que sus capacidades cognoscitivas –una vez desarrolladas– les permitan entender nuestros consejos, nuestra cosmogonía, nuestros valores, nuestra mil-lah. Pero al mismo tiempo, este elemento educativo desvela la hipocresía de nuestras sociedades cuando la sabiduría que transmitimos oralmente a nuestros hijos entra en clara contradicción con la forma en la que vivimos.

Los imam jatib utilizan la sura de Luqman como base argumental de su discurso y recuerdan a su audiencia sus sabios consejos:

(13) Le dijo Luqman a su hijo para aleccionarle y ponerle en guardia: “¡Hijo mío! No des poder a otro que Allah, pues hacerlo es la peor de las infamias.”
Qur-an 31 – Luqman

¡No podemos darles a nuestros hijos mejor consejo! Mas que efectividad real puede tener cuando les compramos pantalones vaqueros; camisetas con un montón de sandeces escritas en ellas como si fueran periódicos; ropa de marca bien marcada; corte de pelo a la última moda… Hemos llenado su vida de “dioses”, hemos dado poder a multitud de entidades y luego les decimos: ¡Hijo mío! No des poder a otro que Allah…”

La verbosidad con la que ametrallamos a nuestros hijos en casa y en la escuela es uno de los factores que carcomen el edificio educativo. Les decimos que el Profeta Muhammad (s.a.s) vivía muy modestamente, comía en el suelo, cogía la comida con la mano, se acostaba en un colchón hecho de cuerdas, había veces que sólo contaba con una túnica o una camisa… Les decimos todo eso, pero nuestro ideal es el lujo burgués; comemos en mesas y nos sentamos en sillas; utilizamos cuchillos de diversos tipos, tenedores, cucharas de diferentes tamaños; nos acostamos en sofisticados colchones fabricados con la última tecnología y tenemos el armario lleno de ropa. Ante esa evidencia, ante esa forma de vida, nuestros discursos no tienen ninguna eficacia. El niño imita a sus padres y a sus hermanos mayores sin que lleguen a su consciencia las palabras “educativas” que escuchan por doquier.

La infancia es el tiempo en el que se grava a fuego la cosmogonía, los valores, que regirá la vida de los seres humanos. Y esta cosmogonía y estos valores se gravarán con el fuego de la imitación y no de la reflexión que pudiera surgir al escuchar el discurso de sus mayores. Allah el Altísimo ha protegido a los niños de la hipocresía de los adultos a través de la imitación. No importa lo que se les diga, ellos les imitarán con la misma precisión que una copia maestra imita al original. Podemos tratar de engañarles con palabras, pero la imitación anulará el engaño.

Educar sin educar significa vivir nuestra creencia en todos los aspectos de la vida, de forma que el niño tenga un claro modelo a seguir, a imitar. Si comemos en el suelo y nos llevamos con los dedos la comida a la boca; si nuestras casas están desprovistas de todo lujo y en nuestros armarios sólo tenemos la ropa que necesitamos y no la que nos impone la cultura a través de la moda, entonces podremos hablar con nuestros hijos de otras cosas, podremos dedicar nuestro tiempo al estudio y a la reflexión, pues la educación estará actuando en ellos de forma constante y automática a través de la imitación.

Podemos hablar a nuestros hijos de Ajirah, pero este concepto no entrará en sus corazones mientras sigamos adorando la tecnología y el llamado “progreso”. Nos resultará relativamente fácil hacer que memoricen varias suras del Qur-an, o incluso el Qur-an entero, pero el Libro de Allah no tendrá la más mínima influencia en sus vidas mientras adoremos los valores de occidente y los hagamos nuestros. Allahu akbar será una mera expresión en sus bocas que a veces utilizarán para expresar algo como “¡Estupendo!”, pero la verdadera admiración será para la NASA, las Naciones Unidas, Toyota, Nokia, Bill Gates… y para otros de sus dioses.

No se puede engañar a un niño. Su mil-lah delatará nuestra verdadera enseñanza, la verdadera educación que le hemos dado. Los jóvenes musulmanes de hoy no temen a Allah, sino a la cultura de su sociedad –temen no llevar ropa de marca o no tener un teléfono celular último modelo. Eso es lo único que nos preocupa a nosotros. Les contamos el hadiz en el que se relata que unos hombres de una tribu árabe visitaron al Profeta (s.a.s) y le dijeron: “Nosotros llevamos bigote y nos afeitamos la barba.” A lo que el Profeta (s.a.s) les respondió: “Pues nosotros nos afeitamos el bigote y nos dejamos la barba”. Se lo contamos bien afeitados o con un flamante bigote. Les transmitimos nuestro miedo al futuro en vez de transmitirles temor a Ajirah. Lo que importa es tener un título y un buen sueldo, el Din viene después, es algo secundario o simplemente una opción entre otras muchas. Mientras saque buenas notas en el colegio y en la universidad, no nos preocupa si hace la salah o si hay iman en su corazón.

Nuestros hijos son el reflejo de nuestra mil-lah y ningún discurso podrá cambiar este hecho incuestionable.

Segunda aproximación –el niño rey

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Cuando entramos en una mezquita para hacer la salah, lo primero que nos choca y nos produce una innata aversión es ver a un montón de chavales en las primeras filas o mezclados con los hombres. Más aversión aún nos provoca el ver a esos hombres hacerles sitio o incluso retroceder una fila para que esos renacuajos se pongan delante de ellos. Cualquier crítica que hagas contra esa patética escena se volverá contra ti –los niños son los reyes, el centro del universo. Han destronado a los padres y son ellos ahora quienes dirigen la casa, la escuela y la sociedad.

Los hombres de hoy adolecen de tal debilidad psicológica, de tal falta de determinación, que son incapaces de reaccionar ante semejante golpe de estado. Todo gira alrededor de los caprichos de los niños y todos admiten que tienen derecho a ellos y a mucho más. Los hijos se han convertido en un fin en sí mismo, a pesar de las repetidas advertencias de Allah el Altísimo en el Qur-an para que no caigamos en tan aberrante situación.

(28) Y sabed que vuestra riqueza y vuestros hijos son causa de discordia y que es Allah Quien mejor recompensa vuestras acciones.
Qur-an 8 – al Anfal

Lo que hoy está ocurriendo en nuestras sociedades es un asalto a la razón, una inversión de valores y de responsabilidades. Mucha gente considera un hecho sin importancia que los niños se mezclen con los hombres en la salah o incluso que ocupen las primeras filas. La ignorancia les vela el entendimiento. El Profeta Muhammad nos ordenó que en la salah los hombres estuvieran delante, detrás los niños y detrás de ellos las mujeres. Y en ello hay una gran lección pedagógica. El orden que el Profeta (s.a.s) estableció tiene como finalidad educar a los niños y a los jóvenes; hacerles comprender que no se pueden equiparar con los adultos, con sus mayores, pues sobre ellos recae el peso de enormes responsabilidades, un peso que les aplastaría si tuvieran que soportarlo. Esos niños y esos jóvenes vienen a la mezquita en el tiempo de las salah que les conviene; nunca se les ve en la salah de fayr ni en la salah de ‘isha, pues están durmiendo o viendo la televisión. Sin embargo, somos nosotros quienes les damos ese valor y los colocamos por encima de nosotros.

Vienen a la mezquita sin realmente saber hacer la salah; no tienen disciplina ni son capaces de mantenerse en la misma posición más de 3 segundos, pero la madre quiere ver tranquila la televisión –alguna telenovela– y manda a los hijos a la mezquita con el padre, un hombre sin determinación que ha aceptado su destino de esclavo –trabaja sin descanso para comprarle vestidos a su “muñeca Barbi” y ropa de marca a los reyezuelos de la casa. Le han dicho que así es en occidente y eso le basta para no sentirse culpable, para desentenderse del abandono en el que ha dejado a su familia. Le han explicado que la “constitución” que siguen sus dioses no es la Ley de Allah, sino “Los Derechos Humanos” –Los hijos tienen derechos, las esposas tienen derechos, los perros, las moscas tienen derechos. Ya no es como antes, ahora todos mandan. Tiene que haber consenso y la última palabra siempre la tienen los hijos. Así lo han decidido las Naciones Unidas. A cada niño se le da en la escuela un número de teléfono al que puede llamar en caso de ser maltratado –eufemismo de ser tratado como un niño. Es la inevitabilidad de la civilización, del progreso.

Esta tragedia no pasaría de ser una tragicomedia si no fuera porque esos niños mañana serán los hombres que dirijan la nación. Hombres que han crecido en el más absoluto despotismo, sin respeto a los mayores ni a ellos mismos, incapaces de valorar lo que se ha hecho por ellos. Son el centro del universo y no tienen por qué agradecer nada a nadie.

Uno de los elementos de la sabiduría profética que ha sido transportado en mitos y leyendas y plantado en diversas doctrinas filosóficas y espirituales es el de los “opuestos”, representado en los principios “masculino” y “femenino”.

Estos principios los encontramos primeramente en el microcosmos. Si nos metemos en él y observamos el funcionamiento del átomo de hidrógeno, veremos que tiene una fuerte tendencia a transferir –donar– un electrón a un aceptor –como por ejemplo el átomo de oxígeno– que por el contrario tiene una fuerte tendencia a recibir un electrón. En este caso, el hidrógeno actúa como un elemento masculino, un elemento activo que da, que penetra desprendiéndose de un electrón, mientras que el oxígeno actúa como un elemento femenino, pasivo, aceptor que recibe el electrón del átomo de hidrógeno.

Si trasladamos este funcionamiento al antropocosmos –a nuestro mundo– caeremos en la cuenta de que todo ser humano, a lo largo de su vida, va adquiriendo funciones a la vez masculinas y femeninas.

Con respecto a Allah el Altísimo el hombre es un elemento femenino. No puede darle nada a su Señor. No puede transferirle poder, bienes, conocimiento… ya que es el hombre quien recibe de Él todas las cosas. Por el contrario, Allah es dador –wahab– masculino, provee a Sus siervos con todo lo que necesitan.

En este ejemplo vemos claramente la relación que se establece entre los principios masculinos y femeninos. Cuando esta relación está perfectamente armonizada, surge la fecundación, la vida, el amor entre dichos elementos. El amor de Allah hacia Sus siervos se manifiesta en Su acción de dar (en el caso de Allah, constantemente y absolutamente), mientras que el amor del hombre hacia su Creador se manifiesta en el agradecimiento. Lo único que puede hacer el hombre es agradecer después de haber recibido.

Esta misma relación es la que se establece entre alumno y maestro. Cuando somos alumnos adquirimos características femeninas. Somos aceptores, recibimos el conocimiento de nuestros profesores y no podemos hacer otra cosa que mostrarles nuestro agradecimiento –estando atentos a su discurso, sirviéndoles en todo aquello que podamos y respetándoles. Al mismo tiempo, el maestro adquiere características masculinas –es un elemento activo, dador.

El esposo a su vez es un elemento masculino con respecto a su esposa –trae la provisión al hogar, la protege, cuida de ella, se sacrifica por ella. Por el contrario, la esposa funciona femeninamente al recibir todo lo que el esposo le da, funciona como aceptor. Este hecho se manifiesta de forma más contundente en la relación sexual –el hombre actúa como un elemento activo, que da y penetra, mientras que la mujer actúa como un elemento pasivo que recibe. Sin embargo, la mujer es un elemento masculino con respecto a sus hijos y estos, a su vez, son elementos femeninos con respecto a la madre, ya que de ella lo reciben todo –el alimento, la protección, el cuidado, la educación. Por lo tanto, la manera en la que se manifieste el amor del esposo hacia la esposa, será dando; y la de la esposa hacia el esposo, será agradeciendo. De igual forma, el amor de la madre hacia sus hijos se manifestará dándoles todo lo que necesiten, y la de éstos hacia ella se manifestará agradeciéndoselo.

En todos los aspectos de la vida humana vemos este mismo proceso, esta misma relación. Armonizarla debidamente nos llevará a evitar la mayor parte de los conflictos sociales y psicológicos. Los elementos masculinos deben actuar como tales, deben ser dadores, activos y protectores. Por su parte, los elementos femeninos deben ser receptores, aceptores y agradecidos. Cuando ambas funciones se armonizan surge la fecundación, el amor y la vida. El hidrógeno se armoniza con el oxígeno originando el agua, la substancia de donde sale todo ser vivo. El hombre se armoniza con la mujer y surge una nueva vida, una nueva criatura. Dos hombres o dos mujeres pueden armonizarse en el placer, pero no habrá fecundación. Para generar vida hacen falta los opuestos, la totalidad partida y unida de nuevo.

Nada más importante en el proceso educativo que comprender la adecuada relación de los opuestos y sus funciones. El hijo mayor es femenino con respecto a sus padres y, por lo tanto, debe relacionarse con ellos a través del agradecimiento –ayudando, sirviendo, respetando a sus progenitores. Sin embargo, con respecto a sus otros hermanos será un elemento masculino y ellos un elemento femenino. Él deberá enseñarles, educarles, protegerles… y ellos deberán mostrarse agradecidos en tanto que aceptores obedeciéndole y admirándole, pues la admiración es parte del agradecimiento, del amor femenino.

Ahora bien, ¿qué sucederá cuando el maestro no sea un verdadero dador por negligencia, ignorancia o avaricia? Se romperá la armonía entre los opuestos, se desequilibrará la ecuación y se generarán conflictos. El maestro habrá dejado de cumplir con su función masculina y el alumno no podrá ya agradecerle, respetarle y admirarle. El elemento masculino no podrá cumplir con su función si carece de responsabilidad, de generosidad y de capacidad de sacrificio; todo ello características que emanan de la determinación. Ese maestro se ha despreocupado de su función, no investiga y su conocimiento se ha quedado obsoleto.

Ahora bien, la desarmonización puede venir de la parte del alumno. No se da cuenta del gran tesoro con el que su maestro le provee. Prefiere divertirse despreocupándose de su función femenina, su función de aceptor. En ambos casos se romperá el enlace, la conexión, la armonía, produciéndose un grave conflicto entre sus elementos.

Si el niño, en cuanto que hijo, no toma plenamente la función femenina con respecto a sus padres y la función masculina con respecto a sus hermanos o hermanas menores, habrá conflicto familiar. De la misma manera, si el padre no asume su función masculina con respecto a su esposa e hijos, y la esposa no asume su función femenina con respecto a su esposo y masculina con respecto a sus hijos, de nuevo habrá un gran conflicto familiar.

En todos los dominios de la creación la armonía se establece cuando los opuestos cumplen debidamente con sus respectivas funciones.

Cuando el niño asume actuaciones masculinas con respecto a sus padres y maestros, podrá triunfar socialmente como médico, abogado o empleado en alguna oficina gubernamental, pero en tanto que ser humano se habrá convertido en una persona arrogante, déspota e individualista, rompiendo la armonía universal y separándose, repelido, de sus opuestos.

Los padres han dejado de tener determinación y por ello no pueden cumplir con las funciones masculinas que les son propias. Obedecen sumisos las órdenes de sus hijos, y los anteponen a Allah y a la comunidad de creyentes. Esta relación enfermiza afecta, a su vez, a la relación maestro-discípulo. El alumno, apoyado por las leyes que emanan de los gobiernos que no cumplen con su función masculina, su función de dador, asume las funciones masculinas obligando así al maestro a asumir las funciones femeninas. Los enlaces entre átomos y moléculas se van rompiendo provocando una dispersión que acabará en una total aniquilación, una explosión que lejos de provocar la fecundación, la vida, el amor… dará lugar al exterminio, la esterilidad y el odio.

Tercera aproximación –la base educativa

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La verdadera educación no está basada en datos, sino en valores. Un hombre no es la suma de las informaciones que ha ido almacenando a lo largo de su vida. Los datos actúan como bloques en una construcción –sin una estructura firmemente asentada sobre unos sólidos cimientos ¿dónde pondremos esos bloques? ¿Qué diseño seguiremos? La propia estructura nos indica dónde deberemos colocarlos. La educación de hoy está basada únicamente en bloques, bloques que colocamos arbitrariamente pues carecemos de la estructura básica. Carecemos de planos y no podemos ver el edificio terminado. Hemos levantado una pared y ahora nos damos cuenta de que no coincide con la otra; las unimos con pegotes y así vamos construyendo hasta que nuestra edificación se parece a un adefesio. Y a un adefesio se parecen nuestros hijos con la educación que les damos basada en pegotes informativos.

 Estudian matemáticas, física, historia… Almacenan datos inconexos –La física no tiene relación con la historia, la historia no tiene relación con la química ni la química con el inglés. No importa, se trata de acumular datos para el examen, para el diploma, para un buen trabajo y un buen sueldo. Lo único que cuenta es la economía. Los programas políticos de occidente son meras propuestas económicas; sus ideales son promesas de lujo burgués –cambiar de coche cada año, adquirir una segunda vivienda, poder comprar ropa de marca y la última tecnología. Nos hemos convertido en muñecos con los que juega un niño regordete y gigante.

¿Dónde en este escenario podemos colocar a Allah, Ajirah, el Día del Juicio…? ¡Leyendas de los antiguos!

Nuestros hijos crecen con una clara cosmogonía –Allah es democrático, pro derechos humanos, feminista, miembro de alguna organización protectora de animales, amante de la tecnología. Si tuviera cuerpo, llevaría vaqueros y corbata los días de fiesta. Esta es la imagen que hemos proyectado sobre nuestros hijos, pero de vez en cuando escuchan en las mezquitas los viernes: ¡Hijo mío! No des poder a otro que Allah…” ¡Voz que clama en el desierto! ¡Voz que no puede llegar a ningún corazón!

La verdadera educación debe estar basada en sólidos valores y un claro conocimiento, y no en datos e informaciones inconexas.

Si hay Ajirah, entonces no hay progreso ni la historia debe ser tomada como un dios. Si hay Ajirah, esta vida de dunia no puede tener sentido en sí misma; su objetivo es prepararnos para alcanzar el Jardín en Ajirah. Estas proposiciones son la base misma de la educación, y no tenerlas siempre a la vista nos llevará a perder la guía, a olvidar el objetivo de la vida de dunia y, de esta forma, ir a la deriva como un barco sin brújula ni astrolabio en una noche cerrada.

Ahora bien, si estas proposiciones que acabamos de enunciar son ciertas, ¿qué valor tienen los sistemas educativos implantados hoy en el mundo entero? ¿Qué valor tiene enviar a nuestros hijos a la escuela primaria, secundaria, a la universidad…? Ninguno, absolutamente ninguno. Una pérdida de tiempo, de energía y, en muchos casos, de dinero. La educación está basada en valores, en conocimiento y no en datos e informaciones. Los bloques los iremos colocando según los necesitemos y según comprendamos claramente su utilidad. No estudiamos química a los 14 años porque un tecnócrata ha planificado nuestra “educación”. Estudiamos química cuando comprendemos que la célula es la plantilla, el patrón, con el que Allah el Altísimo ha creado el universo. Estudiamos química y biología y física para mejor comprender el funcionamiento celular; y estudiamos todas estas materias con el Qur-an para entender la relación entre todos los elementos que forman la existencia y ver la unidad absoluta –el Tawhid– que los mantiene enlazados. No estudiamos las ciencias para conseguir un buen trabajo y un buen sueldo, sino para comprender la creación de Allah a su nivel funcional. El dinero lo ganamos trabajando en un oficio, pues todo el conocimiento es de Allah y no debemos venderlo para nuestro provecho mundano.

Ya tenemos una clara aproximación a la base educativa –la fuente económica de nuestros hijos deben ser los oficios (sastre, carpintero, herrero, curtidor, albañil, impresor…), y el conocimiento que deriva de la actividad de nuestras capacidades cognoscitivas activadas por el Qur-an debemos darlo gratuitamente.

La siguiente aproximación será la de la riqueza –el mayor bien que podemos atesorar en este mundo no es el oro ni la plata ni los caballos de raza ni los camellos pardos ni la tecnología punta… sino el sacrificio. El sacrificio es nuestro capital, pues en base a él adquiriremos un mayor o menor rango ante Allah. Nuestro valor en Ajirah se medirá con la moneda del sacrificio –¿Qué hemos abandonado por Allah el Altísimo? ¿Qué hemos dado en el Camino de Allah? Debemos explicar a nuestros hijos que el Jardín no es gratuito. El negocio que el Misericordioso nos propone sin duda es muy ventajoso, pero algo hay que pagar. Tenemos que preferirlo al engañoso paraíso terrenal que el shaytan nos ofrece. Tenemos que explicar a nuestros hijos que no se puede regatear la entrada al Jardín –A quien desea la vida efímera de este mundo le adelantamos en ella lo que queremos y a quien queremos. Luego lo arrojaremos a yahannam donde arderá reprobado y apartado de la misericordia de Allah. Mas quien desee la vida de Ajirah y se esfuerce por conseguirla siendo creyente que sepa que sus esfuerzos serán recompensados. (Qur-an 17:18-19) Si no hay esfuerzo, sacrificio, no habrá Jardín. El objetivo de esta vida no es conseguir lo que es propio de la vida de Ajirah –lujo, bienestar, inmortalidad… Esas promesas son las que forman el engañoso susurro del shaytan. Los occidentales intentan conseguir todo eso en este mundo con la tecnología, pero lo único que obtiene es perdición –Que no te lleve a engaño el hecho de que sean los encubridores los que tengan predominio en el territorio en vez de vosotros. No es sino un efímero disfrute y luego su morada será yahannam. ¡Qué mal lugar de reposo! (Qur-an 3:196-197) La tecnología intenta “facilitar” las cosas, pero su efecto verdadero es la holgazanería, el individualismo y la arrogancia –tres características del hombre de hoy, tres características que anulan la determinación.

La siguiente aproximación a la base educativa es el recogimiento, lo contrario del exhibicionismo, de un continuo mostrarse a los demás. El hiyab significa vivir hacia dentro y no hacia fuera. Significa explorar nuestro interior, la rica geografía de nuestra nafs. Nos familiarizamos con la sabiduría de la fitrah al tiempo que abandonamos la superficialidad de la cultura. Nos recogemos porque en nosotros hay un tesoro y los tesoros se esconden, se ocultan. No vamos por la calle mostrando nuestra riqueza. Lo que hoy vemos, sin embargo, es todo lo contrario. El hiyab de nuestras hijas se ha convertido en una prenda de vestir sujeta como las demás a la moda. No hay en ellas recogimiento, sino exhibicionismo. Quieren mostrar sus encantos; quieren atraer, ser admiradas, deseadas. Pero eso es lo que buscan las prostitutas –se visten de forma provocativa para atraer a sus clientes. Las prostitutas viven hacia fuera pues en el afuera está su negocio. La misma actitud que vemos hoy en nuestras hijas. Es la actitud que las madres les inculcan como la base educativa –“Nosotras hemos sido esclavas toda nuestra vida, pero vosotras disfrutad, vestíos de forma que todos los hombres os deseen, y para acallar las voces de esta hipócrita sociedad, poneos un hijab que no oculte vuestra belleza”. Vemos esta actitud claramente en las bodas. Es la gran oportunidad para manifestar lo que realmente hay en su interior –se visten con ropa de fiesta estilo europeo, se maquillan, se peinan provocativamente, bailan… Eso es lo que les gustaría hacer todos los días, eso es lo que transmiten a sus hijas. Los padres asienten porque ya no son hombres con fuerza y determinación, con una clara visión de la existencia. Son parte del decorado, un elemento pasivo en el escenario familiar. Trabajan, ven la televisión, fuman narguile y miran de reojo cuando sus hijas salen de casa con pantalones bien ajustados. No saben cuándo volverán ni con quien, pero no pueden hacer nada –es la libertad.

Cuarta aproximación –la sacrosanta costumbre

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No sabemos a ciencia cierta por qué ocurre, pero basta con decir que algo es costumbre para que se convierta ipso facto en algo permitido y bueno. Sin embargo, lo que es halal (permitido) y lo que es haram (prohibido) es algo que atañe a Allah el Altísimo decidirlo y no a los hombres ni a las sociedades.

Cuando llega el Islam, todas esas costumbres que regían las diferentes sociedades en Arabia o fuera de Arabia deberán ser cribadas a través de la sunnah de los Profetas. Lo que pase de ellas, podrá seguir funcionando, y lo que no pase, deberá ser desechado.

Las costumbres son manifestaciones de la subjetividad humana, mientras que la sunnah de los Profetas son manifestaciones de la objetividad Divina y, por lo tanto, es esta objetividad la que delimitará lo aceptable e inaceptable de las costumbres.

Muchos jóvenes te dicen que en Siria no se pueden casar. Cuando les preguntas “¿por qué?” te contestan que hace falta mucho dinero. ¡Pero cómo va a hacer falta mucho dinero? Para casarte lo único que necesitas es una mujer, una mujer con la que construir tu familia. ¿Y qué necesita una mujer? Un hombre con el construir su familia. ¿Algo más? Por supuesto que sí, miles de cosas –Hace falta pagar una dote astronómica, tener una casa, comprar el dormitorio, pagar la pequeña fiesta del kitab y luego la gran fiesta que consagra el matrimonio (curiosamente lo que consagra el matrimonio entre los musulmanes sunníes es una fiesta pagana). “La mayoría de nosotros no podemos hacer frente a todos esos gastos”, replican angustiados. No tenéis que hacer frente a esos gastos. Lo primero que nos enseña el Islam es a vivir según nuestros medios. Allah el Altísimo no nos pide más de lo que podemos soportar. ¡Cómo entonces la sociedad nos pide más de lo que nos pide Allah!

La costumbre no debe regir nuestras vidas, pues es un reflejo de la subjetividad humana, y la subjetividad humana es contraria en la mayoría de los casos a la objetividad (la costumbre de Allah).

Los Profetas son enviados a las sociedades para cambiar sus costumbres (subjetividad) por la Costumbre de Allah (la pura Objetividad). Y esa es la gran liberación, pues en la subjetividad humana, en las costumbres de toda sociedad hay dhulum, crueldad e ignorancia.

Pagamos la dote, el dormitorio, las fiestas… y a los pocos meses… divorcio. No podemos basar el matrimonio en un carnaval. El matrimonio exige una tremenda responsabilidad y un tremendo sacrificio. Hace falta una gran determinación para liderar una familia, y la determinación es lo contrario de la fiesta, del carnaval. La fiesta y el carnaval surgen de la inconsciencia. Son una potente droga que nos arrebata la razón. Las costumbres no pueden justificar nuestras acciones, excepto aquellas que hayan pasado la criba del Islam, la sunnah de los Profetas y la mil-lah de Ibrahim.

Y cuando se les dice: “Seguid lo que Allah ha hecho descender,” dicen: “¡No haremos tal cosa! Seguiremos aquello sobre lo que encontramos a nuestros padres.” ¿Incluso si sus padres no razonaban sobre aquello que adoraban ni estaban guiados?
Qur-an 2:170

F17-YAHANNAM Y SUS NIVELES DE CASTIGO

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El término yahannam جَهَنَّمُ es una de las poquísimas palabras árabes con 5 radicales (se ha doblado la tercera letra, la nun ن), ya que ningún verbo tiene más de cuatro letras cuando se suprimen las letras formativas. En su origen significa –pozo y también abismo o lugar en el que aquel que cae, perece. En el uso que le da el Qur-an, significa –abismo de fuego o castigo o nombre general para el lugar en el que penarán los kafirun, los encubridores.

Sin embargo, en el texto coránico se mencionan otros nombres para describir lugares de castigo o niveles dentro de yahannam en los que serán arrojados los idólatras, los hipócritas y cualquier otro tipo de encubridores. Así, yahannam es el término general utilizado en el Qur-an para referirse al infierno, a lo contrario del Jardín.

(35) El Día en que su refugio sea el fuego de yahannam y se les marque con un hierro candente la frente, los costados y la espalda, y se les diga: “Esto es lo que atesorabais. Disfrutad ahora de vuestros tesoros.»
Sura 9 – at Tawbah

Dentro de yahannam hay diferentes clases de castigos como vemos a continuación:

-I-

En la siguiente aleya se habla del castigo del hariq حَريق:

(181) Allah oyó la mofa de los que dijeron: Allah es pobre y nosotros somos ricos.” Escribiremos sus palabras, y que mataron a los Profetas sin ningún derecho. Les diremos: “¡Gustad el castigo del hariq!”
Sura 3 – ali ‘Imran

El término hariq deriva del verbo haraqa حَرَقَ, y significa –las llamas del fuego o también marcar con fuego o frotar una prenda con tal vehemencia que arda. El castigo del hariq hace referencia a llamas, a marcas de fuego o a ser golpeado con tal vehemencia que se produzcan heridas como si fueran quemaduras.

-II-

Otro término que aparece en el Qur-an es sair سَعِير, como en la siguiente aleya:

(10) Quienes devoren la riqueza de los huérfanos injustamente estarán llenando sus vientres de fuego. Arderán en el sair.
Sura 4 – an Nisa

El término sair سَعِير deriva del verbo sa’ara سَعَرَ, y significa –encender, hacer que arda, quemar con furia, incendiar y, en última instancia, fuego. En este caso, el término sair parece hacer referencia a un lugar donde lo que predomina es el fuego en sí. Un lugar en el que el castigo es arder.

-III-

En esta y en muchas otras aleyas del Qur-an se menciona el término fuego نار, como el nombre genérico y común a todos los castigos, pues todos ellos participan de alguno de los atributos del fuego.

(30) Haremos que arda en el Fuego quien lo haga llevado por su afán de dominar tiránicamente. Eso es fácil para Allah.
Sura 4 – an Nisa

En la siguiente aleya se especifica con más detalle en qué consistirá el castigo del fuego, del sair:

(56) A los que hayan encubierto Nuestros signos les abrasaremos en el fuego. Cada vez que se les queme la piel, se la cambiaremos por otra para que sigan gustando el castigo.
Sura 4 – an Nisa

-IV-

En este caso, se habla de un ignominioso castigo عَذَابًا مُهينًا, pudiendo referirse tanto a dunia como a Ajirah. En algunos casos, el daño que han causado los encubridores es tal, que Allah Todopoderoso quiere hacerles gustar ya en esta vida algo del castigo que recibirán en la Otra, y que será mucho mayor.

Por otra parte, el término yahannam designa un estado, una situación y un lugar físico. No sabemos cómo será la vida en ese ámbito de terror y sufrimiento, pero sin duda que una de las penalidades que allí padecerá la gente del fuego, será la humillación, el desprecio, la ignominia… algo que actúa como un fuego que hace arder al corazón humano.

(37) –esos que son codiciosos, ordenan la avaricia a los demás y ocultan aquello con lo que Allah les ha agraciado. Hemos preparado para los encubridores un ignominioso castigo.
Sura 4 – an Nisa

-V-

En la siguiente aleya y en muchas otras aleyas del Qur-an se utiliza el término yahim جَحيم para referirse al castigo que los encubridores recibirán en Ajirah cuando sean arrojados al fuego, a yahannam. El término yahim deriva del verbo yahama جَحَمَ, y significa –cualquier fuego que arde con vehemencia, y también uno de los fuegos de yahannam.

(113) Ni el Profeta ni los creyentes deben suplicar el perdón para los idólatras, aunque sean de sus allegados, después de haberles informado claramente que serán arrojados al yahim.
Sura 9 – at Tawbah

-VI-

El término utilizado en esta aleya es incesante muqim مُقيم. En este caso no se describe cómo será el castigo, sino cuánto durará –no tendrá fin ni habrá reposo en él, será incesante, continuo e ininterrumpido.

(37) Querrán salir del fuego, pero no podrán salir de él. Será para ellos un castigo incesante.
Sura 5 – al Maidah
(68) Allah ha prometido a los hipócritas, a las hipócritas y a los encubridores el fuego de yahannam, en el que penarán para siempre. Él les bastará. Allah los maldice. Para ellos habrá un castigo incesante
Sura 9 – at Tawbah
(39) Ya sabréis a quién le sobrevendrá un castigo humillante y sobre quién se desatará un castigo que no cesará jamás.”
Sura 11 – Hud

-VII-

Otro nombre utilizado en el Qur-an para referirse al tormento de Ajirah es el de severo, duro, implacable shadid شَديد.

(70) Les dejaremos que sigan ocupados en sus asuntos en este mundo por un tiempo y después volverán a Nosotros. Les haremos probar entonces un severo castigo por haber encubierto la verdad.
Sura 10 – Yunus

-VIII-

En esta aleya se utiliza el término castigo humillante, vergonzoso, iujzi يُخْزي, como otro calificativo del castigo en general, ya que todo castigo es vergonzoso, humillante, ignominioso.

(39) Ya sabréis a quién le sobrevendrá un castigo humillante y sobre quién se desatará un castigo que no cesará nunca.”
Sura 11 – Hud
(93) Os exhorto –Gentes de este lugar– a que actuéis según lo consideréis más oportuno, que yo también lo haré. Ya sabréis quien recibirá un castigo humillante y quien es el falaz. Y estad vigilantes, que también yo lo estoy.
Sura 11 – Hud

-IX-

Otro calificativo para el castigo de yahannam es severo ghaliz غَليظ, indicando un castigo en el que no hay la más mínima condescendencia.

(58) Cuando se hizo realidad Nuestro plan, salvamos por Nuestra rahmah a Hud y a cuantos con él habían creído. Los salvamos de un severo castigo.
Sura 11 – Hud

-X-

En esta y otras aleyas el término utilizado para describir el castigo es irrevocable, ghairu mardud غَيرُ مَرْدُود, lo que significa que nunca se retirará ni se cambiará.

(76) “¡Ibrahim! No te inmiscuyas en este asunto. El plan de tu Señor se ha de cumplir y ten por seguro que recibirán un castigo irrevocable.”
Sura 11 – Hud

-XI-

En esta aleya se menciona también un castigo muy específico que quizás no recibirán todos los que vayan a yahannam –beberán agua putrefacta, ma sadid مآء صديد

(16) Detrás de él tendrá yahannam, y se le dará a beber un agua putrefacta.
Sura 14 – Ibrahim

-XI-

En esta aleya se menciona un castigo terrible, tremendo, adhim عَظيم, como una forma general de hablar y de dar a entender que los castigos de Ajirah, los que sufrirán los encubridores en yahannam, serán todos ellos terribles.

(23) Los que acusen a las mujeres honestas y creyentes que a veces están descuidadas de lo que realmente ocurre a su alrededor serán malditos en esta vida y en la de Ajirah y tendrán un terrible castigo.
Sura 24 – an Nur

-XII-

En este caso se utiliza el término grande, kabir كبير, también como una forma de dar a entender que el castigo en Ajirah, el castigo de yahannam, no será liviano, algo soportable, sino grande, enorme, atroz, en cualquiera de sus formas.

(19) “Os han desmentido y no podréis hacer nada para cambiar vuestra suerte ni tendréis a nadie en quien apoyaros.” A quien de vosotros actúe con iniquidad le haremos probar un castigo atroz.
Sura 25 – al Furqan

-XIII-

En esta aleya se especifica que el castigo de yahannam es atroz y persistente, continuo, sin que haya un solo instante en el que no sea actuante. El término utilizado es gharam غَرام.

(65) Suplican: “¡Señor nuestro! Aleja de nosotros el castigo de yahannam, pues su castigo es atroz y persistente.”
Sura 25 – al Furqan

-XIV-

En estas aleyas se nos informa indirectamente de parte de la geografía de yahannam –no habrá un único lugar ni un único tormento, sino que estará dividido en diferentes partes en las que se castigará a los nefarios de formas diferentes, según sus faltas y condición. En este caso, se menciona también el árbol de zaqqum الزَقُّوم.

(43) Estará el árbol de zaqqum (44) –alimento para los nefarios. (45) Será cual bronce fundido, hirviendo en sus vientres (46) como hierve el agua. (47) ¡Agarradlo y llevadlo hasta lo más interno del yahim!
Sura 44 – ad Dujan

-XV-

El término samum سَموم, del verbo samma سَمَّ, significa –viento muy caliente que sopla con gran violencia. Hace referencia a otro tipo de tormento con el que se castigará a la gente de yahannam.

(27) Y Allah nos ha agraciado y nos ha librado del castigo del samum.
Sura 52 – at Tur

-XVI-

El término saqar سَقَر utilizado aquí no resulta familiar a los árabes de hoy. Veamos algunas aproximaciones a su significado. Deriva del verbo saqara سَقَرَ, y según algunos lexicólogos sería uno de los nombres propios del infierno. Hay discrepancia en relación al origen de esta palabra. Hay quienes opinan que es una palabra extranjera y se desconoce sus derivaciones. Otros, en cambio, afirman que es una palabra árabe y significa derretir los cuerpos y las nafs. Este es el significado de la raíz verbal saqara سَقَرَ, que siempre va asociada al Sol y a sus efectos sobre el cuerpo y la piel cuando estos se exponen a sus rayos prolongadamente.

En cualquier caso, se trata de algo tan extremadamente caliente, que basta un simple toque para sentir un terrible dolor (Ver referencia F17).

(48) El Día en que sean arrastrados de cara al fuego y se les diga: “¡Gustad el toque del saqar!”
Sura 54 – al Qamar

-XVII-

El término sa’ud صَعود, deriva del verbo sa’ada صَعَدَ, y significa –un camino de montaña difícil de ascender o un lugar de difícil ascenso o cierta montaña en yahannam hecha de fuego que los encubridores deberán ascender una y otra vez (de aquí el mito de Sísifo).

(17) Le impondremos el sa’ud.
Sura 74 – al Muddazzir

F16-ISA NO VOLVERÁ A DUNIA

pira

Tradicionalmente se han apoyado los que defienden la teoría de que Isa volverá al final de los tiempos en cuatro textos coránicos que citamos a continuación.

El primer texto nos viene de la siguiente aleya:

(159) La gente del kitab no tienen otra opción que creer en ello بِهِ antes de morir مَوْتِهِ, y el Día del Resurgimiento él será su testigo (de ellos) يَكُونُ عَلَيْهِمْ شَهِيدًا.
Sura 4 – an Nisa

وَإِن مِّنْ أَهْلِ الْكِتَابِ إِلاَّ لَيُؤْمِنَنَّ بِهِ قَبْلَ مَوْتِهِ وَيَوْمَ الْقِيَامَةِ يَكُونُ عَلَيْهِمْ شَهِيدًا

Los términos árabes que pueden inducir a diferentes interpretaciones son los que hemos marcado en el texto coránico en español con naranja. Veámoslos uno a uno, pero antes repasemos en qué contexto se encuentra esta aleya. En las aleyas anteriores se mencionan las continuas transgresiones de la gente del Kitab, lo que indica que se está haciendo referencia no sólo a los hadu, sino también a los nasara, a los judíos y a los cristianos, y de cómo violan los pactos contraídos con Allah y encubren la verdad. A continuación, la cámara enfoca a los cristianos, a los nasara, y les recrimina el encubrimiento, el kufur, que han introducido en el mensaje de Isa:

1) Dan a Mariam el atributo de madre de Dios y la adoran.

2) Definen a Isa como Dios e hijo de Dios, y declaran haberlo matado, crucificándole.

Ante esta gravísima alteración de la realidad, el Qur-an, el Furqan por excelencia, rectifica de forma categórica toda esa inmundicia que han echado sobre Mariam y sobre su hijo Isa, el Masih: Mas no le mataron ni le crucificaron, sino que el asunto se tornó confuso para ellos. Los que discrepan al respecto tienen dudas y no siguen, sino sus propias conjeturas, pues con toda certeza que no lo mataron. Bien al contrario, Allah lo elevó hacia Él. (sura 4:157-158 – an Nisa). Este es el significado de bihi en ello بِهِ, ya que ahora ya hay una clarificación sobre este asunto. Antes del Qur-an muchos de los nasara podían justificarse alegando que ellos no sabían, que eso era lo que se les había transmitido. Mas ahora, el Qur-an declara la verdad y desmiente a quienes habían forjado esa falsedad y esa calumnia. Por lo tanto, a partir de ahora, a partir de la descarga del Qur-an, la gente del Kitab no tiene otro camino que creer en ello, en eso que se les está diciendo –que Isa no murió en la cruz, no lo mataron, sino que Allah lo elevó hacia Él. Ahora es obligatorio creer en eso, en la verdad revelada al Profeta Muhammad, antes de morir, ya que todos los cristianos que hayan escuchado estas palabras coránicas y mueran مَوْتِهِ diciendo que Isa es el hijo de Dios al que crucificaron, el Día del Resurgimiento se les arrojará a la cara esta creencia e Isa testificará يَكُونُ عَلَيْهِمْ شَهِيدًا que él nunca enseñó tal cosa ni sus auténticos discípulos la propagaron.

Algunos comentaristas arguyen que tanto bihi بِهِ como mautihi مَوْتِهِ hacen referencia a “él” no a “ellos (la gente del Kitab)” y, por lo tanto, en ambos casos se está señalando a Isa. Sin embargo, lo que tenemos delante de nosotros forma parte del estilo coránico –se habla de un grupo, de un plural, para luego a referirse a ellos uno a uno, como si dijera “cada uno de ellos”. Tenemos muchos ejemplos en el Qur-an de esta estructura:

(60) Di: “¿Queréis que os informe de los que recibirán el peor castigo de Allah? Aquel مَن a quien Allah ha maldecido y ha sido objeto de Su ira وَغَضِبَ عَلَيْهِ. A algunos de ellos los hizo مِنْهُمُ monos y cerdos, y adoran وَعَبَدَ a los taghut. Esos son أُوْلَئِكَ los que llevarán la peor parte, pues son los que más se han alejado وَأَضَلُّ del camino de rectitud.”
Sura 5 – al Maidah

قُلْ هَلْ أُنَبِّئُكُم بِشَرٍّ مِّن ذَلِكَ مَثُوبَةً عِندَ اللَّهِ مَن لَّعَنَهُ اللَّهُ وَغَضِبَ عَلَيْهِ وَجَعَلَ مِنْهُمُ الْقِرَدَةَ وَالْخَنَازِيرَ وَعَبَدَ الطَّاغُوتَ أُوْلَئِكَ شَرٌّ مَّكَانًا وَأَضَلُّ عَن سَوَاء السَّبِيلِ

En primer lugar, se habla en singular de aquel مَن لَّعَنَهُ اللَّهُ وَغَضِبَ عَلَيْهِ que recibirá el peor castigo, pero este «aquel» significa «todos, cada uno de los que actúen así, de la misma manera», por ello se termina volviendo al plural «estos son» أُوْلَئِكَ.

(158) Le han atribuido وَجَعَلُوا relación de parentesco con los genios; pero los genios saben bien que tendrán que comparecer.
(159) ¡Lejos está Allah de aquello con lo que Le describen!
(160) No así los siervos sinceros de Allah عِبَادَ اللَّهِ الْمُخْلَصِينَ.
(161) En verdad que vosotros y todo aquello a lo que dais poder
(162) no podréis hacer que se extravíe (él) عَلَيْهِ.
(163) Salvo aquel إِلاَّ مَنْ هُوَ sobre quien se haya decretado que arda en el yahim.
Sura 37 – as Saff

وَجَعَلُوا بَيْنَهُ وَبَيْنَ الْجِنَّةِ نَسَبًا وَلَقَدْ عَلِمَتِ الْجِنَّةُ إِنَّهُمْ لَمُحْضَرُونَ سُبْحَانَ اللَّهِ عَمَّا يَصِفُونَ إِلاَّ عِبَادَ اللَّهِ الْمُخْلَصِينَ فَإِنَّكُمْ وَمَا تَعْبُدُونَ مَا أَنتُمْ عَلَيْهِ بِفَاتِنِينَ إِلاَّ مَنْ هُوَ صَالِ الْجَحِيمِ

En estas aleyas vemos que se produce el mismo paso del singular al plural y viceversa. Se habla de los siervos sinceros, en plural, عِبَادَ اللَّهِ الْمُخْلَصِينَ y luego la acción se refiere a “él”, a quien ni los idólatras ni todo lo que adoran podrán extraviarle عَلَيْهِ. De nuevo, el singular se refiere a “cada uno”, a todos aquellos que sean creyentes sinceros. Excepto “aquel” إِلاَّ مَنْ هُوَ sobre quien se haya decretado que arda en el fuego. También este singular hace referencia al plural, a todos aquellos a los que se les haya decretado el fuego estarán en la misma situación que “aquel”.

(85) Sin embargo, habéis sido vosotros los que os habéis dado muerte y habéis expulsado de sus hogares a un grupo de los vuestros, aliándoos injustamente contra ellos. Y si luego os venían cautivos, pagabais su rescate cuando era una iniquidad que los hubierais expulsado.
¿Es que vais a creer en una parte del Kitab y vais a encubrir otra?
Quien de vosotros lo haga مَن يَفْعَلُ ذَلِكَ مِنكُمْ no recibirá, sino humillación en esta vida,
y en el Día del Resurgimiento serán rechazados يُرَدُّونَ y enviados al más duro castigo.
Allah no está descuidado de lo que hacéis.
Sura 2 – al Baqarah

ثُمَّ أَنتُمْ هَؤُلاء تَقْتُلُونَ أَنفُسَكُمْ وَتُخْرِجُونَ فَرِيقًا مِّنكُم مِّن دِيَارِهِمْ تَظَاهَرُونَ عَلَيْهِم بِالإِثْمِ وَالْعُدْوَانِ وَإِن يَأْتُوكُمْ أُسَارَى تُفَادُوهُمْ وَهُوَ مُحَرَّمٌ عَلَيْكُمْ إِخْرَاجُهُمْ أَفَتُؤْمِنُونَ بِبَعْضِ الْكِتَابِ وَتَكْفُرُونَ بِبَعْضٍ فَمَا جَزَاء مَن يَفْعَلُ ذَلِكَ مِنكُمْ إِلاَّ خِزْيٌ فِي الْحَيَاةِ الدُّنْيَا وَيَوْمَ الْقِيَامَةِ يُرَدُّونَ إِلَى أَشَدِّ الْعَذَابِ وَمَا اللَّهُ بِغَافِلٍ عَمَّا تَعْمَلُونَ

La misma estructura que en los ejemplos anteriores. Se habla en singular refiriéndose a “todos” a “cada uno” de los que de vosotros encubra una parte del Kitab مَن يَفْعَلُ ذَلِكَ مِنكُمْ y, por ello, se termina la idea utilizando el plural “serán rechazados يُرَدُّونَ”.

(9) Llegará el Día en el que os reunirá. Ese será el Día del Desengaño. A quien haya creído en Allah y haya actuado con rectitud le cubriremos el mal que haya hecho يُكَفِّرْ عَنْهُ سَيِّئَاتِهِ y le haremos entrar وَيُدْخِلْهُ en jardines por cuyo suelo fluirán ríos. En ellos morarán خَالِدِينَ para siempre. Esa es la gran victoria.
Sura 64 – at Taghabun

يَوْمَ يَجْمَعُكُمْ لِيَوْمِ الْجَمْعِ ذَلِكَ يَوْمُ التَّغَابُنِ وَمَن يُؤْمِن بِاللَّهِ وَيَعْمَلْ صَالِحًا يُكَفِّرْ عَنْهُ سَيِّئَاتِهِ وَيُدْخِلْهُ جَنَّاتٍ تَجْرِي مِن تَحْتِهَا الأَنْهَارُ خَالِدِينَ فِيهَا أَبَدًا ذَلِكَ الْفَوْزُ الْعَظِيمُ

Aquí vemos como se hace mención de “quien” haya creído وَمَن يُؤْمِن en Allah. A “ese” se le cubrirán las faltas que haya cometido يُكَفِّرْ عَنْهُ y se le hará “a él” entrar وَيُدْخِلْهُ en Jardines. Y ahora se pasa al plural “morarán” خَالِدِينَ, ya que al final se hace referencia a todos los que hayan creído como él. Podemos hablar de un plural y luego referirnos a cada uno de los elementos de ese plural en singular, o podemos hablar en singular haciendo referencia al grupo, al plural. De la misma forma, en el texto coránico que ya hemos citado, se habla de la gente del Kitab, de un grupo, de una comunidad, de un plural, y después se habla en singular refiriéndose a cada uno de ellos –su muerte, la de él, la de cada uno de ellos.

Por otra parte, si diéramos a la expresión bihi بِهِ el significado de “él”, de Isa, el sentido general no cambiaría en nada, ya que, ¿en qué Isa deberá creer la gente del Kitab? Obviamente, no en un Isa-Dios, hijo de Dios, encarnado y crucificado, sino en un Isa-Masih, Profeta, que ni fue crucificado ni lo mataron de ninguna otra forma –y eso es lo que significa “ello”.

En cuanto a la segunda expresión mautihi مَوْتِهِ, si a la traducción “su muerte”, le diéramos el significado de “la muerte de Isa”, la frase carecería de sentido, ya que la supuesta muerte de Isa tras su supuesta vuelta a dunia, no es ninguna referencia para nadie. Si judíos, cristianos y musulmanes sabemos que Isa no es hijo de Dios ni murió crucificado ni lo mataron de ninguna otra forma, es gracias al Qur-an; son sus aleyas las que nos han clarificado este asunto. No tenemos que esperar a que venga Isa para saberlo ni tampoco la gente del Kitab debería esperar a que sea Isa (no sabemos cuándo, pues ya han pasado más de 2.000 años desde su partida) quien les informe de su gravísimo error, pues el Qur-an ya lo ha hecho, y es en “eso” en lo que deben creer todos y cada uno de los judíos y cristianos –desde ahora, desde el momento en el que se descargaron las aleyas clarificadoras.

En cuanto a la gente del Kitab que ha vivido desde el tiempo de Isa hasta la descarga del Qur-an, Allah el Altísimo les juzgará según Su conocimiento.

El segundo texto coránico que se utiliza como prueba de que Isa volverá a dunia antes de que se establezca la Hora es el siguiente:

(116) Preguntará Allah: “¡Isa, hijo de Mariam! ¿Has dicho tú a la gente: ‘Tomadme a mí y a mi madre por dioses aparte de Allah?’” Dirá: “¡Oh Tú El Perfecto más allá de toda contingencia! ¿Cómo podría decir aquello a lo que no tengo derecho? Si lo hubiera dicho, Tú ya lo sabrías. Tú sabes lo que hay
en mi nafs, pero yo no sé lo que hay en Tu nafs. Eres el Conocedor del Ghaib.
(117) Tan sólo les dije lo que me ordenaste que les dijera: ‘¡Adorad a Allah, mi Señor y el vuestro!’ Y he sido testigo de ellos mientras permanecí en su compañía. Y cuando me acogiste تَوَفَّيْتَنى,
Tú eras su Vigilante. Estás presente y nada se esconde a Tu conocimiento.
(118) Es Tu derecho castigarles, pues son Tus siervos, y también perdonarles, pues en verdad que Tú eres el Poderoso, el que Juzga con Sabiduría.”
Sura 5 – al Maidah

Sin embargo, estas aleyas demuestran justo lo contrario, que Isa no volverá a dunia. En la aleya 16 se describe un diálogo entre Allah el Altísimo e Isa. Es un diálogo de Ajirah; se ha acabado dunia. Los Profetas serán interrogados por sus acciones –también Isa. En la aleya 117 puntualiza que no le enseñó a la gente, sino aquello que se le había ordenado que enseñara, y así lo hizo mientras permaneció con ellos. Sin embargo, cuando Allah le acogió, él dejó de tener poder e influencia sobre ellos y era Allah el Altísimo, sus malaikah, Yibril, los que vigilaban y registraban sus acciones. El término utilizado aquí es تَوَفَّيْتَنى, que hemos traducido por –acoger, y es la V forma del verbo wafa وَفى, y significa en la expresión تَوَفَّاهُ الله –Allah tomó su nafs o le hizo morir. Tiene el mismo significado que la forma X del mismo verbo إسْتَوْفى, y en este caso también significa –arrebatar, tomar o recibir completamente.  Es decir, Isa murió, abandonó dunia, su nafs, no su cuerpo, pues el cuerpo de dunia es intransferible a cualquier otro dominio (Ver artículo XXI, cuadro C7 e Info 11).

 ¿Dónde entonces está la vuelta de Isa a dunia? La secuencia está clara –nació de Mariam y enseñó a la gente el Tawhid; murió, abandonó este mundo y, ahora, en Ajirah da cuentas a Allah Todopoderoso de sus acciones en dunia. En ningún momento se habla del tiempo de cuando Isa habría vuelto a dunia. Resultaría extraño que Isa no mencionase en este contexto su relación con los cristianos a su vuelta a dunia.

El tercero texto coránico que se esgrime como prueba de la venida de Isa es el siguiente:

(59) No es, sino un siervo al que favorecimos e hicimos de él un ejemplo para los Banu Isra-il.
(60) Si fuera ese Nuestro plan, haríamos que surgieran de vosotros malaikah
que os sucedieran en la tierra.
(61) Tenía conocimiento sobre la hora لَعِلْمٌ لَّلسَاعَةِ. Así pues, “no dudéis de ella y seguidme”.
Este es el camino de rectitud.
Sura 43 – az Zujruf

La mayoría de los comentaristas y traductores entienden la expresión لَعِلْمٌ لَّلسَاعَةِ como “signo de la Hora” en el sentido de que Isa, con su venida a dunia, marcaría el comienzo de la Hora o sería un signo de que la Hora se está estableciendo. La razón de que ilmun عِلْمٌ se traduzca por “signo, señal” no tiene ninguna justificación lingüística, pues nunca, bajo ninguna circunstancia o excepción, ilmun significa o ha significado “signo”. Hay dos razones para que se haya optado, mayoritariamente, por esta traducción:

1) La idea de que Isa va a volver a dunia es tan fuerte y está tan arraigada en la cultura musulmana y cristiana, que, aun con calzador, hay que hacer coincidir el mayor número de aleyas posibles con esta teoría.

2) Todo el mundo sabe que el término ilmun عِلْمٌ significa –conocimiento, y nada más. Sin embargo, ilmun es un sustantivo y, por lo tanto, resulta extraño decir que Isa es conocimiento de la Hora –sería más razonable decir “conocedor de la Hora”, y eso es lo que realmente significa. Esta estructura forma parte del estilo del Qur-an y de la lengua árabe –hay varios ejemplos de ello en el propio texto coránico:

(46) Dijo: “¡Oh Nuh! Ten por seguro que él no es de tu familia ni es de los virtuosos عَمَلٌ غَيْرُ صَالِحٍ;
así pues, no me pidas explicaciones de aquello sobre lo que no tienes conocimiento.
Te exhorto a que no seas de los ignorantes.
Sura 11 – Hud

قَالَ يَا نُوحُ إِنَّهُ لَيْسَ مِنْ أَهْلِكَ إِنَّهُ عَمَلٌ غَيْرُ صَالِحٍ فَلاَ تَسْأَلْنِ مَا لَيْسَ لَكَ بِهِ عِلْمٌ إِنِّي أَعِظُكَ أَن تَكُونَ مِنَ الْجَاهِلِينَ

En esta aleya vemos la misma estructura –no se utiliza un adjetivo, como, por ejemplo, virtuoso, sino un sustantivo amalun ,عَمَلٌ que literalmente significa –acción, trabajo. Con lo cual tenemos la misma extraña composición –en verdad que él es acción no virtuosa. Obviamente, al traducirlo cambiaremos esta estructura por algo como lo que hemos traducido: ni es de los virtuosos. Es decir, sustituiremos la forma nominal por una forma adjetival.

Por otra parte, en el NT, en Mateo, se refuerza aún más la idea de que Isa tenía el conocimiento de la Hora. Veamos el texto bíblico, sin duda incompleto, ya que lo que nos ha llegado ha sido amputado de un texto mucho más amplio y, al mismo tiempo, más específico:

Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos Profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el Profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos Profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. 

Mateo 24:4-26

De lo que nos alertan estos versículos del NT no es de la venida de Isa, sino, precisamente, de la venida de falsos Profetas y de falsos Cristos –dirán: “Yo soy el Masih, yo soy el Cristo, yo soy el último Profeta.” Y eso mismo encontramos en los numerosos ahadiz que hablan de este tema. En todos los que son sahih se nos advierte de lo mismo que nos advierte Isa –vendrán falsos Profetas que dirán “Yo soy Isa” o “Yo soy el Magdi”… más no les creáis.

El cuarto texto coránico que se presenta como prueba de la venida de Isa al final de los tiempos es el que encontramos en la sura ali Imran:

(45) Dijeron los malaikah: “¡Mariam! Allah te anuncia la buena nueva de que va a poner en ti una orden Suya de creación, de nombre el Masih, Isa, hijo de Mariam –honrado en esta vida
y en Ajirah. Será uno de los íntimos.
(46) Hablará a la gente –nas– en la cuna y siendo adulto كَهْلًا. Será de los justos.”
Sura 3 – ali ‘Imran

Nos resulta difícil entender por qué algunos estudiosos del Qur-an ven en la aleya, la 46, que acabamos de citar, una prueba de la venida de Isa al final de los tiempos. El término kahlan كَهْلًا significa –de mediana edad (entre 30 y 40 años); o entre esa edad y el periodo en el que el pelo empieza a mezclarse con canas; pero también puede hacer referencia a un joven que ya ha pasado la pubertad, ghulam غُلام.

Eso, precisamente, es lo que sabemos por el Qur-an y por el NT –desde niño enseñaba en las sinagogas y discutía con los rabinos sobre la Taurah, y así siguió hasta que el Altísimo lo acogió. No sabemos cuántos años tenía cuando abandonó dunia. Según la tradición cristiana, 33 años, pero pudo haber tenido más. En cualquier caso, era un adulto.

Por otra parte, si tradujéramos kahlan por anciano, no cambiaría nada. Simplemente significaría, que cuando Isa abandonó dunia, no tenía 33 años, sino muchos más. Resulta inaceptable la idea de que con este término “kahlan” se está haciendo referencia a la ancianidad de Isa –entre su partida y su regreso a dunia habrán pasado varios miles de años– y por ende, a su vuelta a dunia, siendo ya un anciano.

En esta aleya, claramente se contrapone al niño, al recién nacido, con el adulto, para significar que Isa no tuvo que pasar por las fases normales de crecimiento (Ver apéndice J).

Nos hemos limitado a analizar las aleyas del Qur-an que se vienen utilizando como prueba de la venida de Isa, obviando los ahadiz en los que se habla de ella; y ello porque la venida de Isa al final de los tiempos sería algo extremadamente relevante y formaría parte de la ‘aqidah, de la creencia, y, por lo tanto, debería estar expresada en el texto coránico de forma clara, explícita. Sin embargo, como acabamos de ver, no lo está; antes bien, queda de manifiesto, que no vendrá.

Por otra parte, su venida iría en contra del curso natural de las cosas. Lo que sabemos por el Qur-an y por los ahadiz del Profeta (s.a.s) es que el hombre está en pérdida y la situación en dunia se irá deteriorando cada vez más hasta el punto de que el hombre, la humanidad, vivirá en una absoluta despreocupación, ghaflah. Lo cual, por otra parte, es lógico. Siguiendo la ley de plantillas (ver artículo V), las fases por las que pasa el hombre, desde la cuna hasta la tumba, son las mismas por las que pasa la humanidad. No es, pues, de extrañar que, de la misma forma que el hombre se va deteriorando con la edad y va perdiendo fuerza, energía, memoria… de igual manera, la humanidad se va deteriorando y perdiendo las cualidades propias del insan. Algo que vemos cada día en nuestras sociedades.

La venida de Isa resultaría un acontecimiento intempestivo, innecesario y fuera de todo contexto. Enseñaría la shari’a de Muhammad, pero ¿acaso no se enseña cada día en miles de mezquitas y madrasas? Sin embargo, la gente ha dejado de creer en Ajirah, ha dejado de desear Ajirah y sólo piensa en construir su mezquino paraíso en dunia.

Otra de las acciones que se le atribuyen a Isa es la de romper la cruz –nadie sigue a la cruz excepto algunos cristianos. ¿A quién, pues, beneficiaría ese acto? ¿A los cristianos que vivan en ese momento? ¿Qué hay de los trillones de cristianos que habrán vivido hasta entonces y no habrán visto como Isa rompe la cruz? Lo que realmente beneficia y ha beneficiado a los cristianos es seguir las enseñanzas del Qur-an y rectificar su errónea creencia. No hace falta que venga Isa para romper la cruz –el Qur-an ya la ha roto con clara autoridad y claros argumentos.

También se dice que matará al cerdo –los cristianos matan cerdos todos los días y, además, se los comen. El problema del hombre no está en el cerdo. En Islam ni siquiera se penaliza en dunia al que lo come. El problema del hombre es que no sigue las revelaciones proféticas –Ibrahim (Tawhid – todos deben ser hanifa); Musa (la Ley –todos deben seguir la Taurah); Isa (la Ley se ha corrompido y hay que esperar a que venga Ahmad con el nuevo cántico – todos deben abandonar las doctrinas de las castas sacerdotales judías y seguir el Inyil); Muhammad (última revelación con Hikmah y Furqan – todos deben seguir el Islam). Si el hombre siguiera esta secuencia profética y existencial se encontraría al final de los tiempos con una clara imagen de la realidad.

Esta creación, en la que hemos sido manifestados, está regida por un sistema que Allah el Altísimo ha diseñado, y Allah no cambia Su forma de proceder, no cambia Su sunnah, no cambia Su diseño. Dentro de ese sistema, hay normas, leyes, que no se pueden trastocar, y una de esas leyes es que las nafs de los que han muerto en dunia, no pueden volver a dunia, pues hay un barzaj, una barrera infranqueable entre dunia y el dominio post-mortem. (Ver artículo XXI).

Para nosotros, un Profeta, un malak, Yibril… son entidades superiores, pero para Allah Todopoderoso, no son nada, un instante de creación que Él ha permitido manifestarse. Otro instante y habrán desaparecido, el Sol se habrá plegado y todo cuanto ahora nos parece existir, habrá vuelto a la Consciencia del Creador (Ver artículos VII y XV y esquema 11).

Isa es un siervo de Allah, no un dios o un semi-dios –nada de eso existe:

(59) No es, sino un siervo al que favorecimos e hicimos de él un ejemplo para los Banu Isra-il.
Sura 43 – az Zujruf

“No es, sino un siervo”, y no podemos dejarnos llevar por las fantasías chamánicas que nos incitan a cambiar el diseño de Allah, la estructura misma de la creación. Las siguientes aleyas deberían hacernos reflexionar al respecto. La primera de ellas se refiere a Isa, a su madre y a todos nosotros. La segunda se refiere al Profeta Muhammad (s.a.s):

(17) Encubren la verdad los que dicen que Allah es el Masih, hijo de Mariam. Di: “Si fuera la voluntad de Allah destruir al Masih, hijo de Mariam, a su madre y a cuantos hay en la Tierra, ¿quién podría impedírselo?” De Allah es la soberanía de los cielos y de la Tierra y de todo lo que entre ambos hay. Crea según Su voluntad. Allah tiene el poder sobre todas las cosas.
Sura 5 – al Maidah
(40) que es la palabra de un noble mensajero (41) y no la palabra de un poeta –qué débil es vuestra creencia– (42) ni es la palabra de un chamán. Qué poco es lo que recapacitáis. (43) Se ha descargado por decreto del Señor de todos los dominios. (44) Si lo hubiera inventado para satisfacer a su nafs y Nos hubiera atribuido parte de su discurso, (45) le habríamos agarrado con fuerza (46) y le habríamos cortado la yugular. (47) Ninguno de vosotros habría podido impedirlo.
Sura 69 – al Haqqah

No hay ningún contexto coránico, propicio para mencionar la venida de Isa, como las aleyas que citamos a continuación, en el que de forma clara se afirme este hecho, malinterpretado en la propia tradición cristiana:

(73) ¡Qué grandes encubridores son los que dicen: “Allah es uno de tres,” cuando no hay, sino un único ilah! Más les valdría abandonar ese discurso, pues los que de ellos encubran la verdad tendrán un doloroso castigo. (74) ¿Es que no van a volverse arrepentidos a Allah ni van a suplicar Su perdón? Allah es el Perdonador, el Compasivo. (75) El Masih, hijo de Mariam, no era, sino un mensajero antes del cual ya hubo otros. Su madre era una mujer veraz y ambos comían alimentos. Mira cómo les clarificamos las aleyas y luego mira cómo fraguan embustes.
Sura 5 – al Maidah

¿Por qué no se menciona en estas aleyas y otras similares la venida de Isa? Claramente dan a entender, como ya hemos señalado a lo largo de este artículo, que deben cambiar de creencia una vez que ha descendido el Qur-an, el Furqan. El Qur-an basta como argumento para que dejen de decir “tres”, para que abandonen ese discurso.

Ya hemos dicho que en los numerosos hadiz en los que se menciona la venida de Isa, se habla, ante todo, como en el evangelio de Mateo, de que vendrán falsos Profetas y falsos Isa, que harán “milagros” y confundirán a la gente. Este es el punto fundamental de todo este asunto –tenemos el Qur-an completo y en su lengua original; tenemos suficientes transmisiones de Muhammad (s.a.s) sobre las que no hay duda; y tenemos las capacidades cognoscitivas que Allah el Altísimo ha puesto en nuestra estructura intelectual y en nuestro raciocinio. Con todo esto podemos llegar sanos y salvos a la tumba.

Fijémonos ahora en estos ahadiz en los que el Mensajero de Allah da consejos a sus compañeros sobre qué hacer cuando se vayan aproximando los últimos tiempos y la corrupción y la ignorancia dominen por completo las sociedades del insan:

كيفَ بِك إذا بقِيتَ في حُثالةٍ منَ النَّاسِ مُرِجت عُهودُهم وأمانتُهم واختلفوا فَكانوا هَكذا وشبَّكَ بينَ أصابعِه قالَ فبمَ تأمرني قالَ عليكَ بما تعرفُ ودع ما تُنكرُ وعليكَ بخاصَّةِ نفسِك وإيَّاكَ وعوامِّهم وفي روايةٍ الزَم بيتَك واملِك عليكَ لسانَك وخذ ما تعرفُ ودع ما تُنكرُ وعليكَ بأمرِ خاصَّةِ نفسِك ودع أمرَ العامَّةِ

البخاري وابن داود وابن ماجه واحمد

“¿Cómo te las arreglarías si te encontraras en una sociedad de gente baja, incapaz de cumplir sus compromisos ni de proteger lo que se le confía; una gente que está mezclada así (el Profeta entrecruzó los dedos)?” Dijo: “Dime que debería hacer en esas circunstancias.” Dijo: “Sigue tu creencia, rehúye lo dañino y ocúpate de lo que son tus asuntos y aléjate de los suyos.” Y en otra transmisión; “Permanece apegado a tu casa y tus posesiones y no dejes que la lengua te traicione; sigue tu creencia y aléjate de lo dañino; ocúpate de tus asuntos y aléjate de los suyos.

Bujari, Abu Daud, Ibn Maya y Ahmad

Me llegué a donde estaba Abu Za’labah al-Jushani y le pregunté: “¿Cómo entiendes esta aleya?” Dijo: “¿Qué aleya?” Le dije: “Palabra del Altísimo: Creyentes, vosotros sois responsables únicamente de vuestras obras; ningún daño os causaran los que estén en el extravío si vosotros estáis guiados.” Dijo: “Por Allah que pregunté por su significado a un experto, pregunté por su significado al Mensajero de Allah (s.a.s); dijo: ‘No (refiriéndose a no desentenderse de la gente), ordenad lo que es razonable y prohibir lo que perjudica, hasta que veáis como la avaricia se apodera de la sociedad y esta sigue sus deseos y prefieren dunia (a Ajirah), y solo siguen sus opiniones; entonces, ocuparos de vuestros asuntos y alejaron de los suyos. Cuando lleguen esos días, resistidlos como si hubierais cogido una ascua; cada obra de bien esos días equivaldrá a las de 50 hombres (creyentes, sahaba) de hoy.

Tarmidhi

أتَيْتُ أبا ثَعْلَبةَ الخُشَنِيِّ فقُلتُ له : كيف تَصْنَعُ في هذه الآيةِ ؟ قال : أيةً آيةً ؟ قُلتُ : قَوْلَهُ تعالى : يَا أيُّهَا الَّذِينَ آمَنُوا عَلَيْكُمْ أنْفُسَكُمْ لا يَضُرُّكُمْ مَنْ ضَلَّ إِذَا اهْتَدَيْتُمْ . قال : أما واللهِ لَقدْ سَأَلْتَ عنْها خَبِيرًا ، سَألْتَ عنها رسولَ اللهِ صلَّى اللهُ عليه وسلَّمَ ، قال : بَلِ ائْتَمِروا بِالمعروفِ ، وتَناهَوا عنِ المُنكرِ ، حتى إِذَا رَأَيْتَ شُحًّا مُطَاعًا، وهَوًى مُتَّبَعًا، ودُنْيَا مُؤْثَرَةً ، وإِعْجَابَ كُلِّ ذِي رَأْيٍ بِرَأْيِهِ ، فعلَيكَ بِخاصةِ نفسِكَ ودَعْ العَوامَّ ، فإِنَّ من ورائِكُم أيَّامًا ، الصَّبرُ فِيهِنَّ مِثلُ القَبْضِ على الجَمْرِ ، لِلعامِلِ فِيهِنَّ مِثلُ أجْرِ خَمسِينَ رَجُلًا يَعمَلُونَ مِثلَ عَمَلِكُمْ .

الترمذي

¿Acaso no se debería citar en estos hadiz, y en muchos otros como estos, la venida de Isa? Isa debería ser la referencia con respecto al futuro –antes de la venida Isa, en el tiempo de la venida de Isa y después de la venida de Isa. Sin embargo, en ninguno de ellos se menciona la venida de Isa.

Esta inexplicable desconexión indica que la venida de Isa no forma parte del escenario de la Hora. Tras su partida, la siguiente vez que veamos a Isa será en Ajirah.

En las siguientes aleyas se menciona a Yahia y a Isa describiendo de forma similar su proceso existencial:

(12) ¡Yahya! ¡Toma el Kitab con fuerza! Y le dimos el juicio siendo aún niño. (13) Pusimos en él compasión y pureza. Era temeroso (14) y virtuoso con sus padres. No se comportaba de forma tiránica con ellos ni les desobedecía. (15) Paz sobre él el día en que nació, el día de su muerte
y el día en el que resurja a la vida.
Sura 19 – Mariam

Esta aleya se refiere a Yahía. Se le saluda: El día que nació – el día de su muerte – y el día en el que resucite. Es el mismo proceso que siguen todos los seres humanos. Y es el proceso que se describe en la siguiente aleya refiriéndose a Isa:

(33) La paz sea sobre mí el día en que nací, y el día en el que muera,
y el día en el que resurja a la vida.
Sura 19 – Mariam

La misma secuencia que en Yahia. No se dice: El día que nací – el día en el que muera – el día en el que vuelva a dunia y el día en el que resucite. El mismo proceso. La sunnah de Allah no cambia.

F15-EL CAMBIO GEOGRAFICO DE SION

Los rabinos habían logrado cambiar la Taurah al traducirla al griego koiné (ver referencia F17). Habían alterado la historia de la antigüedad –su geografía y su cronología. Habían hecho desaparecer el Inyil y las primeras hojas –las de Ibrahim y las de Musa. Habían suplantado nombres e identidades… pero aún quedaban dos lugares, dos símbolos, dos testigos incorruptibles que había que eliminar u ocultar como se oculta a un muerto bajo la tierra –Makkah y la Ka’bah.

Los hijos de Ismail se quedaron junto al Santuario, junto a la Casa –la Ka’bah, en el Valle de Bakkah, mientras que los hijos de Ishaq se alejaron de allí y se desperdigaron por el mundo entero, olvidándose con el transcurso del tiempo de su verdadero origen. Buscaban la tierra prometida, el paraíso terrenal, pero no encontraron sino esclavitud y perdición. En un momento determinado de la historia, comenzaron a buscar Sión, la Jerusalén perdida, modificando sus propios textos, cambiando los nombres y la geografía hasta hacerlos coincidir con sus aspiraciones.

Sin embargo, no lograron borrar todas las huellas, todos los indicios de esta falsificación y, así, en el Antiguo Testamento hay suficiente evidencia como para probar que la verdadera Jerusalén, la originaria, es Makkah; y Sion –la Ka’bah.

A la mayoría de los investigadores les ha resultado imposible rastrear la etimología de la palabra Sión –o Zion. Sin embargo, si tomamos el término original, en árabe o siriaco, sihiun, sin transliterarlo a ninguna lengua europea, no resultará tan difícil llegar hasta sus primeros significados. El sufijo un actúa como intensificador. Si añadimos un a una palabra, ésta queda engrandecida, magnificada. El término en sí es sihi o sii si hacemos muda la “h”.  Su primera acepción es –lo más alto y lo más bajo, y también el lomo del caballo. Ambos significados proyectan la imagen de un valle, una zona baja entre dos zonas altas; exactamente como el lomo del caballo, o como decir que un valle representa lo más bajo –el desfiladero, y lo más alto –las montañas. Una imagen muy acertada de la Ka’bah. Por una parte, es una torre muy alta –unos 10 metros– lo que, sobre todo en aquella época, significaba la edificación más alta de la ciudad; y al mismo tiempo se encuentra en una hondonada, en un valle, por lo que resulta ser lo más bajo entre las montañas que la circundan.

Dice el Profeta Ibrahim en el Qur-an:

“¡Señor nuestro! He hecho habitar a parte de mi descendencia en un valle (todo el Valle de Bakkah)
en el que no hay cereales, junto a Tu Casa prohibida;
Qur-an 14: 37 – Ibrahim

Según el diccionario Al Lisan, el término sihi también significa “torre sobre la montaña” o “torre debajo de la cual corre agua”. Si pidiéramos a un beduino que nos describiera la Ka’bah, muy probablemente utilizaría alguno o varios de estos significados.

Sin embargo, ya en los primeros textos del Libro de los Salmos, Zion no se refiere a la Ciudad de David, sino a la casa de Yahweh, a la “colina sagrada” de Yahweh. De esta forma, el término Zion se referiría al área del Templo o, incluso, a toda la ciudad de Jerusalén. Al mismo tiempo, Zion era un símbolo de seguridad, un lugar de refugio, especialmente para los pobres. Todos estos nombres han dado lugar a la noción de Zion como un lugar inviolable hasta el punto de que Zion permanecerá incluso después de la destrucción de Jerusalén.

The Oxford Companion to the Bible, Zion.

En esta descripción de Ben C. Ollenburger vemos que las características de Sión son las mismas que las de la Ka’bah: Es la Casa de Allah; en ella hay seguridad e inviolabilidad, y es lugar de refugio (Ver artículo XX).

Es la misma descripción con la que Isa (a.s) profetiza el Hayy y los lugares santos, todo ello encubierto en el libro de Isaías:

Pero Sión dijo: Me dejó el Señor y se olvidó de mí.

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide, yo nunca me olvidaré de ti.

He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.

Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti.

Alza tus ojos alrededor y mira: Todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice el Señor, que de todos como de vestidura de honra serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.

Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos.

Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar, apártate para que yo more.

Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró estos? Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿Quién, pues, crió estos? He aquí, yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos?

Así dijo el Señor: He aquí yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera y traerán en brazos a tus hijos y tus hijas serán traídas en hombros.

Reyes serán tus ayos y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí.

Isaías 49:14-23

El texto comienza con un diálogo imaginario entre la Ka’bah y Allah: “Me dejó el Señor y se olvidó de mí.” Después de haber sido el centro del Tawhid y lugar de peregrinación, quedó abandonada durante siglos y convertida en mero almacén de ídolos. Pero en los versículos siguientes Allah el Altísimo le asegura que jamás se olvidará de ella, y describe cuán amada le es y cómo es el símbolo, la señalización, del Valle de Bakkah. A continuación, se anuncia que los que quieren destruirla, los que quieren ocultar su verdadero significado, se irán de allí. Ni judíos ni cristianos dieron a la Ka’bah ningún valor y ambos grupos ocultaron su verdadero significado –»La Casa de Allah en la Tierra», construcción que indica que estamos en el Valle de Bakkah, en el lugar de peregrinación, y ello a pesar de que fue Ibrahim (a.s) –el padre de todos– quien la construyó. Hoy vemos cómo esta profecía se ha hecho realidad con la llegada del Islam, y cómo judíos y cristianos han sido expulsados de Makkah y Medina, y nunca más han podido volver a circunvalar la Ka’bah, la Casa de Allah, a la que durante tanto tiempo habían estado ocultando.

En el siguiente versículo, Allah el Altísimo le dice: “Alza tus ojos alrededor y mira: Todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice el Señor, que de todos como de vestidura de honra serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.” Bellísimo pasaje en el que se describe la sorpresa y felicidad de la Ka’bah al verse de nuevo visitada por los creyentes venidos de todo el mundo. Si tuviéramos antes nuestros ojos una imagen de la Ka’bah desde lo alto, la veríamos vestida con un rico atuendo y circundada por miles de peregrinos vestidos de blanco que parecen ceñirla como a una novia. ¿Es esta la imagen que vemos en la Jerusalén palestina? ¿Alguna vez en su dilatada historia ha ocurrido algo así?

En el versículo 19 se refuerza esta idea recordando cómo esa Ka’bah abandonada y desierta se ha convertido en el centro de reunión de multitudes: “Ahora será estrecha por la multitud de los moradores. Y ya no habrá quién la destruya, pues éstos serán apartados lejos.” Aquí se habla de un lugar de reunión, de congregación, a donde las multitudes acudirán ahora –después de haber estado abandonado– en tal número que no cabrán en la propia ciudad. La segunda idea que nos transmite este versículo es la de que este lugar, esta ciudad nunca será destruida, ya que los que deseaban que lo fuese han sido alejados de ella.

Fuera de Makkah resulta imposible imaginar otra ciudad a la que pudiera referirse este texto. La Ka’bah fue abandonada como lugar de peregrinación y adoración durante mucho tiempo, hasta el punto que las naciones del mundo se olvidaron de ella. Se podría pensar que Allah se había desentendido de su otrora «Casa en la Tierra», como se lamenta la propia Ka’bah; pero tras establecerse Islam en toda Arabia, Makkah volvió a ser el centro de adoración y peregrinación de antes, ahora de forma universal y multitudinaria, convirtiéndose en paradigma del concepto mismo de peregrinación. Vemos, pues, que Makkah y la Ka’bah cumplen históricamente con la descripción del versículo 19.

En el 21 se describe la sorpresa de la Ka’bah –privada de hijos, sola, desterrada– al verse rodeada de miles y miles de peregrinos: “¿Quién me engendró éstos, quién, pues, crió éstos, dónde estaban éstos?” Después de haber estado abandonada y como mujer estéril vuelve a ser el centro de la Tierra, el lugar de encuentro de todos los creyentes del mundo, de todos los seguidores del verdadero monoteísmo, del verdadero Tawhid.

Y en el versículo 23 la descripción se vuelve aún más detallada y precisa: “Con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies”. ¡Sorprendente en verdad! Como si se tratara de un fotograma, se describe el acto de adoración por excelencia enseñado por todos los Profetas –la postración.

A lo largo de estos diez versículos se detalla el periodo anterior al Islam, la desolación que rodeaba la Ka’bah, la conquista de Makkah y el establecimiento del Nuevo Cántico, del nuevo Din.

La idea de que Sión es la Ka’bah está esparcida por todo el Antiguo Testamento. En Joel 3, leemos:

Y conoceréis que yo soy Jehová, vuestro Dios, que habito en Sión, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella. (Joel 3:17)

¿Qué ciudad podemos decir hoy que sea santa y por la que no puedan pasar extraños, es decir, extraños al Din que en ella se practica? ¿La Jerusalén palestina? Sólo Makkah reúne estas condiciones; sólo la Ka’bah es lugar santo al que no tienen acceso, sino los creyentes purificados.

En Miqueas encontramos estas reveladoras palabras:

Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos.

Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. (Miqueas 4:1-2)

Se habla aquí de los “postreros tiempos” y se dice que hacia la Casa de Allah correrán muchos pueblos y acudirán muchas naciones. ¿En qué otra ciudad, aparte de Makkah, acontece esta reunión de naciones? Al final del versículo 2 se da una noticia definitiva en cuanto a la verdadera identidad de Sión y Jerusalén: de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra de Jehová. Isa ha dado a los judíos la carta de repudio. Allah no ha roto el Pacto con Ibrahim, pero ha dejado que se seque la rama de los Banu Isra-il. Será ahora de la rama de Ismail de la que surja la Profecía. La nueva Ley, el Nuevo Cántico saldrá de Makkah, donde habitan los hijos de Sadoq –Ismail, y la Ka’bah volverá a ser el centro del Tawhid y lugar de encuentro de los creyentes (Ver esquemas 20 y 23).

¡Señor nuestro! He hecho habitar a parte de mi descendencia en un valle (el Valle de Bakkah) en el que no hay cereales, junto a Tu Casa Inviolable…
Qur-an 14:37 – Ibrahim

¡Qué terrible paradoja para los judíos! Han creado el movimiento sionista para revindicar una tierra que nunca ha sido la suya, perdiendo de esta forma para siempre su origen y su conexión con el Relato Profético.

F14-LA TAURAH ABSORVE EL INYIL

Uno de los grandes misterios de la historia, sin duda, es la desaparición del Inyil. Si bien a nadie parece importarle. Los cristianos están contentos con su Nuevo Testamento, sus cuatro evangelios escritos por unos cronistas anónimos que en ningún momento declaran escribir bajo inspiración divina; muy al contrario, afirman hacerlo por voluntad e iniciativa propias. Lucas, o quien quiera que sea la persona a la que representa ese nombre, dedica el primer capítulo de su crónica a un tal Teófilo:

Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, o excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.

Lucas 1:1-4

Sin embargo, según todos los concilios, el tema está sellado –cuatro evangelios, cuatro santos, cuatro soplos divinos entrando en sus corazones, cuatro ángeles dictándoles palabra por palabra, frase por frase. “Seguramente, alegan algunos, se trate de una invención de los musulmanes. Aparte del Qur-an, en ningún otro sitio se menciona este libro. El Mesías no estaba para recibir libros. Además, en cuanto que hijo de Dios, ¿qué falta le hacían?”

Sabemos que el Inyil le fue revelado a Isa y sabemos que está en alguna parte, de la misma forma que sabemos que están las primeras hojas, las de Ibrahim y las de Musa. Todo ese material con el que fue instruido el hombre yace mezclado con textos escritos por las manos transgresoras de los escribas judíos (ver referencia Fi y F11); textos eclécticos que siglo tras siglo han ido engordando el Antiguo Testamento.

Es posible que el Inyil desapareciera en el gran tumulto político-religioso que siguió a los años posteriores a Isa y que culminó con las persecuciones –ya en tiempos de Constantino– de todos los grupos «unitarios» que negaban la deidad del Mesías y lo proclamaban Profeta. Otra teoría –mucho más plausible– sería la de que el texto completo, o parte de él, se fue añadiendo a los libros del Antiguo Testamento, mezclándose con ellos, hasta dar con la actual construcción bíblica –un apaño mucho más reciente de lo que se nos ha hecho creer.

Lo primero que llama nuestra atención cuando abrimos el Antiguo Testamento en lengua árabe y vemos la lista de Profetas que allí aparecen es la similitud consonantal entre algunos de sus nombres; similitud que se pierde cuando los transliteramos a una lengua europea. Así, entre Isaías, Oseas y Josué no parece que haya semejanza alguna; pero si ahora tomamos su forma árabe o siriaca, el resultado que obtendremos será sorprendentemente distinto: Isha’ia, Husha’, Iasha’a. En cuanto que lengua consonantal, en el árabe como en sus inmediatas derivaciones –siriaco y fenicio (el arameo y el llamado hebreo son dialectos del siriaco)– la verdadera estructura de las palabras viene marcada por las consonantes, ya que las vocales se pronuncian, pero no se escriben y pueden variar dialectalmente de una zona a otra. Si ahora extraemos de estas tres palabras las partículas que no forman parte intrínseca de su estructura consonantal, veremos que se trata, en realidad, del mismo nombre: I(sha’)ia, Hu(sha’), Ia(sha’). La partícula ia no es parte de la palabra; hace referencia a Dios –en la mitología sumeria a la deidad del agua se la denomina ia – o puede indicar una forma admirativa que acompaña a alguno de Sus atributos. El segundo nombre, Husha’, aglutina los vocablos hua o huwa –que significan «él»– y sha’. El signo -’- indica la letra ’ain, cuyo sonido no existe en ninguna lengua europea. Si ahora extraemos la vocal que une las dos consonantes, obtendremos una misma estructura consonantal –sh’. Por lo tanto, tenemos tres nombres, tres Profetas que, en realidad, hacen referencia a una misma identidad. Esta identidad es Jesús -I’sa, cuya estructura consonantal es idéntica a las de Isaías, Oseas y Josué. En el paso del árabe al siriaco y al fenicio, el sonido sh se intercambia en muchos casos por el sonido s. Este mismo cambio consonantal se ha producido en la lengua española al no existir en ésta el sonido sh. Por otra parte, si hacemos uso de la metátesis –cambio del orden de las consonantes en una misma palabra– la letra ain del final pasaría al principio de la palabra: de Isha(‘)ia derivaría a I(‘)sa; de Isha’ a I’sa. Esta metátesis se manifiesta claramente en el nombre que utilizan los cristianos orientales para Jesús -Iasu’. Aquí vemos el paso de sh a s y de la letra ‘ain del principio –en I(‘)sa- al final -en Iasu(‘).

Este fenómeno, este generar identidades diferentes a partir de un mismo nombre, es algo que se repite constantemente a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Lo vemos asimismo en los nombres propios que se le dan al Creador: Jehová y Yahvé –Iahowah (o Yahowah) y Iahweh (o Yahweh) en siriaco respectivamente. Ya hemos visto que la partícula ia o ya nunca es de la palabra; significa Dios, o indica admiración, o alabanza. Por lo tanto, la estructura consonantal es hwh y hace referencia al pronombre personal “Él” –huwa, al que se añade el prefijo ia o ya, dando lugar a la palabra Yahuwah o Yahweh, que podríamos traducir por «Oh Él», «Él es», o también «Él, el Dios». La utilización del pronombre personal «Él» para dirigirse al Creador es muy común también en el Qur-an; en numerosas aleyas aparecen los términos Huwa -“Él»- o Huwa-l-ladhi -«Él es aquel» o también «Él es quien». En cuanto al término «Jehová» nos parece acertada la idea de que se trata de un cambio de vocales en la palabra Yahweh.

Es un nombre artificialmente formado para designar al Dios de Israel que aparece por primera vez en el siglo XVI de nuestra era en los textos cristianos. Esta nueva forma fue el resultado de un cambio de actitudes con respecto al uso del nombre de Dios. El término «Yahweh» dejo de pronunciarse a partir del tercer siglo a. C. aparentemente para no profanar tan sagrado nombre. En su lugar, se comenzó a utilizar la palabra Adonai que en griego significa «señor». Cuando se fue vocalizando el texto bíblico (aprox. 1000 d.C.), las consonantes de Yahweh se conservaron, pero las vocales de Adonai fueron las utilizadas para recordar a los lectores el verdadero nombre. La tradición cristiana del Renacimiento combinó erróneamente las consonantes de Yahweh y las vocales de Adonai dando lugar a Jehovah.

Oxford Companion to the Bible, Jehovah

Como ya hemos visto, al transliterar los nombres bíblicos a las lenguas europeas, perdemos de vista las similitudes que hay entre ellos y sus derivaciones. Muchos cristianos de habla hispana podrían preguntarse cómo el nombre Jesús puede derivar de Isa –I’sa. Sin embargo, si damos a la letra “j” española el sonido que tiene en la mayoría de las lenguas europeas –ya o ia, tendremos el término Iesus o Yesus. Si ahora retiramos las vocales de la palabra, nos quedará “Iss”, y entre ambas eses podemos colocar “a” en vez de “u”, ya que las vocales en las lenguas consonantales varían fácilmente con el transcurso del tiempo o al pasar de una región a otra. Por otra parte, la “s” final desaparece en muchas lenguas, sustituyéndose por una “h” aspirada; como por ejemplo en el caso de Isaías que en inglés se escribe Isaiah. Ahora el nombre Isas -o Isah– ya no es tan lejano de ‘Isa como nos parecía en un principio.

Para comprender este fenómeno y evitar sus dañinas consecuencias debemos tener en cuenta que al trabajo de falsificación y manipulación de los escribas judíos se debe añadir la ignorancia de unos y el estricto ateísmo de otros. Estos factores eran los que les impedían entender el material que tenían en sus manos. No lograban darse cuenta de que muchos de esos nombres a los que asignaban un libro y una identidad profética hacían referencia a una misma persona. De esta forma se fue desparramando el Inyil no sólo por los libros de Isaías, Oseas y Josué, sino también por el de Jeremías, los Salmos y por la práctica totalidad del Antiguo Testamento.

Sin embargo, y a pesar del trabajo de encubrimiento al que se han dado los escribas judíos milenio tras milenio (Ver referencia F11), siguen quedando pasajes en este y en aquel libro que señalan a una realidad muy distinta de la que intentan presentar rabinos y prelados.

Hemos presenciado hermosos escenarios en los que nuestros más lejanos antepasados copiaban y preservaban las hojas de Ibrahim y de Musa, el Zabur, la Taurah y el Inyil. Todas esas tablillas sumerias y acadias; esos textos fenicios (kinaniyun); esas inscripciones yemenís y de África oriental… no son, sino memorándums de la Revelación Divina.

Nuestro trabajo de investigación se asienta sobre la certeza de que el hilo conductor del Relato Profético nunca podrá cortarse ni destruirse. En Iraq los asaltantes han robado cientos de documentos, de tablillas, de inscripciones, de tratados; lo mismo que han hecho en Afganistán, en Egipto, en Turquía, en toda África… pero hemos encontrado uno de los cabos que puede llevarnos a una nueva y saludable interpretación bíblica.

En los capítulos 52 y 53 del libro de Isaías encontramos varios versículos que han sido «tradicionalmente» utilizados para demostrar que ya en el Antiguo Testamento estaba anunciado el Mesías. Sin embargo, si abandonamos el gregarismo de los “investigadores” bíblicos, enseguida caeremos en la cuenta de que la persona a la que están haciendo referencia estos versículos no puede ser Isa:

Cómo se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres. (Isaías 52:14)

La misma idea de la falta de hermosura en la persona de la que se habla se repite en el capítulo 53:

… no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. (Isaías 53:2)

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro fue menospreciado y no lo estimaron. (Isaías 53:3)

Nada más contrario a la realidad que atribuir a Isa esta descripción. Sabemos que era un hombre de gran atractivo y belleza, y que en absoluto fue menospreciado o desestimado, pues en el Nuevo Testamento se relata cómo la gente le seguía por doquier y quedaba cautivada por su elocuencia y su semblante. Sus únicos enemigos –lógicos– eran los sacerdotes judíos que veían en sus palabras y en su comportamiento una seria amenaza al status quo que habían conseguido con sus enredos políticos.

Por cárcel y por juicio fue quitado. (Isaías 53:8)

Tampoco esta información concuerda con la vida de Isa. Según la tradición cristiana fue detenido y torturado, pero nunca sufrió prisiones. En las cuatro crónicas queda claramente descrito el itinerario que siguió después de haber sido arrestado. En ningún momento se dice que fuera encarcelado.

Y se dispuso con los impíos su sepultura…  (Isaías 53:9)

Otro episodio extraño y disonante con la historia de Isa. También aquí hay discrepancia entre la información que nos llega de Isaías y lo que afirman los cuatro cronistas:

Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo.

Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.

Mateo 27:57-60

Así, pues, Isa fue enterrado solo y en sepultura nueva. Revisemos de nuevo el capítulo 53.

Subirá cual renuevo delante de él y como raíz de tierra seca. (Isaías 53:2)

Se habla aquí de un renuevo y de raíces que saldrán de una tierra seca; es decir, de una tierra estéril; y así es como los árabes denominan a la mujer que por su edad ya no puede engendrar y que por lo tanto es como tierra seca, muerta, que no da fruto. ¿Cómo, pues, de esa tierra seca puede surgir una raíz, una planta, un árbol? Sabemos que, precisamente, ese fue el caso del Profeta Yahia –Juan el Bautista. Era hijo de Zakariyya y el Qur-an nos informa de que su madre lo concibió a pesar de ser estéril:

Dijo: ¡Señor mío! ¿Cómo es que voy a tener un hijo si he alcanzado ya la vejez y mi mujer es estéril? Dijo: Así ha de ser, pues Allah impone siempre Su voluntad.
Qur-an 3:40 – ali ‘Imran

Así pues, de esa tierra estéril surgió una planta, un árbol, una raíz fuerte –el Profeta Yahia. Ahora podemos entender mejor por qué se habla de la fealdad, o al menos de la falta de hermosura, y de la tosquedad de la persona mencionada. Sabemos que Yahia vivía en el desierto y se vestía con pieles de animales; y también sabemos que su rostro estaba semi-cubierto por una larga cabellera y una frondosa barba. Así se le describe en la crónica de Mateo:

Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. (Mateo 3:4)

Y fue el cuerpo de Yahia el que se dispuso con los impíos. Después de ser decapitado muy probablemente su cuerpo fuera arrojado a una fosa común junto con algunos delincuentes ajusticiados. En Mateo y Marcos se dice que sus discípulos se llevaron el cuerpo una vez decapitado, pero no se dice que fuera enterrado solo.  En Lucas no se menciona este hecho.

… como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. (Isaías 53:7)

En la crónica de Mateo (14:10) se dice que Herodes ordenó decapitar a Yahia en la cárcel.

Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, y ordenó decapitar a Juan en la cárcel. (Mateo 14:8-10)

Por lo tanto, él sí sufrió prisiones y corrió la misma suerte que los corderos cuando son llevados al matadero. Según la tradición cristiana Isa murió crucificado y según la tradición musulmana no murió de forma violenta:

(157) … Mas no le mataron ni le crucificaron, sino que el asunto se tornó confuso para ellos. Los que discrepan al respecto tienen dudas y no siguen, sino sus propias conjeturas, pues con toda certeza que no lo mataron. (158) Bien al contrario, Allah lo elevó hacia Él.
Allah es el Poderoso, el que Juzga con Sabiduría.
Qur’an 4:156-157 – an Nisa

Es obvio, pues, que no se está hablando de Isa, ya que ninguna de las informaciones mencionadas hasta ahora concuerda con lo que sabemos de él. En cambio, todas ellas coinciden con las noticias que nos han llegado de Yahia.

En Isaías tenemos parte del Inyil –el Libro que le fue revelado a Isa y en el que se relatan aconteceres relacionados con Yahia. En el capítulo 8, Isaías revela claramente su verdadera identidad –Isa:

He aquí, yo y los hijos que me dio el Señor somos por señales y presagios en Israel, de parte del Señor de los ejércitos, que mora en el monte de Sion. (Isaías 8:18)

Isaías habla en primera persona y habla de sus hijos, de sus seguidores. No los ha elegido él. Son los que Allah le ha dado; y los ha hecho por señales y presagios, haciendo que los milagros fuesen su principal elocuencia a la hora de mostrar a sus contemporáneos que era un enviado de Allah. Sabemos por los manuscritos de Qumran que los seguidores de Isa eran esenios, que en árabe son designados con el término al-asiniin, de la raíz asaa, que significa –el que cura. Los milagros que realizó Isa y sus discípulos eran mayoritariamente curaciones –devolvían la vista a los ciegos, el oído a los sordos, o curaban a los leprosos.

Nunca ha existido un Profeta llamado Isaías; con este nombre no se ha hecho sino suplantar la identidad de Isa.

En un pasaje del libro Who Wrote the Bible, de Richard Elliott, se menciona a Isaías como prueba de la diversidad de autores que a lo largo de los siglos habrían ido escribiendo el Antiguo Testamento y creando nuevos libros y apartados –en Isaías se mezclarían pasajes de un periodo de tiempo de casi 800 años. Sin embargo, en Oxford Companion to the Bible, en el artículo dedicado a Isaías, se dice que este libro mantiene una unidad teológica y literaria que no vuelve a repetirse en ningún otro libro del Antiguo Testamento. Esto entraría en contradicción con ese dilatado periodo que abarcaría el libro de Isaías –800 años, o 400 como viene siendo la cifra que dan las nuevas investigaciones bíblicas:

El primer Isaías (capítulos 1-39) habría sido escrito en el siglo 8 a.C.; el segundo (capítulos 40-55) en el 6 a.C.; y el tercero (capítulo 56-63) en el 5 a.C. No obstante, cada vez hay más especialistas que adelantan el periodo en el que fueron escritos los tres Isaías 400 años.

Oxford Companion to the Bible, Isaías

Esta contradicción es sólo aparente si tenemos en cuenta que nunca existió un Profeta llamado Isaías ni la mayoría de los que se citan en el Antiguo Testamento. Ya hemos dicho que muchos de los escribas judíos que a lo largo de la historia han ido manipulando los textos que caían en sus manos eran ignorantes y no profesaban más creencia que la de mantener sus privilegios sacerdotales. Los 400 años que abarca el libro de Isaías corresponderían al periodo en el que se fueron recopilando e introduciendo en él los textos del Inyil. La pretendida Taurah no es, sino un amasijo de recopilaciones eclécticas en las que podemos encontrar pasajes revelados mezclados con comentarios y añadidos de esos escribas ignorantes y –en muchos casos– ateos.

Pasajes del Inyil están interpolados entre otros textos a lo largo de todo el Antiguo Testamento. De la misma forma, en este libro y en aquel otro se repiten las mismas historias con diferentes nombres y lugares geográficos. A algunos de los Profetas se les cambia su identidad dándoles diferentes nombres según los pasajes en los que se les menciona. En el libro de Daniel se narra la historia de sus tres compañeros arrojados al fuego por los sacerdotes de su ciudad –casi idéntica a la que nos transmite el Qur-an cuando habla de lo que le aconteció a Ibrahim antes de su emigración:

He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

Entonces Nabucodonosor se llenó de ira contra Sadrac, Mesac y Abde-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y esos tres varones cayeron atados dentro del horno de fuego.

Entonces el rey Nabucodonosor se levantó espantado y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Respondieron: En verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno y les dijo: Salid y venid. Y todos veían cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas.

Daniel 3:17-27

Dijo: ¿Es que adoráis a parte de Allah lo que en nada os beneficia ni os perjudica?
¡Lejos de mí vosotros y lo que adoráis fuera de Allah! ¿Es que no podéis razonar?
Dijeron: Quemadlo y proteger así a vuestros dioses, si es que sois capaces de actuar.
Dijimos: ¡Oh fuego, sé frío y benigno para Ibrahim!
Qur-an 21:66-69 – al Anbiya

La interpolación en el libro de Daniel es doble. Por una parte, se incrusta en el texto general la historia de Ibrahim, y por otra se suplanta su identidad; pues ¿quién es Daniel? Su nombre consta de la partícula el, que significa Dios, y de dani, participio activo del verbo dana, que significa –cercano, amigo íntimo. Si ahora unimos las dos partes del nombre, tendremos que Daniel, en realidad, significa –amigo cercano, amigo íntimo de Dios, de Él, de Allah. Por otra parte, sabemos por el Qur-an que el amigo íntimo de Allah es Ibrahim:

Y Allah tomó a Ibrahim como amigo íntimo Jalil خليل.
Qur-an 4:125 – an Nisa

En el libro de Josué encontramos otra repetición de relatos. Esta vez se ha interpolado la escena de Musa cuando sube al Monte y recibe la Profecía:

Y el Príncipe del Señor respondió a Josué: Quítate el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

Josué 5:15

Yo soy tu Señor. Descálzate, pues estás en el valle muqad-das Tuwa.
Qur-an 20:12 – Ta Ha

De la misma forma, vamos a ver estas interpolaciones en las crónicas del Nuevo Testamento. Pasajes de Isaías, como el que citamos a continuación, interpolados en el Nuevo Testamento:

Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.

La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.

Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.

¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?

Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida: aportillaré su cerca, y será hollada.

Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.

Ciertamente la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza, justicia, y he aquí clamor.

Isaías 5:1-7

Aparecen literalmente transcritos en las crónicas de Mateo, Marcos y Lucas:

Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores y se fue lejos. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores… (Mateo 21:33)

Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a unos labradores y se ausentó por mucho tiempo. (Lucas 20:9)

Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores y se fue lejos… (Marcos 12:1)

En los textos del Nuevo Testamento que acabamos de citar no se dice al relatar la parábola de la viña que se haya tomado de Isaías ni se hace referencia alguna a las Sagradas Escrituras. Sin embargo, esta no era su práctica habitual. En Marcos vemos el uso de fórmulas introductorias para advertir al lector que el texto que viene a continuación se ha tomado de los libros de los Profetas:

Como está escrito en Isaías el Profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz. (Marcos 1:2)

El Inyil está diseminado por todo el Antiguo Testamento, especialmente en Isaías, y es muy probable que ninguno de los cronistas del NT tuviera consciencia de ello.

También en Jeremías encontramos pasajes del Inyil en los que se relata parte de la historia de Yahia:

Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre. (Jeremías 11:19)

«Como cordero inocente que llevan a degollar» –la misma expresión que aparece en Isaías; la misma historia repetida en dos libros diferentes. A continuación, se habla de la trama que urden para matarle. Pero no sólo buscan acabar con su vida, sino también con su recuerdo: «para que no haya más memoria de su nombre.» Y así fue. Yahia desaparece del Antiguo Testamento y su papel en el Nuevo es el de mero anunciador de Isa –curiosa tarea si tenemos en cuenta que ambos Profetas eran contemporáneos.

Sin embargo, Allah el Altísimo no podía permitir que el nombre de Yahia cayera en el olvido. El Inyil lo rememora en Jeremías y en Isaías, como también lo hace el Qur-an; y aun en el Nuevo Testamento se le menciona en una historia que se mezcla y mal interpreta con la del propio Isa –sobre ellos dos la paz.

En este caso, el asunto se complica, pues se añade un elemento inventado que forma parte del acervo cultural y religioso de Occidente –José el carpintero. ¡Qué extraño personaje! Para haber sido el esposo de la madre de Dios y tutor de ese Dios encarnado es sorprendente que no sepamos nada de él y que desaparezca totalmente tras el nacimiento de Isa. Si murió antes de que Isa fuese «crucificado», ¿cómo es posible que ni siquiera se mencione su muerte? Y si estaba vivo durante su Pasión, ¿cómo es que tampoco se dice nada de su actitud ante hecho tan transcendental? Lo cierto es que en aquel tiempo no era fácil falsificar o reescribir un libro que estaba esparcido por decenas de rollos, pergaminos, pieles y otros soportes. A través de esta torpe manipulación, se creó el personaje “José” al confundirlo con dos entidades, una humana –Zakariyya, Profeta, padre de Yahia y tutor de Mariam; y otra divina –el Ruh con forma humana que se presentó a Mariam y que la acompañó hasta que dio a luz a Isa. Veamos ambos episodios.

En la crónica de Lucas encontramos el texto donde se confunde el relato del nacimiento de Yahia con el de Isa:

Cuando a Elizabeth se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo.

Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia se regocijaron con ella.

Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zakariyya;

Pero respondiendo su madre, dijo: No, se llamará Juan.

Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre.

Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar.

Y pidiendo una tablilla escribió diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.

Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua y habló bendiciendo a Dios.

Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas.

Y todos los que las oían las guardaban en su corazón diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él. (Lucas 1:57-66)

En los primeros versículos se relata el nacimiento de Yahia y en los últimos el de Isa. En esta mezcla de secuencias es donde se produjo la confusión, que para más tarde subsanarla se inventaría el personaje de “José el carpintero”. El primer error del cronista radica en el hecho de dejar mudo a Zakariyya durante todo el embarazo de su esposa, y aun después de éste hasta el octavo día. El ángel Yibril le ha anunciado que tendrá un hijo. A Zakariyya esta noticia le resulta increíble, pues él es un hombre mayor y su esposa estéril. Por ello pregunta al malak: “¿En qué conoceré esto?” Es decir, ¿cómo sabré que lo que me estás anunciando realmente va a suceder? El malak le responde que permanecerá mudo hasta que “esto se haga”; es decir, hasta el momento de la fecundación, no hasta el momento del parto. Más aún, si Zakariyya hace ocho días que tiene al pequeño Yahia en sus brazos, qué sentido tiene permanecer mudo. ¿Qué mejor confirmación que ver al recién nacido con sus propios ojos?

Dijo Zakariyya al ángel: ¿En qué conoceré esto, porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada? Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que esto se haga. (Lucas 1:18-20)

Según el Qur-an fueron tres noches (con sus días) las que permaneció mudo. Al no haber ninguna causa natural que le impidiera hablar, su mudez durante este periodo era una clara señal para él de que el anuncio de Yibril era cierto y se iba a cumplir.

En el versículo 65 se produce la amalgama de textos –“y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas”. ¿Qué es lo que pudo causar el temor de todos los vecinos? Más aún, ¿qué son “todas esas cosas” que se divulgaron por las montañas de Judea? ¿Resultaría lógico concluir que los vecinos se llenaron de temor porque Zakariyya se echó a hablar, porque se abrió su boca, se desató su lengua y bendijo al Altísimo? Veamos la narración coránica de la historia del nacimiento de Yahia y el de Isa, y su simultaneidad:

¡Oh Zakariyya! Te anunciamos un hijo cuyo nombre será Yahia,
nadie antes de él ha recibido este nombre.
Qur-an 19:7 – Mariam

El diálogo que aparece en Lucas es una invención del cronista. A Zakariyya se le dijo desde el día del anunciamiento que su hijo se llamaría Yahia, un nombre que ningún mortal había llevado antes de él. Una forma en la que el Altísimo tuvo a bien honrarle, como más tarde honraría a Muhammad (s.a.s) dándole un nombre con el que tampoco nadie había sido llamado antes de él.

Dijo: ¡Oh Señor! ¿Y cómo tendré un hijo siendo mi mujer estéril y yo un anciano? Dijo: Así lo ha dicho tu Señor, eso es fácil para Mí; igual que una vez te creé y no eras nada.
Dijo: ¡Señor mío! Dame un signo. Dijo: Tu signo será que durante tres noches no pondrás hablar a la gente, aunque no adolezcas de ningún mal.
Qur-an 19:8-10 – Mariam

El signo que Allah le da es quedarse mudo durante tres noches –con sus tres días. Por lo tanto, cuando nace Yahia, Zakariyya ya habla, pues la señal que le ha dado el Altísimo nada tiene que ver con la comprobación del embarazo ni del posterior alumbramiento. Al quedarse mudo durante tres noches y tres días, Zakariyya adquiere la certeza de que su esposa dará a luz un hijo varón, por nombre Yahia.

Así apareció ante su gente desde el mimbar y les hizo saber que debían glorificar mañana y tarde.
Qur-an 19:11 – Mariam

Zakariyya ha recibido la buena nueva de Yahia y pide a la gente que glorifique al Todopoderoso y le dé gracias por tan gran bendición.

¡Yahia! ¡Toma el Kitab con fuerza! Y le dimos el juicio siendo aún un niño. Pusimos en él compasión y pureza. Era temeroso y virtuoso con sus padres. No se comportaba de forma tiránica con ellos
ni les desobedecía. Paz sobre él el día en que nació, el día de su muerte
y el día en el que resurja a la vida.
Qur-an 19:12-15 – Mariam

En el Inyil que aparece en Isaías y en Jeremías vemos que la función de Yahia fue muy importante. Allah el Altísimo le pide que coja la Ley, el Mensaje Divino, con fuerza y denuncie las falsedades y la corrupción de la casta sacerdotal. En este sentido hay que entender su papel como anunciador –no de Isa, sino de su tarea, la de denunciar a la casta sacerdotal y proclamar la venida del último Profeta:

¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. (Jeremías 8:8)

Y en Oseas –Husha’– Yahia arremete con fuerza contra la sociedad judía que sigue, sin ningún conocimiento, a la corrupta casta sacerdotal:

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. (Oseas 4:6)

Veamos ahora el relato del nacimiento de Isa:

Y menciona en el Kitab a Mariam cuando se apartó de su gente,
retirándose a una estancia al este.
Se ocultaba de ellos tras un velo, y le enviamos Nuestro Ruh
que asumió la forma de un humano –bashar– completo.
Dijo: “Me refugio de ti en el Rahman, actúa, pues, con temor.”
Dijo: “Soy un mensajero de tu Señor para concederte un niño puro.”
Dijo: “¡Cómo podría concebir un hijo si con ningún mortal –bashar– he tenido relaciones
ni soy una fornicadora!”
Dijo: “Así ha dicho tu Señor: ‘Eso es fácil y liviano para Mí’. Haremos de él un signo para los hombres –nas– y una rahmah. Es un registro que se ha de cumplir.”
Concibió y se retiró con él lejos de allí.
Le sobrevino el parto junto al tronco de una palmera. Exclamó: “¡Ojalá hubiera muerto antes de que me sucediera todo esto, y hubiera quedado olvidada de todos!”
La llamó desde abajo: “No te entristezcas. Tu Señor ha dispuesto debajo de ti un arroyo.
Sacude hacia ti el tronco de la palmera y caerán dátiles maduros y frescos.
Come y bebe, y reconforta tu ánimo. Y si vieras a algún humano –bashar, le dirás: ‘He hecho promesa de ayuno al Rahman y hoy no puedo hablar con nadie –con ningún insan.’”
Qur-an 19:16-26 – Mariam

Aunque relata la historia de forma muy concisa, el Qur-an nos hace sentir la angustia y la soledad en la que Mariam alumbró al bendito Isa. Ahora tiene que volver a su gente, y no va a ser fácil explicarles cómo ha tenido ese hijo que trae en los brazos:

Llegó a su gente llevándole en sus brazos. Dijeron: “¡Mariam! Has traído algo repudiable.
¡Hermana de Harun! Tu padre no era un hombre pérfido ni tu madre una fornicadora.”
Entonces señaló al niño indicándoles que hablaran con él.
Dijeron: “¿Cómo vamos a hablar con un recién nacido?”
Dijo entonces el niño: “Soy un siervo de Allah. Me ha dado el Kitab y me ha hecho Profeta.
Me bendecirá allí donde esté. Me ha prescrito la salah y la zakah mientras viva,
y ser virtuoso con mi madre. No me ha dado un carácter opresor ni insolente.
 La paz sea sobre mí el día en que nací, y el día en el que muera,
y el día en el que resurja a la vida.”
Qur-an 19:27-33 – Mariam

 Esta es la razón de que sintieran temor y divulgaran “todas esas cosas” por las montañas de Judea. No es Zakariyya quien abre la boca y a quien se le desata la lengua, sino a Isa quien, aun siendo un recién nacido, habla con juicio y sabiduría.

En otro relato se vuelve a interpolar la figura de José esta vez para confundirla con la del Ruh en forma humana enviado por Allah a Mariam.

Hay numerosas Aleyas en las que se menciona a Mariam como la madre de Isa, pero hay 5 en las que se relata su historia y como se llevó a cabo la concepción de su bendito hijo. Veámoslas.

¡Gente del Kitab! No estéis tan erróneamente apegados a vuestro Din y no digáis de Allah, sino la verdad. El Masih, hijo de Mariam, no fue, sino uno de los mensajeros de Allah, una orden Suya de creación depositada en Mariam y un Ruh proveniente de Él.
Qur-an 4:171 – an Nisa
Allah dirá a Isa, hijo de Mariam: “Recuerda la gracia que te concedí a ti y a tu madre cuando te apoyé con el Ruh al-Qudus y de esta forma pudiste hablar a la gente
cuando estabas en la cuna y siendo adulto.  
Qur-an 5:110 – al Maidah

En estas dos primeras Aleyas, se habla de una Orden Suya de Creación y del Ruh como los instrumentos que propiciaron la concepción de Isa; sin embargo, estas indicaciones no tienen demasiado sentido para nosotros pues no entendemos cómo se materializaron, cómo fecundaron a Mariam. La tercera Aleya, en cambio, es mucho más explícita:

Y Mariam, la hija de Imran, la que guardó bien su abertura فَرْجَها. Insuflamos en ella parte de Nuestro Ruh. Creyó en la veracidad de las palabras de su Señor y en Sus libros,
y a Él fue siempre obediente.
Qur-an 66:12 – al Tahrim

El término árabe utilizado en el Qur-an es fary فَرْج, y en esta aleya viene acompañado del pronombre posesivo –de ella, ha– resultando la expresión faryahaفَرْجَها , que significa –su apertura, su vulva. Y fue allí, en la apertura, donde se insufló el Ru. Pero seguimos sin comprender cómo se manifestó ese acto de insuflarle el Ruh. La explicación completa la encontramos en la sura de Mariam:

Y menciona en el Kitab a Mariam cuando se apartó de su gente,
retirándose a una estancia al este.
Se ocultaba de ellos tras un velo, y le enviamos Nuestro Ruh que asumió la forma de un humano –bashar– completo.
Dijo: “Me refugio de ti en el Rahman, actúa, pues, con temor.”
Dijo: “Soy un mensajero de tu Señor para concederte un niño puro.”
Dijo: “¡Cómo podría concebir un hijo si con ningún mortal –bashar– he tenido relaciones
ni soy una fornicadora!”
Dijo: “Así ha dicho tu Señor: ‘Eso es fácil y liviano para Mí’. Haremos de él un signo para los hombres –nas– y una rahmah. Es un registro que se ha de cumplir.”
Concibió y se retiró con él lejos de allí.
Qur-an 19:16-22 – Mariam

En estas aleyas se nos aclara que el Ruh se manifestó en forma de hombre, de bashar, y se añade la palabra sawiya سَوِيًّا, que significa –completo, correcto, sin que le falte nada, en todos los sentidos, en todos los aspectos. Es decir, una entidad humana con todos sus elementos o, si se quiere, con todos sus órganos, con todos sus miembros. Y fue a través de ese Ruh –con apariencia humana– como se le “eyaculó” a Mariam el agua primordial, dando lugar a un ser humano con características muy especiales.

Cuando se acerca el momento de alumbrar, Mariam se retira a un lugar apartado de su gente y es acompañada, no por José –un personaje que probablemente nunca existió o si realmente existió no tuvo relación alguna con Mariam– sino por el Ruh en forma humana, que la protege durante el viaje y la “asiste” en el alumbramiento:

Le sobrevino el parto junto al tronco de una palmera. Exclamó: “¡Ojalá hubiera muerto antes de que me sucediera todo esto, y hubiera quedado olvidada de todos!”
La llamó desde abajo: “No te entristezcas. Tu Señor ha dispuesto debajo de ti un arroyo.
Sacude hacia ti el tronco de la palmera y caerán dátiles maduros y frescos.
Come y bebe, y reconforta tu ánimo. Y si vieras a algún humano –bashar, le dirás: ‘He hecho promesa de ayuno al Rahman y hoy no puedo hablar con nadie –con ningún insan.’”
Qur-an 19:23-26 – Mariam

La escena se clarifica en la siguiente Aleya:

E hicimos del hijo de Mariam y de su madre un Signo. A ambos les dimos cobijo
en un lugar elevado, protegido, donde había arroyos.
Qur-an 23:50 – al Muminun

Mariam ha alumbrado a Isa –en un lugar elevado, protegido, donde había arroyos; el Ruh con forma humana, desde abajo, le conforta y le indica cómo abastecerse de dátiles y dónde purificarse. Más tarde, vuelve a su gente con el niño en brazos.

La historia de Mariam y la concepción de su hijo Isa aparece en el Nuevo Testamento de forma muy similar a como es relatada en el Qur-an a condición de que eliminemos la figura de José el Carpintero, una figura no sólo a-histórica sino también contraria a la propia naturaleza humana. Su irracional relación con Mariam queda puesta de manifiesto en los primeros versículos del Evangelio de Mateo.

El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María, su madre, con José, antes de se juntasen, se halló que había concebido de Espíritu Santo. (Mateo 1:18)

No sabemos el tiempo que transcurrió entre el día de su boda hasta que se halló que había concebido del Espíritu Santo, pero obviamente no debió ser la misma noche de bodas. ¿Por qué no se juntó entonces a María esa misma noche como hacían y hacen todas las parejas del mundo? ¿Qué impidió a Mariam recibir a su esposo y qué hizo que José no se acercase a su esposa, sin duda una joven dulce y bella? La historia de Mariam se reviste de irracionalidad al introducir la figura de José el Carpintero. El Qur-an nos relata que Mariam era una joven piadosa, dedicada por completo a la adoración de su Señor, y que estaba bajo la custodia de Zakariyya, esposo de su parienta Elizabeth. Y es en esta situación, como ya hemos relatado, en la que concibe por “obra” del Ruh de Allah que se le aparece en forma humana. Y es ese Ruh en forma humana quien le acompañará al lugar donde dará a luz a su hijo Isa. De esta forma, el Qur-an devuelve la naturalidad y racionalidad a la historia de Mariam y de su hijo Isa.

Vemos pues que Isa y Yahia son figuras claves en la historia de la humanidad que hay que eliminar o al menos trastocar para que los poderosos lobbies judíos de todos los tiempos puedan continuar sus negocios sin mayores interferencias.

Yahia arremete contra la casta sacerdotal judía denunciando su ceguera y su falta de conocimiento, pero ésta logra que lo degüellen como a un cordero. Ahora será Isa quien tome su relevo y entregue la carta de repudio de su Señor a la ummah israelita.

De nuevo, en el libro de Jeremías encontramos pasajes del Inyil en los que se sigue hablando de Yahia:

Vino a mí palabra de Jehová diciendo: No tomarás para ti mujer ni tendrás hijos ni hijas en este lugar.

(Jeremías 16:1-2)

Yahia no se casó ni tuvo descendencia, pues su corta misión consistió en preparar el terreno a Isa y pasarle el testigo. El propio Qur-an confirma este hecho:

Entonces los malaikah le llamaron cuando estaba de pie en el mihrab ofreciendo la salah y le dijeron: “Allah te anuncia la buena nueva de Yahia, quien creerá firmemente en aquello que Allah le revele, y será digno, casto y noble Profeta.”
Qur-an 3:39 – ali ‘Imran

La palabra “casto” es husuuran حُصورًا en árabe, y significa –aquel que no tiene relaciones sexuales con nadie ni está casado, y es solamente a Yahia a quien el Qur-an da este calificativo.

En el siguiente pasaje del Inyil, incrustado en el libro de Jeremías, encontramos una prueba más de que con este nombre se está ocultando a Yahia:

Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.

Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah! ¡Señor! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que envié irás tú, y dirás todo lo que te mande.

Jeremías 1:4-7

Un texto extraño; incluso podría pasar por cabalístico si no fuera porque el Qur-an nos desvela la identidad de ese “muchacho” dotado de juicio y discernimiento:

¡Yahia! ¡Toma el Kitab con fuerza! Y siendo un muchacho le dimos el juicio.
Qur-an 19:12 – Mariam

Todo el Antiguo Testamento está impregnado del Inyil. Ello evidencia que gran parte de los libros que lo componen fueran escritos después de Isa y después de Muhammad (s.a.s) –una constante falsificación que el Todopoderoso desvela una y otra vez en el Qur-an:

¡Ay de los que escriben el Kitab con sus propias manos y luego dicen: Esto ha venido de Allah! Vendiéndolo a bajo precio.
Qur-an 2:79 – al Baqarah

En el siglo XVII el filósofo inglés Thomas Hobbes y unos pocos años después Isaac de la Peyrere, un calvinista francés, afirmaban rotundamente que Musa no era el autor del Pentateuco. Esto significa que lo que llamamos la Taurah pasó más de 1000 años de la era cristiana sin que nadie hiciese un estudio crítico desde el punto de vista lingüístico, histórico o literario. Este hecho contrasta con la repetida advertencia que se hace en el Qur-an a los judíos del castigo que recibirán por reescribir su libro y ocultar ciertos manuscritos (rollos).

Lo que con más ahínco ha ocultado la pluma mentirosa de los escribas es la misión de Isa anunciada por Yahia y contenida en el Inyil, diseminado por todo el Antiguo Testamento. Esta misión es doble –entregar la carta de repudio a la casta sacerdotal judía, y proclamar la venida del último Profeta –Ahmad (s.a.s). Así lo vemos anunciado en el Qur-an:

Los hijos de Israel que cayeron en la incredulidad fueron maldecidos
por boca de Daud e Isa, hijo de Mariam.
Qur-an 5:78 – al Maidah

Y en la siguiente aleya encontramos descrita la segunda tarea encomendada a Isa:

Y cuando dijo Isa, hijo de Mariam: “¡Banu Isra-il! Yo soy el mensajero que Allah os envía para confirmar lo que no ha sido alterado de la Taurah que había antes de mí y para daros la buena nueva de un mensajero que ha de venir después de mí cuyo nombre es Ahmad.”
Qur-an 61:6 – as Saff

Son las mismas encomiendas que aparecen en el libro de Isaías –en primer lugar, el divorcio de Allah con los hijos de Isra-il:

Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre. (Isaías 50:1)

¡Importantísimo este pasaje! Allah el Altísimo no rompe el Pacto con Ibrahim, pero divorcia a la ummah judía, a la ummah israelita. El vaso de la ira de Allah se ha colmado. Ya a Ibrahim se le anunció este divorcio. La Profecía, ahora, volverá a la rama ismaelita:

Después de que su Señor pusiera a prueba a Ibrahim con órdenes que éste cumplió plenamente, dijo: “Voy a hacer de ti un imam para la gente –nas.” Dijo: “¿También de mis descendientes?” Dijo: “Mi encomienda no atañe a los infames.”
Qur-an 2:124 – al Baqarah

En segundo lugar, se anuncia la llegada de Muhammad (s.a.s), quien sellará la Profecía:

Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo que la boca del Señor nombrará. (Isaías 62:2)

En el Qur-an Allah el Altísimo pronuncia este nuevo nombre:

Y quien busque otro Din que Islam, no le será aceptado, y en la Última Vida será de los perdedores.
Qur-an 3:85 – ali ‘Imran

En Isaías 11 encontramos la confirmación de este mismo anuncio:

Saldrá una vara del tronco de Isai, y un vástago retoñará de sus raíces. (Isaías 11:1)

Según algunos comentaristas, Isai sería el padre de Daud, pero ya hemos visto que los nombres propios en el Antiguo Testamento se utilizan, en muchas ocasiones, de forma arbitraria por ignorancia de los escribas o para ocultar la verdadera identidad de la persona a la que se está haciendo referencia. En este texto se ve claramente que se refiere a Ibrahim, ya que él es el tronco –el tronco fuerte de donde ha surgido toda la Profecía después de Nuh. Daud fue un Profeta más, una rama más del tronco primigenio –Ibrahim, con quien Allah hizo el Pacto y a cuya descendencia concedió la Profecía.

¿Y quiénes serían entonces esa vara y ese vástago que retoñarán de sus raíces? Parece como si se refiriese a dos personas distintas, pero en realidad se está hablando de una sola. Es una cuestión de estilo. Se utiliza también en la poesía árabe. Se anuncia algo y se repite en el siguiente verso con otras palabras. Es como si dijésemos: “Saldrá una vara del tronco. Sí, saldrá un vástago de sus raíces.” Está claro que se refiere a la misma persona, pero se hace referencia a ella con diferentes nombres. Ahora la pregunta es ¿de quién se está hablando? ¿A quién se hace mención al decir que una vara saldrá de ese tronco, es decir, de Ibrahim? De ese tronco fuerte han salido dos ramas, la de Ishaq y la de Ismail (ver artículo XX). Mas la de Ishaq, vía Yaqub y Yusuf, así como la de Isra-il, la de Lut, hace mucho tiempo que ha salido, que ha retoñado del tronco. Aquí, sin embargo, se está hablando de un nuevo vástago, de una nueva rama. Por lo tanto, tiene que ser diferente de aquella de la que surgieron todos los Profetas hasta Isa, él incluido. Esta vara surge del mismo tronco, pero es diferente. Tiene otro origen. Es la rama de Ismail que llega hasta Muhammad (s.a.s). Esta transferencia de poderes viene anunciada en el Génesis:

No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Shiloh; y a él se congregarán los pueblos. (Génesis 49:10)

Es la profecía que Yaqub narra a sus hijos en el lecho de muerte. En ella anuncia que llegará el día en el que la Ley –es decir la Profecía– y el poder le serán quitados a Judá y a sus descendientes. Eso sucederá cuando llegue Shiloh, que en hebreo significa “paz”, lo mismo que significa “Islam” en árabe, y Muhammad (s.a.s) es el Profeta del Islam. Él viene con la nueva shariah, renovada y libre de adulteraciones.

Cuando llega Isa no queda un sólo levita o fariseo de entre los justos. Los hombres y mujeres dispuestos a ayudarle en su misión son gente del pueblo. Tiene que elegir a sus compañeros de entre la gente llana, ya que toda la casta sacerdotal judía se ha corrompido. No es un divorcio caprichoso: “por vuestras maldades”. ¿Y quién entrega esta carta de divorcio a los judíos? Precisamente Isa. Les anuncia que les ha sido quitado el cetro y que han sido divorciados. Se lo anuncia con estas palabras que encontramos en Mateo:

Por tanto, os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. (Mateo 21:43)

En el mismo capítulo Isa aclara todavía más esta nueva situación:

Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las escrituras: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza de ángulo? El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? (Mateo 21:42)

La piedra que desecharon los edificadores, que despreciaron, que relegaron al olvido es Ismail, el verdadero constructor de la Ka’bah.

Y cuando Ibrahim e Ismail erigieron los fundamentos de la Casa: ¡Señor, acéptanoslo!
Tú eres Quien oye, Quien sabe.
Qur-an 2-126 – al Baqarah

Y esa piedra ha venido a ser cabeza de ángulo, es decir, pilar sobre el que ahora se va a sustentar el Din de Allah -Muhammad (s.a.s). Así mismo lo entendieron los sacerdotes que le escuchaban:

Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos.

Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta. (Mateo 21:45-46)

Aquí tenemos dos puntos muy importantes. El primero de ellos, que la casta sacerdotal, es decir, los que detentan la enseñanza del Din, han comprendido claramente las palabras de Isa –el divorcio de Allah, cuya carta de repudio les está entregando. El segundo punto es que Isa era tenido por Profeta y en ningún momento por hijo de Dios, ya que ese concepto, aparte de ser totalmente pagano, era contrario a las enseñanzas que, de generación en generación, y a través de las Escrituras, el pueblo judío había recibido. No había más que un Dios y Su forma de comunicarse con el ser humano era a través de Sus Profetas y de los Kutub Revelados.

En este pasaje de Isaías vemos de nuevo el anuncio de Muhammad (s.a.s):

He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. (Isaías 55:4)

La clave de este versículo está en las palabras “jefe y maestro”. Ningún Profeta reunió estas dos cualidades excepto Muhammad (s.a.s). Él fue jefe, califa, emir… y, al mismo tiempo, maestro que educó a toda una generación y cuya sabiduría, contenida en sus dichos y en su comportamiento, seguirá educando a los hombres hasta el Día del Resurgimiento.

Pero la misión de Isa (a.s) no podía reducirse a un simple anuncio de la llegada del “Profeta”. El Mesías revela en el Inyil que encontramos en el libro de Isaías la tarea que se le ha encomendado a Ahmad (s.a.s) –restablecer el Tawhid (la Unicidad de Allah) y el Hayy (la peregrinación al Valle de Bakkah).

De esta forma se cierra el arco profético; se asientan los dos basamentos sobre los que se apoya el puente de la Profecía. Ibrahim (a.s) restablece el Tawhid de forma que no pueda haber el menor resquicio por el que filtrarse alguna forma de asociación, de idolatría. La firme posición de Ibrahim (a.s) le lleva a un enfrentamiento directo con su familia, con su clan, con la casta sacerdotal y con su gente.

Tenéis un hermoso ejemplo en Ibrahim y en los que se mantenían firmes con él, cuando le dijeron a su gente: “Nada tenemos que ver con vuestra forma de actuar ni con lo que adoráis fuera de Allah. Renegamos de vosotros. Habrá enemistad y odio entre nosotros
hasta que no creáis en otro que en Allah.”  
Qur-an 60:4 – al Mumtahanah

Por orden de su Señor construye la Ka’bah y llama a la gente a que peregrine al Valle de Bakkah. Establece los ritos y el sistema completo de adoración.

Y después de levantar Ibrahim los fundamentos de la Casa e Ismail… ¡Señor nuestro! ¡Acéptanoslo! Tú eres Quien oye, Quien sabe. Muéstranos los ritos de adoración,
y vuélvete a nosotros; realmente Tú eres el Indulgente, el Compasivo.
Qur-an 2:127-128 – al Baqarah

Y esta misma misión es la que se le encarga a Muhammad (s.a.s). Desde la noche de los tiempos, Ibrahim (a.s) pide al Todopoderoso que levante un Profeta de entre la gente que vive junto a la Casa y la custodia:

¡Señor nuestro! Levanta un mensajero de entre ellos, que les recite Tus aleyas, y les enseñe el Kitab, y la Hikmah, y los purifique. En verdad que eres el Poderoso, el Sabio.
Qur-an 2:129 – al Baqarah

Por otra parte, la referencia a la Ka’bah y al Hayy se va haciendo cada vez más nítida en Isaías:

Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. (Isaías 56:7)

En Mateo, Marcos y Lucas vemos repetido el texto de Isaías:

… y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada, mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. (Mateo 21:13)

Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. (Marcos 11:17)

 Escrito está: Mi casa es casa de oración, mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. (Lucas 19:46)

Los textos se repiten porque forman parte del mismo libro –el Inyil– sin que los cronistas del Nuevo Testamento, sumidos en ignorancia y confusión, se dieran cuenta de ello.

Podríamos preguntarnos ahora ¿a qué Casa hacen referencia estos versículos? ¿Qué santuario es Casa de oración para todas las naciones? Obviamente, no puede referirse al Templo de Jerusalén como lugar de reunión, pues la Jerusalén palestina no ha dejado nunca de ser lugar y centro de discordia. Los pueblos se han reunido en su Templo para destruirlo y profanarlo; para cambiar las Escrituras y laicizar sus credos. Únicamente la Ka’bah es lugar de reunión desde los tiempos de Ibrahim e Ismail. Isa (a.s) profetiza el restablecimiento del Hayy y nos informa que la Casa de Allah el Altísimo ha sido convertida en “cueva de ladrones”, mancillada por cientos de ídolos.

La idolatría llegó a Makkah de la mano de Amr ibn Luhai, un rico comerciante que en uno de sus viajes a Sham se encontró con una gente que adoraba ídolos a los que les pedían lluvia y fuerza contra sus enemigos. Le aseguraron que siempre respondían favorablemente a sus súplicas, por lo que Amr les pidió que le dieran uno de ellos –quizás Hubal– y lo llevó a Makkah. A los mekinenses les dijo que era un intermediario entre ellos y Allah. Lo puso delante de la Ka’bah y éste fue el primer ídolo en el Hiyaz. Según algunas transmisiones, Amr ibn Luhai vivió 300 años antes del nacimiento del Profeta Muhammad; y según otras, 350. En un hadiz recogido en el sahih de Bujari, el Mensajero de Allah (s.a.s) ratifica su nombre y el hecho de que fuera él quien introdujo la idolatría en aquella región de Arabia: “He visto a Amr ibn Luhai arrastrarse descuartizado en el Fuego. En verdad que fue el primero en cambiar el Din de Ismail trayendo ídolos…”. Y así continuó hasta que Muhammad (s.a.s) y su ummah conquistaron Makkah, le devolvieron su santidad y comenzaron a realizar los ritos de adoración que Ibrahim había establecido miles de años antes.

En este otro versículo se profetizan los tiempos que vendrán después de Muhammad (s.a.s):

Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isai, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes y su habitación será gloriosa. (Isaías 11:10)

También este versículo ha sido interpretado “gregariamente” como anunciador de Isa (a.s). Pero a quien se anuncia es a Muhammad (s.a.s). Isai es Ibrahim, el tronco profético, con quien Allah el Altísimo ha realizado el Pacto; y la raíz de Ibrahim es Muhammad y no Isa, que es quien lo anuncia y profetiza la tremenda expansión y poder del Islam a través de los tiempos. Isa desaparece de este mundo perseguido por los judíos, y sin haber establecido un reino o un territorio donde sus seguidores pudieran establecer el Din de Allah. Esa gloriosa habitación es la de Muhammad (s.a.s), ya que él sí estableció un territorio seguro, el Hiyaz y, por lo tanto, Makkah, y ya en vida se sometieron a él todas las naciones árabes. Esta profecía está más ampliamente desarrollada en el capítulo 42:

Cantad al Señor un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra, los que descendéis al mar y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas.

Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. (Isaías 42:10-11)

Ya nadie entona el cántico judío. La ummah israelita ha sido arrancada del tronco primigenio –Ibrahim (a.s). Es tiempo, pues, de entonar un nuevo cántico, de establecer un nuevo Din. Pero esa no es la misión de Isa como se ha pretendido en la exégesis «gregaria» de las Escrituras. En la crónica de Mateo, Isa niega que haya traído un nuevo cántico:

No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

Mateo 5:17

La misión de Isa no es la de entonar un nuevo cántico, sino la de denunciar la corrupción de los judíos y la de proclamar la venida de aquel que sí traerá el nuevo Din -Muhammad (s.a.s). En Isaías se menciona incluso la manera en la que será revelado el Qur-an, portador del Nuevo Cántico:

La palabra, pues, del Señor les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos. (Isaías 28:13)

Y no es nuevo ese Din porque cambie la creencia anterior, la misma creencia que habían enseñado los Profetas desde Ibrahim. Es nuevo porque restablece el Din perenne y eterno del Altísimo que la casta judía había cambiado y falsificado. Este hecho nos advierte de la falacia que hoy recorre los círculos religiosos de que cada uno puede elegir el Din que más le convenga o el que mejor se adapte a sus intereses. El Din lo elige Allah el Altísimo para toda la humanidad y quien no lo siga, estará siguiendo su propia perdición:

Y quien busque otro Din que Islam, no le será aceptado, y en la Última Vida será de los perdedores.
Qur-an 3:85 – ali ‘Imran

Y ese Din llegará a todos los lugares, también a las costas y a sus moradores. En pocos años el Islam llega a las costas africanas y asiáticas –Indonesia, Malasia, las Islas Filipinas, las Islas del Océano Índico… En el versículo 11 se dice: “Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar.” Cedar es Qedar en árabe y en siriaco, y sabemos que éste era el nombre de uno de los hijos de Ismail. Se está haciendo referencia, pues, a las tribus del Sur de Arabia. Esta idea queda reforzada por la siguiente frase: “y canten los moradores de Sela”, que en árabe es Selah –el nombre de una de las montañas de Medina. “Y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo.” Es la misma escena que encontramos en las crónicas que relatan la llegada de Muhammad a Medina, cuando él y sus Compañeros emigraron desde Makkah.

No hay un solo estudio bíblico en el que se mencionen, ya sea de pasada, elementos constructores de la Profecía, como el Islam, su Profeta, la Ka’bah, etc. Y sin embargo, lo que hemos descubierto a lo largo de nuestras investigaciones es todo lo contrario –la Biblia y las tradiciones más antiguas de la humanidad están impregnadas de ellos.

Pero el hombre prefiere, por naturaleza, imitar a reflexionar. La imitación no exige iytihad, que es esfuerzo, búsqueda, investigación, comprobación… incluso el estilo literario con el que expresamos nuestros hallazgos lo tomamos de la akademia judía. Simplemente imitamos. No importa que nos choquen ciertas proposiciones o ciertas teorías. La verdad ha dejado de ser nuestra responsabilidad, ya que existe una supra-institución que se encarga de dirigir nuestros pasos. Hay unos elocuentes y sabios ventrílocuos que hablan por nosotros, que nos publican si nuestros labios se mueven al unísono de sus palabras.

F13-PABLO DE TARSO

Tras haber logrado los judíos cambiar todo lo que necesitaban para reescribir la historia con la traducción de la Taurah al griego, Pablo de Tarso será el encargado de levantar el segundo pilar sobre el que se erigirá el edificio de su poder laico.

El Todopoderoso había encomendado a Isa una doble misión. En primer lugar, entregar a la casta sacerdotal judía la carta de repudio de su Señor:

Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. (Mateo 21:43)

En la crónica de Lucas encontramos uno de los pocos fragmentos del Nuevo Testamento que muy probablemente forme parte del Inyil, de la parte del Kitab que se le reveló a Isa. En todos los bloques de aleyas del Kitab revelados es Allah el que habla, no los Profetas, cuya misión es la de transmitir el Mensaje Divino, no el de redactarlo. En los versículos que citamos a continuación Allah el Altísimo anuncia a los judíos que el Pacto profético con los descendientes de Ishaq se ha terminado:

¡Jerusalén! ¡Jerusalén, que matas a los Profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta. (Lucas 13:34-35)

Es el mismo anuncio de divorcio entre Allah el Altísimo y Judá que encontramos en Isaías:

Así dijo el Señor: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre. (Isaías 50:1)

Allah el Altísimo no rompe el Pacto con Ibrahim, pero divorcia a la ummah judía, a la ummah israelita. El vaso de la ira del Misericordioso se ha colmado. Ya a Ibrahim se le anunció este divorcio cuando tuvo lugar el Pacto con el Todopoderoso:

Y cuando tu Señor puso a prueba a Ibrahim con palabras que éste cumplió, le dijo: Voy a hacer de ti un dirigente y un ejemplo para los hombres. Dijo: ¿Y lo harás también con mis descendientes? Dijo: Mi Pacto no alcanza a los injustos.
Qur-an 2-124

El segundo aspecto de esta doble misión era el de anunciar la venida del último Profeta –Muhammad (s.a.s) – que ya no saldrá de la rama israelita de Ishaq, sino de la rama de Ismail:

Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las escrituras: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza de ángulo? El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos. (Mateo 21:42)

Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos. (Mateo 21:45)

La piedra que desecharon los edificadores, que despreciaron, que relegaron al olvido, es Ismail, el verdadero constructor de la Ka’bah y su posterior guardián.

Y cuando Ibrahim e Ismail erigieron los fundamentos de la Casa:
¡Señor, acéptanoslo! Tú eres Quien oye, Quien sabe.
Qur-an 2:126

 Y esa piedra ha venido a ser cabeza de ángulo, es decir, pilar sobre el que ahora se va a sustentar el Din de Allah –Muhammad (s.a.s). Así pues, la casta sacerdotal, los que detentan la enseñanza del Din, han comprendido claramente las palabras de Isa –el divorcio de Allah con la ummah israelita, cuya carta de repudio les está entregando. De esta forma se hace realidad la maldición con la que Musa despide a los judíos:

Pero acontecerá, si no oyeres la voz de tu Señor, para procurar cumplir todos Sus mandamientos y Sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.

Deuteronomio 28:15

El momento, durante tanto tiempo anunciado, ha llegado. Isa abroga las falsificaciones que la casta sacerdotal judía ha introducido en la Taurah y les anuncia que vendrá “el Profeta”, el último, con la Ley que será válida hasta el Día del Resurgimiento. Esto quiere decir que se ha secado la rama israelita y que va a surgir de la rama ismaelita un nuevo brote, un nuevo cántico, una nueva vida. Así pues, Isa ha finiquitado lo que hoy conocemos con el nombre de judaísmo. ¿Acaso puede haber mayor desastre para el poder judío? Se acabaron sus privilegios, sus abusos, sus manipulaciones, su pretendida identidad de pueblo elegido. Sin embargo, aún les quedaba una bala en la recámara. El proyectil se dirigió derecho al corazón de la fortaleza de la fitrah –al iman, a la fe.

En el Talmud hay un apartado que trata de la vida de Isa. En ese capítulo se habla de Pablo bajo el nombre de Simón bin Kifa, como nos lo relata Ziad Muna en su libro Talfiq Surat al-Ajar fi al-Talmud. Según se menciona en este libro, Pablo habría sido enviado por el Sanedrín a la comunidad de los seguidores de Isa para crear una nueva religión, desligada del judaísmo, de modo que éste pudiera sobrevivir y continuar existiendo aun después de haber recibido la carta de repudio que el Todopoderoso había ordenado a Isa que entregara a la casta sacerdotal judía. De esta forma se introduce un elemento distorsionador en el ámbito doctrinal. Se rompe el concepto de un solo Dios, de un solo Creador y de un solo Mensaje revelado a la humanidad Profeta tras Profeta. Para obtener este falso desdoble, Saúl (Pablo) deberá presentar a los discípulos de Isa una nueva ‘aqidah (credo), que entre en claro conflicto con la tradición profética y la Taurah. Pero ¿cómo podría Pablo conseguir este efecto? Alguien que ni siquiera ha conocido personalmente al Maestro; un judío fariseo, enemigo por lo tanto de la nueva comunidad de creyentes. Obviamente, necesitaba de una audaz coartada, tan audaz que por imposible que pareciese tuviera que ser aceptada. Y ninguna mejor que haber recibido del propio Isa la confirmación de ser él el depositario de la verdadera comprensión del Mensaje Divino.

La puesta en escena tuvo lugar, según la tradición cristiana, en la Vía Recta de Damasco. Llevaba una carta de los principales sacerdotes judíos con la orden de detener a varios discípulos de Isa, pero antes de llegar a su destino, en esa misma calle, una potente luz le cegó derribándole del caballo, al tiempo que escuchaba una voz que le decía:

¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, señor? Y el señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues, pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquellas en que me apareceré a ti…

Hechos 26:14-16

Según la versión del Nuevo Testamento, Pablo no iba solo cuando tuvo lugar este acontecimiento que podríamos calificar, sin temor a exagerar, de transcendental:

Vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.” (Hechos 26:13 )

Sin embargo, y a pesar de lo muy afectados y sobrecogidos que debieron quedar sus compañeros, el relato de Pablo es el único que nos ha llegado. Nada sabemos de la identidad de los que supuestamente iban con él –son mudos personajes de cuya existencia real no tenemos noticia alguna. Por esa misma razón, de no haber sido por el apoyo que recibió de Bernabé, los seguidores de Isa lo habrían expulsado de su comunidad sin dudarlo un solo instante.

Había llegado el momento de llevar el mensaje de Isa a otras tierras. Bernabé fue a Tarso y trajo a Pablo de vuelta a Antioquía. De esta manera, Pablo volvía a estar, cara a cara, con aquellos a los que una vez había perseguido. Fue recibido en Antioquía por los discípulos de Isa con la misma frialdad con la que le habían recibido los de Jerusalén. Una vez más, gracias a la intervención de Bernabé, Pablo fue aceptado en la comunidad. Finalmente, Bernabé y Pablo, acompañados de Marcos, sobrino de Bernabé, partieron hacia Grecia en su primer viaje misionero. Los griegos adoraban a una infinidad de dioses. No les importaba aumentar su número, pero se oponían a la afirmación de la Unicidad Divina que negaba cualquier otro objeto de adoración. Pronto resultaría evidente que Pablo estaba dispuesto a comprometer las enseñanzas de Isa para lograr que fuesen aceptadas por ellos. Bernabé no pudo tolerar esa forma de proceder –y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor.

Hechos 15:39-40

Pablo se iba desviando cada vez más de las enseñanzas de Isa, poniendo el énfasis en la figura de Cristo, quien, según su versión, se le habría aparecido en visiones. Su nueva ‘aqidah se basaba enteramente en una comunicación sobrenatural y no en el testimonio histórico de un Jesús vivo. Su defensa contra aquellos que le acusaban de estar cambiando la guía que Isa había traído consistía en recordarles que lo que él predicaba tenía su origen en una revelación directa de Cristo y que por lo tanto había sido investido de autoridad divina. Al mismo tiempo insistía en la idea de que la ley de Musa no sólo era innecesaria sino además contraria a lo que Dios le había revelado: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley” -Gálatas 3:13. Las enseñanzas de Pablo lograron cambiar completamente la figura histórica de Jesús.

Ahmad Thompson, Blood on the Cross. Ed. Taha, pag.4-7

La versión de Pablo no tiene testigos independientes y por lo tanto es la única a considerar o a rechazar, y el que se elija una u otra opción dependerá de la habilidad narrativa y del carisma de quien relate la historia. En este caso la historia la relata Pablo, un sabio fariseo, gran conocedor de las Escrituras y experto orador. Estas cualidades serán las que consigan que Bernabé le apoye una y otra vez frente al rechazo general de la comunidad de creyentes, y que nuevos adeptos a las enseñanzas del Profeta Isa adopten su ‘aqidah. A su elocuente discurso se va a unir la transcendental misión para la que el “Señor le ha elegido”:

El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido Me es éste, para llevar Mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los Hijos de Israel.

Hechos 9:15

Con la confirmación por parte del “Señor” de que –a pesar de haber vivido Isa rodeado de fieles discípulos a los que en numerosas ocasiones les había otorgado un alto rango en la tierra y en los cielos– será él, Pablo, el depositario del Mensaje Divino, de su correcta comprensión y el encargado de llevarlo a toda la humanidad. Con estas credenciales se presentará ante los seguidores del Maestro con la nueva ‘aqidah, que le ha sido entregada personalmente y en secreto por el “Señor”.

La resistencia de Pedro y de otros discípulos a admitir la historia de Pablo y, sobre todo, su interpretación del Mensaje Divino, queda de manifiesto en el Nuevo Testamento –unas veces sin ambages, y otras distorsionada por el cambio de personajes que introducen los escribas, o los encargados de “revisar” periódicamente la Biblia y editar “nuevas versiones”:

Pero cuando Pedro vino a Antioquia, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por ellos a aquella hipocresía. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles, y no como judío, ¿cómo es que obligas a los gentiles a judaizar?

Epístola de Pablo a los Gálatas 2:11-14

Hay un virulento conflicto entre la ‘aqidah que los discípulos de Isa han aprendido directamente del Maestro y la que ahora predica Pablo, en la que introduce elementos contrarios al Mensaje Divino. En el siguiente texto vamos a ver más claramente cuáles son:

Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesárea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan, el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los Profetas. Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo (el Mesías). Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno. (Marcos 8)

Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan, el Bautista; otros, Elías; y otros que algún Profeta de los antiguos ha resucitado. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo (el Mesías) de Dios. Pero él les mando que no dijesen esto encargándoselo rigurosamente. (Lucas 9:18-21)

Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan, el Bautista; otros, Elías; y otros Jeremías, o alguno de los Profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. (Mateo 16:13-19)

Si leemos cuidadosamente estas tres citas, veremos que corresponden a un mismo suceso y que su semejanza sólo puede deberse a que son copias del texto original sobre el que se ha montado gran parte del Nuevo Testamento.

Los investigadores están acercándose cada vez más a la comprensión de cómo y cuándo se escribieron los evangelios. Se acepta que los nombres Marcos, Mateo, Lucas y Juan son atribuciones tardías; los autores reales son desconocidos. Ahora hay acuerdo casi unánime que Marcos escribió primero y que fue reformado por «Mateo» y «Lucas», agregando éstos material adicional.

Earl Doherty, Buscando la Verdad: El rompecabezas de Jesús

Isa pregunta a sus discípulos quién dice la gente que es él; y la respuesta es siempre la misma: un Profeta de los que quedaban por venir, o uno de los antiguos que hubiera resucitado. Bajo ningún concepto podía pensar nadie que se tratase del hijo de Dios ni que el Creador del Universo pudiera tener hijos. A continuación, Isa les pregunta quién dicen ellos que es él, a lo que Pedro contesta en los tres textos que es el Cristo (término griego para Mesías, Masih en árabe, y que significa el “ungido”) –un hombre, pues, un Profeta. Sin embargo, en la crónica de Mateo se añade: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente«. Pero –el Hijo del Dios Viviente– no puede ser del texto original ya que la crónica base es la de Marcos, en la que no se menciona “ese detalle” ni tampoco en la de Lucas. De haber pertenecido al texto original, todos ellos lo habrían mencionado puesto que no se trata de un dato marginal, aleatorio. El pasaje en cuestión está construido sobre una pregunta fundamental: “¿Quién decís vosotros que soy yo?” y una respuesta decisiva de la que va a depender la comprensión religiosa del cristianismo. Esa respuesta es: “El Mesías”. Si la respuesta hubiese sido: “El Mesías, el Hijo del Dios Viviente”, ni Marcos ni Lucas la habrían omitido. En ningún otro texto se menciona este hecho de forma clara; bien al contrario, en todos ellos se refuerza la idea de la Unicidad de Allah y de Isa como Profeta.

Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él.

Marcos 12:29-32

En el siguiente texto de la crónica de Marcos, Isa rehúsa ser alabado, y mucho menos deificado, dejando claro que las alabanzas pertenecen sólo a Allah:

Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.

Marcos 10:17

De forma general, la Unicidad de Allah está presente a lo largo de todo el Nuevo Testamento:

Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios les entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es Bendito por los siglos. Amén.

Romanos 1:23-25

Vemos en este texto la incompatibilidad de asociar nada ni nadie con Allah. Cuando decimos “Dios incorruptible” o “Dios les entregó…” ¿a quién nos estamos refiriendo? ¿Quién entrega; quién da las órdenes? En el texto que citamos a continuación la afirmación de la Unicidad de Allah es rotunda:

Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues, aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores) para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él.

1 Corintios 8:4-6

Analicemos ahora los versículos en los que supuestamente Pedro declara la deidad de Isa y es enaltecido por él, conjuntamente con los tres siguientes en los que Isa maldice a Pedro:

Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan, el Bautista; otros, Elías; y otros Jeremías, o alguno de los Profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.

Mateo 16:13-19

Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar el tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Mateo 16:21-23

Un texto realmente inexplicable y fuera del hilo conductor de la historia. Repasemos bien la escena: Este discípulo, Pedro, quien acaba de declarar que Isa es hijo de Dios, le recrimina, le pide que rectifique; lo lleva aparte y le dice: “Pero ¡qué estás diciendo!” Un hombre, un simple humano, se atreve a dar lecciones al hijo de Dios, a Dios mismo. Por su parte, Isa, quien acaba de otorgar a Pedro los más altos honores con los que honrar a un hombre (“y todo lo que atares en la Tierra será atado en los Cielos, y todo lo que desatares en la Tierra será desatado en los Cielos”) le llama shaytan, satanás –el peor calificativo que se puede dar a un creyente. ¡Qué diálogo tan extraño! Algo no termina de encajar en esta escena. Pero ya hemos visto que en el texto de Mateo había una interpolación, precisamente la que afirma por boca de Pedro que Isa es el hijo del Dios viviente. En realidad, el añadido no sólo es el texto, sino también la persona que lo dice. El escenario real tuvo que ser muy diferente.

Imaginemos por un momento que los dos personajes no hubieran sido Pedro e Isa, sino Pedro y Pablo. Reconstruyamos la escena. Pablo está diciendo a la gente que Isa es el hijo de Dios y que su muerte en la cruz y posterior resurrección al tercer día ha servido para redimir al hombre que crea en ello y salvarle del fuego eterno. Esa era la misión que los principales sacerdotes habían encargado a Pablo –anunciar la deidad de Isa y abrogar la Ley divina; y desde que entra en Damasco no hace sino predicar este nuevo credo:

Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos…

Hechos 9:19-21

Parecía como si esa noticia fuese nueva, algo que nunca antes habían escuchado de boca de los otros discípulos de Isa. Y así era en efecto, pues se trataba de la nueva doctrina que traía Pablo para desplazar con ella a la de los discípulos más próximos al Maestro y establecerla como el “verdadero evangelio”.  No es un dato a pasar por alto el que las epístolas de Pablo ocupen nada menos que el 47% de todo el Nuevo Testamento, un buen porcentaje para alguien que ni siquiera conoció personalmente al Profeta Isa.

Al oírle, Pedro le llama aparte y le recrimina por lo que está diciendo, por aquellas aseveraciones tan contrarias a la ‘aqidah que ha escuchado de los mismísimos labios del Maestro –ni éste era hijo de Dios ni había muerto crucificado ni había resucitado al tercer día; de la misma forma que la Ley no puede abrogarse, sino cumplirse, acompañándola de buenas obras. Pablo se da cuenta de que la gente les está escuchando y es entonces cuando arremete contra Pedro para dejarle en evidencia ante los demás, llamándole shaytan –satanás– y acusándole de buscar la vida de este mundo más que la Vida del Más Allá.

En la epístola de Pablo a los Gálatas vemos que esta disputa va a continuar hasta la escisión de la comunidad de seguidores de Isa en dos grupos: los paulistas –los seguidores de la ‘aqidah de Pablo, basada en la deificación de Isa y en la sustitución de la Ley divina por la fe; y los seguidores de la ‘aqidah de Isa, transmitida y defendida por sus principales discípulos –Pedro, Bernabé y otros. Este dilema lo resolverá Constantino al dar poder absoluto a la Iglesia católica –paulista– y al perseguir a muerte a los arrianos, a los donatistas y a otros grupos que negaban la deidad de Isa y la Trinidad.

En esta epístola Pablo arremete contra Pedro de forma virulenta, acusándole de hipócrita y de no actuar conforme a la verdad del “evangelio”. De nuevo, contrasta este maltrato con el alto rango al que el propio Isa le había elevado. ¿Quién es este Pablo que sin haber siquiera conocido al Maestro se atreve a recriminar y a declarar “públicamente” que aquel a quien Isa le ha dado las llaves del Cielo está actuando en contra de su “palabra”?

Pero cuando Pedro vino a Antioquia, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por ellos a aquella hipocresía. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles, y no como judío, ¿cómo es que obligas a los gentiles a judaizar?

Epístola de Pablo a los Gálatas 2:11-14

Mas Pedro nada tiene que ocultar ni de nadie tiene que esconderse. Ha sido uno de los más próximos a Isa y conoce perfectamente el espíritu y la letra del mensaje del Mesías.

Y empezó Pedro a explicárselo punto por punto, diciendo: “Yo estaba orando en la ciudad de Jopa, cuando vi en éxtasis una visión: un recipiente como un mantel grande que descendía, bajado del cielo por sus cuatro puntas, y que llegaba hasta mí. Yo lo miraba con la vista fija en él, y vi cuadrúpedos de la tierra, bestias, reptiles y aves del cielo. Oí asimismo una voz que me decía: «Anda, Pedro, mata y come.» Pero yo dije: «De ninguna manera, Señor; jamás cosa profana o impura entró en mi boca.» Y me respondió de nuevo la voz del cielo: «Lo que Dios ha declarado puro, tú no lo llames profano.» Esto se repitió hasta tres veces, y de nuevo fue retirado todo al cielo. Al instante se presentaron en la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca de mí. Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar en modo alguno. Vinieron también conmigo estos seis hermanos y entramos en la casa de aquel hombre. Él nos contó cómo había visto en su casa al ángel que se le presentó y le dijo: «Envía a Jopa a buscar a Simón, por sobrenombre Pedro; él te dirá palabras en virtud de las cuales serás salvo tú y toda tu casa.» Y en comenzando yo a hablar, descendió el Espíritu Santo sobre ellos, como al principio sobre nosotros. Y recordé la palabra del Señor cuando decía: «Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en Espíritu Santo.» Si, pues, Dios les otorgó el mismo don que a nosotros cuando creímos en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder impedírselo a Dios?” Al oír esto, se tranquilizaron y glorificaron a Dios diciendo: “Según esto, Dios ha dado también a los gentiles la conversión que conduce a la vida.”

Hechos de los Apóstoles 11:4-18

Es cierto que el mensaje que trae Isa no va dirigido a la humanidad de forma indiscriminada, sino, antes bien, a “las ovejas descarriadas de los hijos de Israil”, a los corruptos sacerdotes, a los escribas y fariseos, al pueblo que, engañado por los falsos maestros, ha seguido sus mismos extravíos.

El último mensaje, el que sí irá dirigido a toda la humanidad hasta el Día del Resurgimiento, aún no ha llegado. Es el mensaje que brotará de la otra rama del tronco santo de Ibrahim, la rama ismaelita, y que será transmitido por Muhammad (s.a.s). Pedro, consciente de esta realidad, no habla a los gentiles, pero tampoco los rehúye o los desprecia. Es un creyente, alguien que se ha sometido a la voluntad de Allah: «Si, pues, Dios les otorgó el mismo don que a nosotros cuando creímos en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder impedírselo a Dios?” De la misma manera actuó Isa con la samaritana:

El respondiendo, dijo: No soy enviado, sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo; Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Isa, dijo: Oh, mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Mateo 15:24-28

Esta actitud contrasta con la de Pablo, que es enteramente política. Por un lado, trata con ella de ganar adeptos en vez de transmitir el Mensaje Divino sin ningún tipo de concesiones; por otro, presenta la nueva ‘aqidah como el final del proceso profético –ya no habrá más Enviados ni revelaciones. El hijo de Dios ha descendido sobre la tierra y nos ha redimido con su pasión y muerte; por lo tanto, el mensaje de Isa es el último y debe ser llevado a toda la humanidad; y ésta será la ‘aqidah con la que Constantino cristianice a todo el Imperio Romano.

Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.

1 Corintios 9:19-21

Ya hemos dicho que el otro cambio doctrinal de la nueva ‘aqidah que trae Pablo a los seguidores de Isa es la salvación por la fe, quedando de esta forma abrogada la Ley.

Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de Isa, nosotros también hemos creído en Isa, para ser justificados por la fe del Mesías y no por las obras de la Ley, por cuanto por las obras de la Ley nadie será justificado.

Gálatas 2:15-16

Lo cual iba en contra de la propia enseñanza de Isa:

No penséis que he venido para abrogar la Ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido.

Mateo 5:17-18

En estos dos versículos, Isa desmiente la ‘aqidah de Pablo: Nadie puede abrogar la Ley, la cual permanecerá vigente hasta el Último Día –hasta que pasen el cielo y la tierra. Isa no es el sello de la Profecía, sino su anunciador, y así lo manifiesta Yahia (Juan el Bautista) al ser interrogado por un grupo de fariseos:

Este es el testimonio de Yahia cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú quién eres? Confeso y no segó, sino que confesó: Yo no soy el Cristo (Mesías en griego). Y les preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el Profeta? Y respondió: No.

Juan 1:19-21

Los que interrogan a Yahia no son judíos iletrados, sino sacerdotes y levitas, conocedores de la Ley y de la Profecía. Yahia les tiene intrigado, pues no aparece en sus libros, y el Sanedrín decide enviar a un grupo de sabios para que le interroguen y averigüen si es él el Mesías; por lo tanto, está claro que esperaban su llegada. Sin embargo, no acaba aquí el interrogatorio, pues los judíos esperaban también al “Profeta”, y del versículo que hemos citado se desprende claramente que el Mesías era alguien distinto del Profeta. En efecto, Isa era el Mesías y Muhammad (s.a.s) el Profeta.

Ese fue el gran trabajo de Pablo, su misión, su encomienda –separar el judaísmo del Mensaje que había traído Isa y que, de prosperar, daría al traste con la casta sacerdotal judía. Pablo derriba los dos pilares básicos de la Revelación: el monoteísmo y la Ley. Ahora Dios tenía un hijo y la fe en este hecho –totalmente absurdo e inaceptable– bastaba para salvarnos. Pablo había colocado una bomba de relojería programada para explotar en algún momento de un futuro impredecible para él, pero cuyo efecto diabólico sería el de desmantelar el cristianismo y desacreditar el Islam. Al caer los católicos –y más tarde los protestantes– en la trampa de la Trinidad y de la fe sin ley, se estaban condenando a un futuro ostracismo y a la repulsa de la humanidad. Los judíos mantienen el monoteísmo y la Ley basados en la parte del Kitab revelada a Musa, la Taurah. Y lo mismo sucede con los musulmanes, quienes proclaman el Tawhid (la Unicidad absoluta de Allah) y la necesidad de seguir los preceptos contenidos en la shari’ah (Ley divina), basado todo ello en el Qur-an revelado al Profeta Muhammad (s.a.s). Los cristianos, en cambio, tienen ahora frente a sí la imposible tarea de rectificar el absurdo de la Trinidad y paliar su orfandad legislativa. Hay una clara división teológica y legal entre el judaísmo –que se “mantiene fiel” a los Profetas, a la Ley divina y al mensaje de la Unicidad del Altísimo– y el cristianismo, que ha deificado a un Profeta, a un Enviado, y ha eliminado la Ley divina.

De esta forma, podemos decir que uno de sus enemigos potenciales quedaba fuera de combate. Habían ganado una batalla, es cierto, pero no la guerra, pues el Islam no sólo desmentía la Trinidad y la crucifixión de Isa (a.s), sino que además denunciaba la falsificación que había sufrido el bloque de aleyas del Kitab revelado a Musa (a.s), la Taurah, a manos de los escribas judíos; unificaba toda la genealogía profética desde Adam hasta Muhammad (s.a.s), y daba respuesta a la tan esperada venida del Mesías –Isa– y del Profeta Muhammad, anunciada repetidamente en los rollos y pergaminos que manejaban los fariseos. De esta forma se cerraba el círculo, quedando fuera el judaísmo y el cristianismo como religiones fabricadas por el hombre y, dentro, el Islam como la forma universal de adoración.

El Profeta Musa (a.s) no menciona en la Taurah la palabra “judaísmo” ni los Profetas se refieren a este término en el Antiguo Testamento; de la misma forma que la palabra “cristianismo” no aparece en ningún lugar del Nuevo Testamento. Ningún Enviado dijo nunca: “¡Sed judíos o sed cristianos!” Ni consta en ninguna de las revelaciones que el Todopoderoso lo hubiera dicho. Sin embargo, el último cántico sí va a tener un nombre –Islam– con el que delimitar la forma de adoración aceptada por el Altísimo, y abrogar todas las demás.

Es Él Quien mandó a Su Enviado con la guía y el Din verdadero para hacerlo prevalecer sobre todos los demás; y Allah basta como Testigo.
Qur-an 48:28
Y quien busque un Din otro que Islam, no le será aceptado,
y en la Última Vida será de los perdedores.
Qur-an 3:85

No obstante, la lucha por conseguir que el mundo entero abrace el laicismo como sistema político y social, y el ateísmo masónico como la nueva religión para la humanidad continua y continuará hasta el Último Día. La mayoría de los hombres estarán apostados en su trinchera, frente a la cual se abrirá la de los creyentes; la de los que mantienen el Pacto con Allah el Altísimo. Los asaltantes enarbolarán la bandera del hombre como única entidad superior, por encima de la cual no habrá más cielo que el de su razón ni más paraíso que el de sus deseos.

F12-LOS GITANOS

Las primeras migraciones del pueblo judío son anteriores al reinado de Sulayman y están relacionadas con la idolatría que prevalecía en Misr, donde vivían desde los tiempos de su ancestro el Profeta Lut (a.s). Los seguidores del Tawhid, durante el gobierno de Firaun, vivían bajo una continua presión para impedir que tomaran preeminencia en aquellas tierras, especialmente económica y política. La única manera que tenían de aliviar esa carga era aceptando la divinidad de este tiránico gobernante. No obstante, la persecución que sufrían los Banu Isra-il era más étnica que religiosa, debido por una parte a que habían sido ellos los que habían introducido el Tawhid en una Arabia mayoritariamente politeísta; y por otra, a que su negligencia a la hora de mantener el Pacto con Allah el Altísimo les había debilitado y había hecho que una buena parte de ellos se diera a prácticas paganas, dejando de ser un poder espiritual para convertirse en un gueto separado del resto de los ciudadanos y fácilmente reconocible.

En este escenario, en el que reinaba la más absoluta confusión espiritual y doctrinal, aparece la figura del Profeta Musa (a.s), quien por orden de su Señor intentará despertar la consciencia de Firaun a su errónea visión de la existencia, a su ateísmo y a su intolerable soberbia (ver Info 24). Tras el pertinaz rechazo por parte del “señor” de Misr a las exhortaciones de Musa, Allah el Altísimo permite a Su Profeta abandonar aquel lugar con los Banu Isra-il y con todos aquellos que habían seguido su llamada al Tawhid.

A lo que este gran Profeta les insta es a huir de aquel malsano lugar para establecerse en un nuevo territorio en el que poder adorar debidamente al Creador del universo y llevar después Su Mensaje a todos los rincones de la Tierra. Pero lo que muchos de esos Banu Isra-il albergaban en su corazón era un deseo de poder y de establecer sociedades paganas. Por ello, cuando Musa acude a la cita a la que le ha emplazado el Todopoderoso dejando a su hermano Harun a cargo de la comunidad, un grupo de los Banu Isra-il, liderado por Samirí, un enigmático personaje que los historiadores han preferido obviar, se entrega a la adoración del becerro.

(83) “¿Y qué te hizo adelantarte a tu gente, Musa?” (84) Respondió: “Ellos iban tras mis pasos y yo me apresuré a Tu encuentro, Señor, buscando Tu complacencia.”
Sura 20 – Ta Ha

Con esta lacónica observación Allah el Altísimo recrimina a Musa por haberse alejado precipitadamente sin darse cuenta que el suyo no es un pueblo de creyentes y que en el momento que se vean libres de su vigilancia, se entregarán a sus habituales prácticas paganas; por ello le informa de lo que están haciendo en su ausencia.

(85) Dijo: “Pues sabe que después que los dejaste, los hemos puesto a prueba
y el Samirí los ha extraviado.”
(86) Regresó entonces Musa a su gente airado y afligido, y les dijo: “¡Gente mía! ¿Acaso no os hizo vuestro Señor una hermosa promesa? ¿Se os ha hecho larga la espera o es que queréis
que se desate la ira de vuestro Señor? Habéis faltado a vuestro compromiso.”
(87) Dijeron: “No hemos faltado a la promesa que te hicimos por voluntad propia, sino que nos cargaron con las joyas de la gente y las lanzamos, y así también arrojó el Samirí.”
(88) E hizo que emanara para ellos el cuerpo de un becerro que mugía.
Dijeron: “Éste es vuestro ilah y el ilah de Musa, pero lo ha olvidado.”
(89) ¿Es que no veían que no les contestaba ni tenía poder para perjudicarles ni beneficiarles? (90) Ya antes les había advertido Harun: “¡Gente mía! Con esto se os está poniendo a prueba. Vuestro Señor es el Rahman, seguidme pues y haced lo que os ordeno.”
(91) Dijeron: “No vamos a dejar de adorarlo hasta que vuelva Musa.”
(92) Dijo: “¡Harun! ¿Qué te impidió seguirme cuando viste que se extraviaban?
(93) ¿Acaso te has rebelado contra mí?”
(94) Dijo: “¡Hijo de mi madre! No me cojas de la barba ni de la cabeza. Temí que dijeras: ‘Has dividido a los Banu Isra-il y no has esperado a ver lo que yo tenía que decir al respecto.’”
Sura 20 – Ta Ha

Musa se siente entre furioso y desolado. No puede entender cómo un pueblo que ha sido protegido constantemente por el Todopoderoso a través de portentosos milagros ha podido actuar de manera tan denigrante. Se vuelve incluso contra su hermano Harun y le increpa mientras le agarra de la barba. Pero pronto descubre de quién se ha servido el shaytan para corromper a los Banu Isra-il. El Qur-an menciona su nombre –Samirí, pero en la Biblia se borra y se substituye por el de Harun, dando a entender de esta forma que fue él quien modeló el becerro y ordenó a su gente adorarle. Sin embargo, en las aleyas que acabamos de citar se muestra claramente cuál fue el escenario real. Es evidente que entre la gente que conformaba la comunidad de Musa había dos grupos: el de creyentes, que se habían mantenido fieles en su intención al pacto con Musa –su participación en la fiesta pagana de Samirí habría estado motivada por el temor a que sus partidarios hubieran podido causarles algún daño si se negaban a lanzar al fuego sus alhajas y todo lo que tuvieran de oro: “No hemos faltado a la promesa que te hicimos por voluntad propia, sino que nos cargaron con las joyas de la gente y las lanzamos, y así también arrojó el Samirí;” y el de los inclinados al paganismo, a la idolatría, que junto con él se habían dado a la adoración del becerro. En Éxodo se describe aún más este escenario, dando a entender que la adoración del becerro estuvo acompañada de una auténtica bacanal, incluyendo sacrificios (holocaustos) que pudieron incluso haber sido humanos.

Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. (Éxodo 32:6)

(95) Dijo: “¿Y tú, Samirí, qué tienes que decir a todo esto?” (96) Dijo: “Percibí lo que ellos no percibían. Entonces tomé un puñado de las huellas del Mensajero y lo lancé. Así me lo sugirió mi propia nafs.” (97) Dijo: “¡Ahora vete! Mientras vivas dirás: ‘No me toques.’ Y sabe que tienes una cita que no podrás eludir. Mira a tu ilah, ése a cuyo culto te entregaste. Lo quemaremos y esparciremos sus restos por las aguas.
Sura 20 – Ta Ha

En estas aleyas se encuentran encriptados los dos elementos básicos que van a señalar a Samirí, a su descendencia y a sus seguidores como la tribu de los Banu Isra-il mejor camuflada de la historia –los gitanos. El primer elemento es la estrecha relación entre Samirí y determinadas entidades no humanas –shayatin y yin, que le hicieron ver lo que el resto de la comunidad de Musa no vio, ordenándole que tomara un puñado de la tierra marcada por sus huellas y lo lanzara. En el Qur-an se utiliza la palabra “Mensajero”, es decir, alguien que es enviado con una misión, y en este caso pudo haber sido también un ángel al que se le habría encomendado poner a prueba al Samirí. Su relación con estas entidades dará lugar más adelante al desarrollo de prácticas conectadas con la magia, la adivinación: “Vi lo que ellos no vieron” y un tipo de vida chamánico; el mismo tipo de vida de los judíos, verdaderos inventores del Tarot e introductores de la magia y la adivinación en las logias masonas.

A finales del siglo XV, la familia Sinclaire, de ascendencia judía, estaba fuertemente asentada en Escocia formando parte de su más distinguida nobleza y de la incipiente franco-masonería. Un siglo más tarde, la situación de los gitanos en el reino escocés se deterioró hasta el punto de que las nuevas disposiciones ordenaban estigmatizarles marcándoles a fuego en la mejilla o incluso cortándoles una oreja. William Sinclaire, por aquel entonces Presidente del Tribunal Supremo de Justicia de Escocia, hizo todo lo posible por protegerles, aunque no obtuvo, sino un precario éxito. En 1616 se introduce una legislación todavía más severa resultando en una deportación en masa hacia Virginia, los Barbados y Jamaica, lugares éstos que más tarde se convertirán en verdaderos centros de la magia, de la música “esotérica” y del chamanismo. Resulta difícil de entender el decidido y arriesgo apoyo que los Sinclair brindaron a los gitanos si lo desligamos del hecho de que ambos grupos –judíos y gitanos– tienen un mismo origen –los Banu Isra-il. Desde su mismísimo comienzo, la adivinación formará parte de las prácticas masonas como queda reflejado en el siguiente poema:

Pues formamos parte de la hermandad de los Rosa Cruz;
tenemos la palabra Mason, y la adivinación;
lo que ha de venir podemos sin error predecir…
Henry Adamson, The MusesThrenodie. 1638

El segundo elemento lo constituye la maldición que Musa (a.s) arroja sobre Samirí y su descendencia, la misma maldición que arrojó el Altísimo sobre Iblis.

(35) La maldición te seguirá hasta el Día de la Rendición de Cuentas.”
(36) Suplicó entonces: “¡Señor! Dame de plazo hasta el Día del Resurgimiento.”
(37) Dijo: “Así será. Tendrás de plazo
(38) hasta el Día que ya ha sido fijado.”
(39) Dijo: “¡Señor! Por haberme extraviado les haré ver lo falso verdadero
y lo verdadero falso, y de esa forma los descarriaré a todos,
(40) salvo a Tus siervos sinceros.”
Sura 15 – al Hiyr

Son las mismas palabras con las que Musa maldice a Samirí. Hasta que llegue la Hora podrán él y su descendencia, y todos aquellos que les sigan, incitar a los hombres a que adoren al becerro y pasen su tiempo comiendo, bebiendo y “regocijándose”. Pero en la maldición de Musa hay un elemento nuevo y determinante a la hora de entender por qué el pueblo gitano es el único pueblo de la Tierra que lleva, desde los tiempos de Samirí hasta hoy, asentándose en todas las naciones sin asimilarse a ninguna de ellas: “mientras vivas dirás: no me toques”. Aquí, “no me toques” tiene un valor recíproco. Los gitanos son impuros para los no-gitanos de la misma manera que los gentiles lo son para aquellos.

 Samirí, pues, se aleja de la gente de Musa y vemos reaparecer a sus descendientes en los Banu Murrah en su contienda contra los Banu Kilab que nos relata una tradición popular árabe llamada Harb al-Basus. El héroe de esta transmisión, recogida por la historia, es al-Zira Salama, de la raíz “salma”, de la que deriva el nombre Sulayman. Muy probablemente los gitanos de aquella época, los descendientes de Samirí, aprovechasen la situación que se había creado en los dominios del Profeta y monarca más poderoso de la Tierra para hacerse con el poder aliándose con los yin y los shayatin. Ante esta rebelión, Sulayman reacciona de forma contundente –aplastando la revuelta de los Banu Murrah y añadiendo a la maldición de Musa nuevas imposiciones que jugarán un papel decisivo a la hora de determinar la forma de vida gitana. Sulayman les prohíbe portar armas y participar en guerras o revueltas. Les ordena vivir errantes, sin tener casas propias; y dado que corrompieron a la gente con sus “regocijos”, se ganarán la vida bailando y cantando, acompañándose de panderos y flautas, con la magia y la adivinación. A partir de esta derrota sufrida por los gitanos en la batalla de al-Basus comenzará su diáspora por toda la Tierra.

Un pueblo puede vivir sin casas, puede vivir sin escritura, sin libros, sin una lengua propia, pero no sin una identidad. Los gitanos, pertenecientes en su origen a los Banu Isra-il, portarán con ellos a dondequiera que vayan y a dondequiera que se asienten la identidad profética. Sin embargo, en cuanto que pueblo errante, ha ido añadiendo a sus tradiciones originales las de otros pueblos, como el fuego mazdeísta, que tomaron de Irán. Cualquiera que haya vivido en un barrio de mayoría gitana tendrá gravadas en su retina pequeñas hogueras que son avivadas de noche y de día. Hoy, ese fuego ha sido substituido por la televisión, siempre encendida, aunque nadie la mire. Un objeto pagano, pues; reminiscencia electrónica del mazdeísmo, que ya forma parte de la vida cotidiana de cristianos y musulmanes.

Por otra parte, la minoría de entre ellos que ha logrado que prevalezca su identidad profética sobre la chamánica, optará por el protestantismo –sin imágenes y sin intermediarios– o el Islam, que les recordará el puro Tawhid de Musa. Raras veces los veremos asociados a prácticas orientales, en las que el concepto de reencarnación entra en una clara e irreconciliable confrontación con su creencia en el Día del Juicio y, por lo tanto, en la resurrección.

Como en el caso de los judíos, la corrupción, la tentación… es siempre hacia fuera. Se corrompe, se engaña, se roba, a los no gitanos, pero dentro de sus comunidades imperan rigurosos principios morales con severos castigos para quienes los transgredan. Únicamente gitanos y judíos tienen dos leyes –una que aplican exclusivamente a su gente y otra con la que juzgan al resto de la humanidad.

Cuando observamos a judíos y gitanos a lo largo de su devenir histórico, vemos que se trata de un mismo pueblo que un día, hace ahora miles de años, Musa separó para siempre. Sin embargo, sus destinos discurren por caminos paralelos. De todos los pueblos que habitan la Tierra, solamente sus nombres han pasado a ser un atributo. Decimos de alguien que es un “judío” o un “gitano”, queriendo significar prácticamente lo mismo.

Y serás motivo de horror,
y servirás de refrán y de burla
a todos los pueblos a los cuales te llevará el Señor.
Deuteronomio 28:37

Son los únicos dos pueblos en toda la historia de la humanidad que no han conseguido jamás tener una patria ni asentarse en un territorio que les sea propio, a pesar de que nada, objetivamente hablando, se lo ha impedido nunca.

Son las dos comunidades representadas en una misma característica –el judío errante, el gitano errante. La misma forma de vida. Siempre despreciados y siempre perseguidos.

Su única forma de escapar a esta maldición es entrar de lleno en la corriente profética de su tiempo. Hoy, algunos miembros de estas dos comunidades las han abandonado para unirse a la ummah de Muhammad (s.a.s) y librarse, así, del maleficio lanzado contra ellos por Musa y Sulayman.

Iblis se mantiene fiel a su misión de sacar al hombre del recuerdo de su Creador, susurrándole que no hay más vida ni más realidad que la de este mundo. Y de la misma forma, los Banu Samirí –el nombre que en todo rigor mejor denomina a los gitanos, han sido fieles a la suya, dando lugar allí donde se han asentado a sociedades chamánicas, basadas en la misma bacanal que la gente de Musa –comida, bebida y “regocijo”, los tres elementos propios de la negligencia, del olvido y de la inconsciencia.

¿En qué se ha convertido la vida de los occidentales? Trabajan, por un salario, realizando actividades que en nada les incumben, y su tiempo libre lo pasan en restaurantes, cafeterías, discotecas, salas de fiesta, clubes nocturnos, cines y teatros, como si fueran a vivir eternamente, como si no les estuviera esperando, tras la muerte, una angustiosa pregunta: ¿En qué habéis pasado la vida? A la que la mayoría de los hombres, los que prestaron oído al susurró del shaytan y siguieron la forma de vida gitana, solamente podrán responder: “Comiendo, bebiendo y regocijándonos.”

F11-LOS MASORETAS

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Las traducciones del Antiguo Testamento de las que disponemos en la actualidad derivan del texto vocalizado que elaboraron los masoretas –escribas y “sabios” judíos medievales de Babilonia y Tiberias, Palestina. Este sistema de vocalización y puntuación fue denominado masorah –de masoreth, tradición– tarea ésta que habría comenzado en las academias de Talmud de Babilonia y Palestina alrededor del siglo VI, finalizándose en el siglo X. Sin embargo, no nos ha llegado ningún manuscrito de ese tiempo que demuestre que la actividad de los masoretas comenzó en fecha tan temprana. En algunos textos de principios del siglo X se mencionan el Codex Mugah–sin especificar su fecha– y el Codex Hilleli -escrito, según alega la tradición judaica, en el siglo VI por el rabino Hillel ben Moisés ben Hillel, pero de cuya existencia nunca se ha llegado a tener evidencia material. En la actualidad existen solamente 31 textos masoréticos del Antiguo Testamento –no todos completos– con una datación que va desde finales del siglo IX hasta 1100 d.C. Es decir, el fragmento más antiguo de un texto masorético–“Profetas” del Cairo, de Moisés ben Asher, datado en Tiberias en 895, es cuatro siglos posterior al periodo en el que supuestamente comenzaron su trabajo los masoretas.

Se trataba ante todo de presentar a unos sabios temerosos del Altísimo y aplicados, con la mayor honestidad de la que es capaz un corazón ferviente, a la noble tarea de fijar y vocalizar un texto profético definitivo, de modo que pudiera ser comprensible para todos los judíos. También se trataba de seguir al pie de la letra el dicho -“A río revuelto ganancia de pescadores”. Y eso, revolver, ha sido siempre uno de los elementos fundamentales de sus estrategias.

Se trataba, en definitiva, de crear en la gente una sensación de exactitud, rigor y excelsa profesionalidad en el trabajo de los masoretas, enturbiando las aguas de forma que nadie pudiera ver el fondo. Iban apareciendo a lo largo de los siglos, y paralelamente al trabajo de vocalización y puntuación (masorah), decenas de lenguas, de pueblos, de rutas, de profetas y de textos “revelados”. Aquel vergel de civilización encajaba bien en el proyecto judío, sobre todo al presentarse ellos como los artífices de aquel prodigioso entramado. La realidad, no obstante, distaba mucho de ajustarse a su estrafalario corte.

Hay una lengua original –el árabe fusha– de la cual derivan todas las demás. De esta lengua se habrían originado de forma directa el siriaco y el fenicio (en realidad, kinani), que a su vez habrían dado lugar al persa, al sanscrito y al griego, y éstas a cientos de otros dialectos. Este portentoso fenómeno se habría llevado a cabo a lo largo de miles de años a través de migraciones y continuos asentamientos. Pero los judíos, aprovechando lo revuelto que bajaban las aguas del río de la historia, añadieron al escenario el arameo, el cananeo, el hebreo, el acadio, el sumerio… formaron familias lingüísticas… hablaban de lenguas semitas, de lenguas indoeuropeas, afroasiáticas, etiosemitas,caucásicas… de modo que ya no bastaba con enturbiar las aguas; había que generar remolinos que se tragasen la lengua árabe y parte de Arabia. Se trataba de subir la historia 2.500 kilómetros y de redactar un texto definitivo del Antiguo Testamento en el que, bajo pretexto de vocalizarlo y puntuarlo, se introdujeran los cambios oportunos y se terminase la tarea que los autores de la Torá septuaginta habían dejado inconclusa. Entenderemos la importancia de este trabajo si tenemos en cuenta que se realizó en el siglo X de nuestra era, en pleno apogeo del Islam.

El llamado hebreo –mucho más acertado sería decir dialecto siriaco– en cuanto que lengua derivada del árabe, es consonantal, es decir, sólo se escriben las letras consonantes y las vocales se deducen por el habla cotidiana y las reglas gramaticales. Si, por ejemplo, un árabe ve escritas las letras ktb, automáticamente le vendrá a la mente la palabra kitab, ya que cada día la ha escuchado decenas de veces y ha visto esas mismas letras asociadas a las vocales “i” y “a”; y si antes de esas letras viniera un marcador que indicase cantidad, asumiría que debe leerla en su forma plural, y la pronunciaría kutub. Por el contrario, si alguien que no es árabe ni ha escuchado nunca esta lengua, viera estas mismas letras, podría concluir que se trata de la palabra kutab, o katub, o kituba… o cualquier otra que resultase de una combinación arbitraria de vocales. Teniendo en cuenta este hecho, no resultará difícil entender la imposibilidad de vocalizar un texto –el del Antiguo Testamento– escrito en un dialecto que había dejado de hablarse 1500 años antes de que los masoretas se impusieran tan arriesgada, pero al mismo tiempo rentable, tarea. Pero ya hemos dicho que, en realidad, se trataba de terminar el trabajo de los traductores de la Torá septuaginta, ahora con el texto coránico como principal referencia lingüística y doctrinal.

El trabajo de los masoretas, no obstante, iba a ser mucho más quirúrgico que el de sus hermanos alejandrinos.

Las normas judaicas establecían la necesidad de destruir los manuscritos deteriorados y defectuosos. Y cuando, finalmente, los eruditos establecieron el texto en el siglo X, todos los manuscritos anteriores, que representaban las etapas más tempranos del texto, se consideraron defectuosos y, con el paso del tiempo, desaparecieron.
Ernst Wϋrthwein, The Text of the Old Testament, Erdmanspag. 11

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La elección de un texto único en el siglo X coincide con la introducción de masorah -sistema de signos y puntuaciones utilizadas como protección contra más cambios. Este sistema, junto con la purga de los manuscritos “defectuosos”, pudo llevarse a cabo gracias a que la importante colonia judía de Babilonia (la escuela del Este) había perdido su relevancia y se deshizo en los siglos X y XI.
Muhammad Mustafa al-Azami, The History of the Qur’anic Text, A Comparative Study with the Old and New Testaments, Azami Publishing House, Riyadh, Saudi Arabia, 2008, pp. 283.

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Una vez más el Occidente asumió el liderazgo espiritual del judaísmo y los masoretas del Oeste decidieron eliminar todas las huellas de los textos que fueran diferentes a los suyos. El punto de vista de la escuela occidental de Tiberias fue determinante para el futuro, y durante un milenio la tradición del Este quedó olvidada.
Ernst Wϋrthwein, The Text of the Old Testament, Erdmanspag. 11

Uno de los ventrílocuos cogió al muñeco y le puso un gesto sonriente con cierto aire de triunfo -“Queridos amigos, hermanos todos, he aquí el texto definitivo por inspiración del Señor de los ejércitos.” Un texto repleto de errores y falsificaciones era el producto final del rigor masoreta.

Su tarea habría resultado de todo punto imposible si el “hebreo” hubiera sido una lengua original e independiente,  pero en cuanto que dialecto árabe a través del siriaco, pudieron transvasar la gramática, la entonación y puntuación del árabefasiha su lengua, que yacía muerta hacía más de mil años.

Más de un milenio separa a los masoretas de Tiberias de los días cuando el hebreo era la lengua viva de una nación, y es más que probable que la pronunciación sufriera cambios, especialmente si se tiene en cuenta que se escribía sin vocales… No sería, pues, de extrañar que aparecieran en el sistema de Tiberias una considerable cantidad de formas artificiales, debidas al deseo de los masoretas de ofrecer una correcta pronunciación -cosa que les hizo susceptibles a las influencias externas, tales como el siriaco y la filología islámica.
Ernst Wϋrthwein, The Text of the Old Testament, Erdmanspag. 27

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Durante varios siglos después de la conquista de Babilonia por los musulmanes, ésta continuó siendo el centro de los estudios rabínicos… El contacto con los eruditos árabes sirvió en alguna medida como un nuevo estímulo, y así los siglos IX y X vieron el principio del estudio filológico y gramático de la literatura hebrea. Fue HaiGaon quien escribió el comentario más antiguo que existe sobre el Mishnah… Se ocupa casi por completo de los problemas lingüísticos y en su búsqueda de las derivaciones de palabras desconocidas se apoya grandemente en la lengua árabe.
H.Danby (trans), TheMishah, Introduction, pag. xxviii-xxix

Manteniendo el texto consonantal podemos cambiar su significado a través de la vocalización y de la puntuación. Y eso es lo que ha sucedido con los manuscritos del Antiguo Testamento. La crítica bíblica ha clasificado sus errores en auditivos, visuales, exegéticos y deliberados. Un error en la vocalización nos puede llevar a confundir la partícula negativa “lo’” con la preposición “lo” que significa “a él”; o a leer “seguro” en vez de “hermano”; o “cuervo” en vez de “árabe”; o “le mataron” en vez de “mató”. La vocalización correcta depende del conocimiento “hablado” de la lengua. Las dudas acerca de la vocalización masorética de los textos bíblicos han existido desde el principio mismo de la crítica bíblica, si bien casi nunca han sido escuchadas. Un ejemplo de esta sordera académica es la que ha sufrido Kamal S. Salibi, gran conocedor de la lengua árabe y sus dialectos, y autor de The Bible Came from Arabia  y Secrets of the Bible People:

   Mucho más llamativo es el ejemplo de la llamada Alfarería de Lachish, encontrada en Tall al-Dawir, al sur de Palestina entre 1935 y 1938. Por lo general se acepta que estas piezas con inscripciones ofrecen una prueba “incuestionable” que Tall al-Duwair es el bíblico Lachish (lkys̆). De hecho, no la ofrecen en absoluto, como lo demostraremos a continuación.
   La Alfarería de Tall al-Dawir, como se la debería llamar  correctamente, contiene unos informes y quejas enviados por un tal Hoshaiah (hws ‘yhw), comandante del destacamento judío estacionado en un lugar sin especificar a su superior Yaosh (y’ws), a quien se dirige con la fórmula “mi señor”, y quien debía encontrarse en Tall al-Duwair si tenemos en cuenta que estos fragmentos se encontraron allí. Los eruditos bíblicos, como W.F. Albright, estaban convencidos de haber encontrado una clara mención del bíblico Lachish y del bíblico Azakah en el fragmento IV. Al mismo tiempo les parecía ver en el fragmento VI una “irrefutable” referencia a Jerusalén -la única hasta la fecha en una inscripción palestina.
   En el caso del fragmento IV esa suposición debería seriamente cuestionarse. Se ha mantenido hasta ahora la traducción: “Que sepa mi señor que estamos esperando las señales de Lachish…” De una traducción más cuidadosa resultaría un texto algo diferente: “Que sepa mi señor que estamos esperando los suministros de comida…” En el caso del fragmento VI, la lectura “Jerusalén” adolece de una flagrante falta de honestidad. En un fragmento -dañado para más datos- se pueden discernir las letras “slm”. Como palabra hebrea puede tener diferentes significados: “una chispa”, “paz”, “buena salud”, “acuerdo”, “totalidad” o “recompensa”.  Puede ser también el saludo -shālōm, o algún nombre personal o toponímico. Nada, en cambio, justifica la lectura de “slm” como “Jerusalén”.

Salibi refuta la traducción oficial y analiza a continuación todas las frases mencionadas, palabra por palabra. Citaremos, a modo de ejemplo, tres instantes de su refutación:

1- No aceptamos que “lks” se deba leer como una sola palabra, concluyendo a continuación que se trata del nombre bíblico Lachish (lkys̆). Si se lee “lks” como “l-ks”, con la “l” inicial como preposición, el significado será “a la comida”. Si “ks” se interpreta como un sustantivo derivado de “ksh”, significará “estar lleno, satisfecho de comida” -comparar con el árabe kš’, arrancar mordiendo.
2- Nos parece incorrecto asumir que “smrm”, como plural de “smr”, signifique “observando”; también podría significar “esperando”.
3- Tampoco nos parece correcto afirmar que “azekah” (‘zqh) solamente pueda referirse a la ciudad bíblica del mismo nombre. En este contexto es más plausible entenderlo como nombre personal.

Así pues, Salibi descarta cualquier posible asunción de que el fragmento VI, muy dañado, hable de Jerusalén. Lo que queda legible de la inscripción es: ‘dny hl’ tktb’… kt’swzkz’t… slm. Una traducción más objetiva de esta frase, si es que fue una frase en el original completo, sería: “Mi señor… ¿no escribirá?… lo hace pues… slm.” La traducción oficial, en cambio, rellena los espacios vacíos de forma arbitraria para justificar que las tres consonantes finales -“slm”  forman parte de la palabra “yrwšlym” (Jerusalén).

La traducción, una vez más de Albright, es descaradamente dogmática: “(Ahora) mi señor, no les va a escribir, diciendo: ¿Por qué lo hacéis a Jerusalén?” Ni siquiera indica correctamente las interpolaciones del traductor. Es un hecho que ni este fragmento ni ninguna de la inscripciones “hebreas” descubiertas hasta ahora en Palestina hacen la menor referencia a Jerusalén o a cualquier personaje o lugar bíblicos.”
Kamal Salibi, The Bible Came from Arabia, pag. 65-67

El dogmatismo de los investigadores bíblicos responde al intento desesperado de hacer pasar un texto que es el producto de un trabajo de adivinación por las Palabras del Altísimo reveladas a Musa (a.s) y a los Profetas posteriores a él –un texto del siglo X vocalizado cuando la lengua en la que estaba escrito se había dejado de hablar hacía más de mil años.

Lo que realmente cuenta a la hora de poder leer y pronunciar un texto es la lengua hablada, no el alfabeto en el que está escrito. La lengua turca se escribía con caracteres árabes hasta que Ataturk introdujo el alfabeto latino. De esta forma se perdió gran parte del legado cultural del pueblo turco, pero oralmente se mantuvo la misma lengua. El caso “hebreo” fue el contrario –se mantuvo el alfabeto, pero se dejó de hablar– de modo que las consonantes escritas no permitían deducir las vocales correctas ni la pronunciación ni la entonación. El trabajo, no obstante, pudo llevarse a cabo, a pesar de los muchos errores y cambios intencionados que introdujeron los masoretas, por tratarse de un dialecto siriaco –una variante del árabe fasih.

La elite judía ponía paz donde los críticos ponían guerra, y nos recordaba que lo importante es el mensaje y no su procedencia, la clara asunción de que el pueblo judío era y es el elegido, aunque ya no crea en el dios que lo ha elegido.

F10-REFORMA PROTESTANTE VS UNITARIANISMO

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I- LUTERO

La bomba de relojería que Pablo de Tarso había colocado en el corazón mismo de la creencia cristiana resultó ser tan destructiva para los que siguieron sus innovaciones como para el propio “judaísmo”. Habiendo sido éste barrido de Europa y de Oriente Medio, perseguido y mancillado, no les quedó a los judíos otro camino que el de “convertirse” a la falsa religión que ellos mismos habían fabricado.

(83) Cuando llegaron a ellos sus Mensajeros con las pruebas claras se jactaron del conocimiento que tenían, y les rodeó aquello de lo que se burlaban.
Sura 40 – Ghafir

Una vez más, su maquinación se había vuelto contra ellos. Ahora se trataba de socavar desde dentro los pilares mismos del Vaticano colocando es sus bases el corrosivo ácido de los errores que los propios judíos habían introducido en el credo de Isa (a.s).

Guillermo de Ockham había nacido en Ockham, Inglaterra, en 1285. Siendo muy joven ingresó en la Orden franciscana en cuyo seno, como en el de la Iglesia, se debatía por aquel entonces el tema de la estricta visión del concepto de pobreza por parte de su fundador. Al haber deificado a Isa (a.s), los cristianos se encontraban sin un modelo humano al que seguir; y al haber excluido la Ley que Allah el Altísimo había revelado a Musa (a.s), carecían de un cuerpo legislativo que les permitiera gobernar o, al menos, establecer amplias normas de comportamiento. Todo ello hacía que proliferasen las órdenes y las comunidades religiosas, y que en sus credos hubiese elementos, más o menos velados, contrarios a los de Roma. Pero el trabajo de Ockham iba más allá de estas disputas de frailes; su pasión por la lógica le hizo desarrollar un método de análisis aplicable también a la teología. Insistía en evaluar los temas de forma racional, otorgando una total confianza a las capacidades cognoscitivas del hombre. Desde su legalidad de franciscano este judío de Surrey estaba introduciendo una visión laica del conocimiento. Durante su estancia en Aviñón conoció al general de la Orden, Miguel de Cesena, y a su ministro general, Bonagratia –ambos en abierta confrontación con el papa Juan XXII. Cuando la polémica llegó al punto de ruptura, los tres franciscanos se refugiaron en Pisa en el año 1328, bajo la protección de Luis IV de Baviera, quien había sido excomulgado cuatro años antes, perdiendo su legitimad como emperador del Sacro Imperio Romano. Franciscanos y agustinos abrían un claro frente no sólo contra el lujo papal, tan contrario a la forma de vida de Isa (a.s), aunque se tratase del hijo de Dios, sino también contra el tomismo y su influencia aristotélica. Impregnados de las corrientes esotéricas sufís, basaban su teología en los principios neoplatónicos-agustinianos claramente expresados por el franciscano italiano Buenaventura. Cuando de vuelta a Inglaterra Guillermo de la Mare escribe su obra Correctorium fratris Thomae, una crítica a los escritos de Tomás de Aquino, Bonagratia la aprueba como texto básico para toda la Orden, prohibiendo la lectura de la Summa theologiae de Aquino si no era cotejada con el Correctorium. La influencia del Islam en la Orden franciscana se refleja incluso en sus normas –la norma XVII exhorta a los monjes a mantener, allí donde se diera el caso, una relación fraternal con los musulmanes, hecho éste que explicaría la presencia de conventos franciscanos en la mayoría de los países musulmanes.

En el plano secular, ya desde su ascensión a la corona imperial, Luis IV abría otro frente al luchar por el derecho a elegir al emperador con independencia papal. Ockham muere en 1349 –posiblemente a causa de la peste negra, pero la corriente subterránea continua. En 1340 nace en Deventer, Holanda, Gerard Groote. Como es habitual en la biografía de los judíos, también en su caso se desconoce su genealogía. Lo único que sabemos de él es que era hijo de una “pudiente familia” que lo envió a París para estudiar teología. Pero el acontecimiento realmente importante de su vida será el encuentro en 1371 con Florentius Radewunius, otro judío holandés, originario de Leerdam, en la región de Utrecht, que estudia en la universidad de Praga y más tarde es nombrado vicario de Deventer. Juntos fundan un centro de copia de manuscritos –uno no puede por menos de preguntarse qué manuscritos podían circular en el siglo XIV en la Europa del Norte si no eran manuscritos árabes traducidos al latín. Este centro dará lugar a la Comunidad de Hermanos, una orden aprobada por el papa Gregorio XI que influenciará decisivamente los patrones de la educación primaria y secundaria de toda Europa estableciendo grados académicos y libros de texto, algo que los jesuitas de Francia desarrollarán de forma más efectiva. Erasmus de Rotterdam será uno de los muchos “sabios” europeos que estudien en las instituciones educativas de la Comunidad de Hermanos. Cada vez son más robustos los pilares del edificio laico judío. Del centro de copia de manuscritos y de las instituciones educativas de la Comunidad, las logias masonas recogerán un conocimiento y a la vez un método de estudio y de investigación que desembocará en la Royal Society y en el posterior y vertiginoso desarrollo tecnológico propiciado desde el positivismo, afluente del mismo río.

Si hasta ahora los judíos se habían ido infiltrando en la Iglesia creando órdenes “religiosas”, comunidades “espirituales”… para de esa forma controlar y transformar el catolicismo en instrumento suyo, a partir de la Reforma esos mismos judíos se irán transformando en ideólogos políticos y en una nueva clase social que pronto adquirirá el papel sacerdotal que ha perdido Roma –la comunidad científica que reducirá la inabarcable realidad al tamaño de sus limitadas capacidades cognoscitivas. El Dictionnaire historique et critique que Pierre Bayle publica en 1697 es una buena prueba de ello. Ambas congregaciones, la católica y la protestante, tachan este trabajo enciclopédico de herético y contrario a la “ortodoxia” de las dos Iglesias, algo que ya no convence a nadie. A través de eruditas anotaciones, anécdotas y comentarios, el famoso diccionario de Bayle adquiere la forma de un tratado en el que se preconiza la superioridad del más radical escepticismo, del ateísmo y del epicureísmo por encima de cualquier sistema religioso, método éste que los enciclopedistas del siglo XVIII utilizarán en todas sus obras. El físico alemán Georg Lichtenberg que nace en 1742 y muere rozando el siglo XIX, ridiculiza en sus Aforismos toda aproximación metafísica al conocimiento sin tener ya que utilizar ningún tipo de lenguaje cifrado. En 1854 aparecerá la obra más importante de Auguste Comte System de politique positive, en la que básicamente expone su rechazo a la teología y a la metafísica como modos imperfectos de conocimiento, al tiempo que propone la investigación positiva basada en los fenómenos naturales, en sus propiedades y relaciones, que sólo las ciencias empíricas pueden verificar. Ésta y otras corrientes subterráneas, en las que los judíos han ido vertiendo su concepción atea y antropomórfica de la existencia, desembocarán en el océano de la Revolución Rusa, donde se mezclarán y se desarrollarán hasta dar nacimiento al nuevo superhombre, ésta vez de origen humilde, de origen proletario, pero investido de la misma tarea divina de vencer al mal, a la opresión, a la tiranía y de conducir a la humanidad hacia un luminoso futuro de libertad.

Sin embargo, y a pesar de estos robustos pilares milenarios, los judíos no lograban plasmar en una nítida imagen su larga experiencia. Se habían creado órdenes, logias, sociedades secretas… pero no había una sociedad capaz toda ella de aunar lo material con lo espiritual, lo secular con lo clerical; una sociedad que no necesitase reyes ni papas.

Las aguas subterráneas holandesas aflorarán en Alemania dando lugar al desbordante río de la Reforma. Martín Lutero tiene la respuesta. Las elites judías europeas llevan siglos buceando en el Islam de al-Ándalus y de Oriente. Allí está la solución. El propio Lutero lo enuncia en los prolegómenos de su propuesta teológica –construir una sociedad de sacerdotes seculares. Ese ha sido el éxito del Islam. Por ello, las sociedades musulmanas no han necesitado papas ni vaticanos, obispos ni concilios… no les ha hecho falta atormentar a sus sabios con el celibato ni diferenciarles del resto de los creyentes con chamánicos uniformes. Todos ellos son santos que trabajan, se casan y tienen hijos; santos que llevan el Mensaje del Todopoderoso hasta el último rincón de la Tierra y lo hacen a riesgo de sus bienes y personas; santos que luchan, que escriben tratados teológicos, matemáticos, de astronomía… Lutero ha encontrado la solución, pero quiere encubrir la fuente. Toma del Islam todos los elementos de su reforma, pero deja la Trinidad, la deidad de Isa (a.s), ya que es el principio que separa el cristianismo del judaísmo y del Islam; un principio erróneo y blasfemo que no va a dejar de horadar el cerebro de católicos y protestantes como si de una barrena se tratase. Sin embargo, los elementos islámicos que tiene en la mano son más que suficientes para enfrentarse a Roma, denunciar sus absurdas innovaciones y crear una nueva Iglesia.

¿De dónde tomó Lutero esos principios islámicos y ese odio por el extravagante lujo de Roma? Todo eso lo tomó de la Comunidad de Hermanos, con quienes también él estudió en uno de sus colegios en Magdeburgo.

Se rompen las imágenes; se bautiza con agua a una edad en la que la persona es capaz de comprender lo que está pasando, no a las pocas semanas de nacer; se elimina la confesión, pues no puede haber intermediarios entre el Creador y el hombre; la Biblia se convierte en un libro que todo creyente debe leer y sacar sus propias conclusiones; nadie, tampoco el papa, está investido de infalibilidad; la mayoría de los santos son invenciones populares y de los clérigos y por lo tanto se deberán revisar sus vidas y su realidad histórica antes de considerarlos como tales.

Junto a tan saludable purga corrían otras aguas más turbias. Lutero era ese anhelado segundo Pablo de Tarso y como él llevaba escondidas en algún lugar de su vestimenta dos potentes bombas de relojería –el capitalismo y el colonialismo.

La Reforma, siguiendo el método judío por excelencia, fue una revolución en toda regla; una revolución que, como el resto de las revoluciones promovidas por los ideólogos judíos, costó innumerables vidas humanas; en realidad, simples peones, marionetas que se movían al son de su clarín hechicero. Sigamos, a vuelo de pájaro, todo el proceso.

En otoño de 1517 un suceso, aparentemente insignificante, va a cambiar el rumbo de la historia europea. El dominico alemán Johann Tetzel había comenzado a introducir en sus prédicas a los fieles la idea de que la obtención de una bula papal llevaba consigo la remisión de los pecados. Aquella proposición irritó a Lutero de tal manera que se decidió a escribir un borrador con 99 tesis dirigido al arzobispo Alberto de Mainz, en el que le exhortaba a que pusiese fin a los extravagantes sermones de Tetzel. Las 99 tesis llegaron a Roma y comenzaron a circular por toda Alemania. El espíritu del borrador iba más allá de un mero rapapolvo teológico; se dirigía como una flecha envenenada al corazón de la Iglesia y del Vaticano. Muchas de las tesis comenzaban con la palabra “cristianos” en vez de católicos y la propuesta de la tesis 86 era claramente provocativa –“¿Por qué el papa, cuya riqueza es mucho mayor que la del César, no construye la basílica de San Pedro con su propio dinero y no con el de los creyentes?”

En el verano de 1518 la causa Lutheri se ha complicado más de la cuenta y es llamado a Roma para ser examinado sobre sus doctrinas. Frente a él va a estar la cabeza de la Orden dominicana, el italiano Gaetano, un acérrimo defensor del tomismo y uno de los hombres mejor preparados de la curia romana. No obstante, la confrontación teológica no llevó a ninguna parte. Sabiéndose en peligro y contando con la protección de Federico III de Sajonia, Lutero huye a Wittenberg, desde donde promulga una llamada a un concilio general de la Iglesia para que sean escuchadas sus proposiciones. Mas el Papa León X ya ha tomado partido y ha declarado herética la doctrina de Lutero. La mecha, sin embargo, ha comenzado a arder y se dirige como una serpiente perseguida en dirección a un barril de pólvora –la Reforma está en la calle, en el clero, en las instituciones educativas… corre de boca en boca y sus partidarios se cuentan ya por miles. En 1520 Lutero arroja la bula papal a una hoguera que habían encendido algunos de sus estudiantes en las afueras de la ciudad. En ella se condenaban por heréticos 41 puntos doctrinales que habían aparecido en sus diferentes escritos. La respuesta de Roma a tal desafío no se hizo esperar –en 1521 Martín Lutero es excomulgado. Mas el asunto no podía zanjarse de ese modo, precisamente porque la Reforma venía a expresar el descontento generalizado de la cristiandad por la autoritaria y en la mayoría de los casos injustificada forma de actuar que tenía la Iglesia católica. Quizás por ello se decide convocar en ese mismo año una asamblea en Worms en la que Lutero pueda defender personalmente su posición. Se trataba en el fondo de lograr que se retractase de esos 41 puntos “heréticos”, de forma que las aguas volviesen a su cauce. Lutero, sin embargo, no se retractó de ninguno de los principios doctrinales que le separaban radicalmente de la Iglesia y tras una intensa actividad diplomática de unos y otros, Carlos V firmó el Edicto de Worms, por el que se declaraba a Lutero hereje y por lo tanto reo de muerte. Antes de ser apresado, soldados de Federico III lo “secuestran” y lo llevan al castillo de Wantburg, donde permanecerá escondido hasta finales de ese mismo año. Durante su estancia en Wantburg, Lutero llevó a cabo una de las grandes tareas que justificarían la redacción de la Biblia Septuaginta –su traducción al alemán. Con ello apuntalaba todavía más los muros del edificio laico judío –establecía la base del nacionalismo alemán, sostenido desde ahora por una misma lengua vernácula, al mismo tiempo que transvasaba la visión judía de la historia con todas las falsificaciones que éstos habían vertido en la traducción al griego de la Biblia siriaca. Y de alguna forma, aquí acaba su tarea, también su fama. Cuando vuelve a Wittenberg, se encuentra con una situación totalmente distinta a la que en un principio debería haber prevalecido tras el Edicto de Worms. La Reforma ha dejado de ser una cuestión teológica para convertirse en una propuesta política, económica y social. Los teólogos, el clero… ya no serán los encargados de dirigirla ni de interpretarla. Serán ahora los campesinos, los ideólogos, los príncipes y los intelectuales laicos los que debatan su aplicación. Para colmo de males, han surgido otros líderes con una visión más social y radical que la del propio Lutero, dispuestos a ser ellos quienes lleven hasta sus últimas consecuencias aquel borrador de 1517 y sus 99 tesis. Lutero creó una estructura teológica capaz de sostener el creciente y generalizado rechazo del Norte de Europa al papado, a su credo y a sus ritos; rechazo, a su vez, compartido por muchos de los principales actores políticos de la época.

Sin embargo, el enlace que ensamblará los elementos todavía sueltos del edificio laico judío será Thomas Müntzer, verdadero precursor del marxismo y tan visionario que incluso en el siglo XVI intuyó la Revolución Rusa sin necesidad de pasar por la francesa; demasiado visionario para su tiempo y, como todo judío, demasiado apocalíptico. Fue el líder indiscutible de las revueltas de campesinos de Alemania que acabaron en una total masacre; revueltas contra las que se opusieron Lutero y Erasmo –uno por prudencia y otro por mezquindad. El fracaso de la revuelta le pareció a Müntzer ser el juicio de Dios sobre una gente todavía impura para la enorme tarea que se había impuesto a sí misma, pero en absoluto le pareció la derrota de su idea de una nueva sociedad. Müntzer fue detenido, torturado y en mayo de 1525 ejecutado. Su verdadera misión debería esperar casi 400 años antes de poderse realizar.

La labor de Lutero ha terminado. Sus aguas se desparramarán por sangrientas simas, por guerras interminables; producirán las amargas plantas de seudopapados, inquisiciones, sistemas políticos y económicos tan malsanos como los que pretendían eliminar. El protestantismo no sólo cercena la autoridad absoluta de la Iglesia de Roma, sino también la de Dios. Después de crear el universo y de predestinar el destino de todas Sus criaturas, no Le ha quedado otra función que la de retirarse del escenario existencial y descansar en algún paraje metafísico. Ahora, el hombre no tendrá otra elección ni otra responsabilidad que la de vivir plenamente el destino que se le ha decretado de antemano. Si soy rico y blanco –la raza superior– es porque así lo ha querido Dios, así me ha predestinado. Me ha dado los medios para atesorar la riqueza que poseo y el derecho a servirme de los que ese mismo decreto ha hecho negros, o indios, o aborígenes… pobres e ignorantes. Dios los ha maldecido y los ha condenado a la esclavitud perpetua y a servir con humildad a sus hermanos blancos.

Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos. Dijo más: Bendito por mi Dios sea Sem, y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su siervo.

Génesis 9:24-27

El burdo concepto protestante de predestinación nada tiene que ver con el Decreto Divino. Éste responde a una sabiduría que sólo Allah el Altísimo puede concebir y que le está velada al hombre, cuyo raciocinio no puede comprender. Mas lo que sí puede comprender y sentir plenamente es, por una parte, que ese decreto es el mejor posible y el más misericordioso; y, por otra, que el hombre tiene plena responsabilidad de sus actos. En ningún Libro Revelado se ha dicho que el blanco sea superior al negro ni el rico al pobre. De ser así, deberíamos concluir que los Profetas han sido las criaturas más inferiores y malditas de la creación, pues todos ellos eran pobres y muchos de ellos negros o de tez muy oscura, oscura como la tierra de la que hemos sido creados.

Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos, más el hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza.

Mateo 8:19-20

Con la predestinación en la mano y la eficacia, el éxito, la riqueza y la blancura como sus manifestaciones divinas, los protestantes van a establecer un salvaje capitalismo y el más atroz colonialismo. Cientos de pueblos van a ser invadidos, sus riquezas expoliadas y sus habitantes masacrados o esclavizados. Estos nuevos misioneros van a concluir que los negros, los indios y todos aquellos que presentan rasgos faciales diferentes a los del hombre blanco han sido maldecidos por Dios y entregados a satanás y por lo tanto ningún cristiano debe casarse con ellos ni ser su amigo ni su vecino, ni tampoco su compañero de clase o de trabajo… Todavía en 1967 había, de facto, una fuerte segregación racial en los Estados Unidos. En Sudáfrica, colonizada por los holandeses, el apartheid continuó oficialmente hasta bien entrados los 90.

A mediados del siglo XIX, John L. O’Sullivan acuñaba en su revista United States Magazine and Democratic Review de julio-agosto de 1845, la expresión the manifest destiny, una obra de arte semántica que podríamos traducir por la “inevitabilidad del destino”. Los congresistas adoptaron rápidamente el término en sus debates sobre la expansión del continente, ahora santificada por la Providencia. Aunque en un principio se presentó como un postulado de los demócratas, a partir de 1890 pasó a convertirse en piedra angular de la política republicana. “Nada podemos hacer por evitar nuestro avance hacia el Pacífico, hacia Méjico, hacia las islas, hacia Alaska… está escrito… dominar el mundo es nuestro inevitable destino.”

De esta forma, los protestantes voceaban el discurso de sus ventrílocuos –el manoseado concepto de “pueblo elegido”. El pueblo de Israel era ese pueblo elegido, actuando ahora bajo la cobertura de los países ricos europeos y de los esforzados colonos americanos. Un día, no obstante, tendrían su propia tierra y ese día todos los demás pueblos deberían someterse a ellos y servirles, como la manifestación de un “destino inevitable y providencial”.

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American Progress de John Gast, representación alegórica de Manifest Destiny

En la Biblioteca del Congreso, Washington, D.C., se conserva una cromolitografía de 1873 titulada The Manifest Destiny, réplica de la pintura original de John Gast que en 1872 le encargó George Crofutt, editor de una popular serie de guías para viajar al Oeste. El cuadro muestra el paisaje paradisiaco de una Arcadia perdida entre bucólico y amenazador. En la parte derecha hay un cielo luminoso y despejado bajo el cual se despliega la civilización del hombre blanco –al fondo se pueden distinguir barcos surcando un ancho río; el ferrocarril atravesando las hasta ahora inhóspitas praderas del oeste americano; una elegante diligencia tirada por seis caballos que corren a todo galope… Delante, un grupo de colonos que llenos de determinación van arando la tierra mientras caminan. La parte izquierda, en cambio, está mucho más oscura. Negros nubarrones se ciernen sobre ella. Todavía no ha llegado la civilización europea y la barbarie india prevalece –se ven manadas de búfalos y un bravo jinete que cabalga hacia ellos con la intención de alejarlos de una tierra en la que pronto crecerá abundante pasto para sus ganados; un grupo de indios huye, como los búfalos, hacia el oeste donde no tendrán más opción que arrojarse al océano o perecer en las interminables deportaciones que el hombre blanco les impondrá con implacable eficacia. Parece “inevitable” el destino de unos y otros. Pero ¿quién legitima este escenario? Una bellísima mujer con una larga y dorada caballera que vuela por encima de los colonos como su líder, su guía… su razón de ser. No aparece entre las nubes la honrosa cabeza de un venerable anciano representando a Dios como en las pinturas renacentistas de Miguel Ángel, ni el Profeta Musa portando la Ley. América no se va a construir sobre una religión ni sobre Ley Divina alguna. Esa hermosa mujer lleva debajo de su brazo derecho un libro como símbolo del conocimiento, de la observación, del análisis, de la investigación… y de ese mismo brazo le cuelga una madeja de hilo cuyo extremo sostiene con la mano izquierda; es el hilo del telégrafo, símbolo de la tecnología, del progreso que los indios –inevitablemente– no han sabido entender ni desarrollar.

II-CALVINO

El otro padre de la Reforma –Calvino– trabajó incansablemente por establecer todas las instituciones contra las que con tanto ahínco habían luchado los reformistas; entre ellas, la Inquisición. Se trataba de sustituir a Roma, no de eliminar el poder eclesiástico que ahora, sin la pompa papal, se ocuparía cada vez más de los asuntos mundanos. Calvino establece la Academia Genovesa como un centro humanista en el que preparar a los estudiantes para que ocupen puestos de liderazgo secular. En este sentido, la verdadera corriente reformista, la más eficaz en la tarea de edificar la macro estructura laica judía, fue la de Erasmo de Rotterdam, cuyas aguas tintó con el nombre de humanismo. El hombre se convierte en la medida de todas las cosas y, lo más importante, posee las capacidades suficientes para desarrollar un conocimiento sin límites, un poder que no necesita de ningún dios. De haberles importado el espíritu, el verdadero credo transmitido por los Profetas desde la noche de los tiempos, ¿habrían dejado intacto esos padres reformistas el aberrante concepto de la Trinidad? ¿La chamánica visión de la eucaristía? Ya hemos visto que estos blasfemos principios son, precisamente, los que han separado al cristianismo del judaísmo y del Islam, convirtiéndolo en una religión independiente y excluyente de todo lo demás. Este hecho quedó de sobras probado en el caso Servet. Al-Ándalus, donde la cruz cristiana había enterrado el Islam a finales del siglo XV, seguía dando las mentes más lúcidas y libres de Europa. Miguel Servet no tenía que hacer concesiones a nadie y desde la irrefutable perspectiva islámica atacó con virulencia tanto a católicos como a protestantes, ya que ambas corrientes seguían siendo esclavas del concilio de Nicea. Su visión cristiana, contraria a la Trinidad, le hizo mantener una profusa y crispante correspondencia con Calvino. Aquellas cartas mostraban claramente la superioridad teológica del sabio español y la mediocridad intelectual de Calvino. Por ello, cuando en 1553 publica su gran obra Christianismi Restitutio, añade al final del volumen las treinta cartas donde se plasma su polémica con el reformador ginebrino. Aquello supuso el mayor escándalo teológico de la época y tan indignado se sintió Calvino que lo denunció a la Inquisición. Se le encarceló en Viena y su libro fue quemado. De alguna forma, hasta hoy desconocida, logró escapar de la prisión. Se dirigió a Nápoles, y para ello se vio obligado a pasar por Ginebra, donde fue reconocido en una iglesia y denunciado por Calvino a las autoridades. Después del fraudulento juicio en el que fue declarado hereje, los católicos estaban dispuestos a liberarle o, al menos, a reconsiderar la sentencia. Sin embargo, Calvino presionó para que se le condenara de forma definitiva y absoluta y se le quemara vivo. Los calvinistas de Ginebra se encargaron muy gustosos de ejecutar la orden de su superior utilizando leña verde para que durase más el suplicio. Aquel crimen contra una de las mentes más penetrantes que ha dado la cristiandad europea causó un profundo malestar en las propias iglesias reformistas, pero Calvino les obligó a que aprobasen su conducta y el propio Melanchthon lo calificó de pium et memorabile ad omnem posteritatem exemplum.

Este es el trabajo en el que siempre han destacado los judíos –falsificar, encubrir y asesinar a las verdaderas elites de la humanidad. Miguel Servet había sido ajusticiado de forma salvaje por los humanistas y reformadores europeos, pero su obra influenció de forma decisiva a Laelius Socinus, el más importante, quizás, de los nuevos impulsores del unitarismo anti-trinitario. Al mismo tiempo, Peter Gonesius, un estudiante polaco, defendió varias de las tesis de Servet en un sínodo de la Iglesia Reformada de Polonia, lo que dio origen a un cisma entre las diferentes posiciones de las iglesias reformistas y a la formación de la “Iglesia Menor Reformada”, también conocida con el nombre de “Hermandad Polaca”, que llegó a tener 300 congregaciones en todo el territorio de la Rzeczpospolita –el estado más grande de Europa en aquel tiempo, formado por Polonia y Lituania. Y de la misma forma, los postulados de Servet llegan a John Biddle, el máximo exponente del unitarismo en Gran Bretaña. Esta corriente servetiana anti- trinitaria será una y otra vez perseguida y aplastada por el movimiento anti-reforma primero, y por los jesuitas después. Sin embargo, logrará sobrevivir hasta el siglo XX. En 1928 el acuerdo entre la Asociación Unitaria Británica y Extranjera con la Conferencia Nacional dio como resultado la fundación de la Asamblea General Unitaria y de las Iglesias Cristianas Libres. El unitarismo anti-trinitario podría ser en un futuro cercano el lugar de encuentro de todos los cristianos del mundo que buscan con sinceridad la luz de la verdad, y al mismo tiempo el enlace con el Islam.

F9-EL HOLOCAUSTO

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Ahora los lobbies judíos tenían las manos libres para fabricar su segunda bomba atómica. Esta vez no necesitaron uranio ni plutonio, sino una nueva falsificación de la historia –nacía el Holocausto, y con él una dictadura ideológica judía que ha impedido que en los últimos 70 años se haya podido desarrollar una verdadera investigación al respecto. Más aún, en numerosos países europeos negar el Holocausto tal y como lo han presentado los judíos –juez y parte– es un delito. El austriaco David Irving fue condenado a tres años de cárcel por haberlo negado. Tras haber cumplido trece meses de la pena, un juez de Viena lo puso en libertad. En Francia cualquier manifestación “anti-semita» tiene pena de cárcel.

Sin embargo, en el momento en el que hurgamos en la historia más reciente, encontramos tantas irregularidades, eufemismos, falsificaciones… que no podemos por menos de mostrar las cartas marcadas de los ventrílocuos.

El primer corrimiento tectónico lo encontramos en el concepto mismo de “anti-semitismo”, ya que para que exista tal cosa debería existir primero el semitismo, un término inventado por los judíos y convertido más tarde en diana hacia la que se han dirigido todas las flechas no-semitas. Justa recompensa por haber tratado de fabricarse un origen sublime que los situase por encima de la especie humana.

El primero en utilizar este vocablo fue el historiador alemán August Ludwig von Schlözer cuando en 1781 introdujo el adjetivo semitisch para indicar el grupo de lenguas –siriaco, arameo, árabe, hebreo, fenicio– habladas por las poblaciones que un pasaje bíblico (Gen. 10, 21-31) hace descender de Sem, hijo de Nuh. Más tarde, en 1879, Wilhelm Marr utilizó este mismo término para referirse a las campañas anti-judías que en esa época tenían lugar en toda Europa Central.

Podemos entender que los judíos, obsesionados como están por ser el pueblo elegido portador de la sabiduría primigenia, quisieran hacer remontar el origen de su lengua hasta el Profeta Nuh (a.s), pero nos cuesta aceptar que una Europa atea aplastada por una academia laica que detesta las religiones y los “libros sagrados” haya incorporado el término “semita” a su vocabulario y a su “científica” ordenación de las lenguas.

En un principio, y aún a riesgo de pecar de falta de rigor, no vemos inconveniente en admitir que uno de los hijos de Nuh se llamase Sem; pero entonces, ¿qué lengua hablaba? Todas las que cita Schlözer son lenguas comunes, lo que nos hace concluir que o bien se originaron a partir de la que hablaba Sem o bien una de ellas es el tronco original del que derivan las demás. Y este hecho es el que se lleva tratando de ocultar desde hace milenios –la lengua original, la primera, es el árabe fuṣha, de la que derivan las lenguas que ahora llamamos siriaco y fenicio –Kinani. El arameo, el griego, el persa, el sánscrito son, a su vez, derivaciones de aquellas.

Si ahora, haciendo gala de una total falta de rigor, admitimos que los judíos hablaban una lengua derivada de la de Sem y a la que dieron el nombre de “semita”, deberemos concluir –teniendo en cuenta que Nuh es el segundo padre de la humanidad– que la práctica totalidad de las lenguas que hablan los distintos pueblos de la tierra son igualmente “semitas” y por lo tanto el anti-semitismo haría referencia a un odio hacia todos los seres humanos. ¿Podemos realmente entender la historia utilizando nombres, lugares, dataciones e interpretaciones cuya función principal es encubrir la verdad de los hechos?

La “judeofobia” sería un término mucho más exacto, y tiene sus causas.

Michael Berenbaum comenta en su artículo The Origins of Chistian Anti-semitism que tan pronto como los judíos abandonaban los territorios de Arabia y más tarde de Palestina, y se asentaban en las zonas greco-romanas, generaban una fuerte judeofobia –y ello por su carácter arrogante, rebelde, envidioso y cínico. Cualquier persona llevaría a cabo un profundo examen de conciencia si todos sus vecinos tuvieran una mala opinión de él y quisieran que abandonase el barrio. Mas este examen de conciencia que de tantos sufrimientos les habría librado choca frontalmente con su arrogancia y su cinismo.

Un detalle de suma importancia a la hora de entender la historia es el de la discordia y las divisiones que siempre han existido en el seno de la comunidad judía. Su verdadera ideología no es la creencia, el monoteísmo, sino el derecho a dominar a todos los pueblos de la tierra y a satisfacer todos sus deseos. Para lograrlo “sacrificarán” a cuantos peones hagan falta sin importarles si esos peones son judíos o gentiles –sólo las elites judías pueden arrogarse tal prerrogativa. Cuando hablamos de “expulsión de los judíos”, ¿a quién nos estamos refiriendo? Esas elites llevan milenios “convirtiéndose” y penetrando en las sociedades gentiles, ya sean éstas paganas, cristianas o musulmanas. Veamos un caso concreto. Para afianzar su posición en la sociedad castellana y posteriormente asegurar su permanencia en Castilla, los judíos recurren, junto a la conversión, a la obtención de la carta de hidalguía. Para obtener este valioso documento que reconocía la tan ansiada pureza de sangre, los judeo-conversos contribuyeron más que nadie a la deformación de la historia alterando en la medida de sus posibilidades los expedientes que podían poner en tela de juicio su pasado. Durante cerca de 300 años los miembros de la minoría judeo-conversa falsificaron y destruyeron todo tipo de documentos; y lo hicieron con tal eficacia que reconstruir el devenir de las familias conversas resulta hoy imposible en la mayoría de los casos. Por otra parte, la Corona, siempre necesitada de nuevos recursos económicos, vio en la venta de cartas de hidalguías una nueva fuente de ingresos para la Hacienda Real. El resto, los peones, el lumpen judío tendrá que abandonar los países de los que son expulsados, mientras que sus “hermanos lobeznos” permanecerán en los puestos de poder y de influencia –dirigen la economía, la política y la cultura. “Pero no os vayáis muy lejos –parecen decir– os podríamos necesitar.” Y en verdad que los necesitaron y aun los utilizaron con tal maestría que no les hicieron falta otras fichas para ganar la partida.

Llegamos de esta forma al segundo corrimiento tectónico que oculta una flagrante falla –el Holocausto. Curiosa palabra, sacada del griego holokauston y acuñada por los propios judíos. Más curioso aún es su significado –“sacrificio por el fuego”. Pero el verbo “sacrificar” viene delimitado, obligatoriamente, por dos complementos –un directo: ¿qué se sacrifica?; y otro indirecto: ¿a quién va dirigido el sacrificio? Conocemos el elemento pasivo del primer complemento –los judíos; pero desconocemos el elemento pasivo del otro complemento: ¿a quién? ¿A quién se sacrificó a los judíos? Ya hemos dicho que una de las peculiaridades del carácter judío es el cinismo. Y esta característica judía va a jugar un papel determinante en todas sus estrategias de poder –Pearl Harbor, las torres gemelas… el Holocausto.

El Qur-an confirma esta “delictiva” inclinación:

(85) Sin embargo, habéis sido vosotros los que os habéis dado muerte y habéis expulsado de sus hogares a un grupo de los vuestros, aliándoos injustamente contra ellos.  Y si luego os venían cautivos, pagabais su rescate cuando era una iniquidad que los hubierais expulsado.
Sura 2 – al Baqarah

Una exacta descripción de la trama judía para fabricar el Holocausto y recibir de Occidente el cheque en blanco que les permitiese preparar el nuevo orden mundial.

Cuando leemos sobre la actividad política y las declaraciones públicas de Vladimir Zhirinovsky, a duras penas podemos imaginar que se trate de un judío, hecho éste que eludió durante años y que, finalmente, confirmó en 2001 cuando visitaba la tumba de su padre en Israel.

En 1990 fundó el Partido Liberal-Democrático de Rusia y ya en las elecciones presidenciales de 1991 Zhirinovsky ganó casi el 8% de los votos, quedando en tercer lugar después de Boris Yeltsin y Nikolay Ivanovich Ryzhkov. En las elecciones parlamentarias de 1993, su partido consiguió el 23% de los votos, casi el doble del partido comunista ruso (12.4%). En varias ocasiones había afirmado su adherencia a los valores democráticos, los derechos humanos, el sistema multipartidista y el estado de derecho. Sin embargo, en 1991 declaraba: “Lo digo claramente, cuando llegue al poder instauraré una dictadura; Rusia necesita ahora un dictador.” Y añadió: “Actuaré sin piedad; cerraré todos los periódicos… Puede que tenga que fusilar a 100 mil personas, pero los 300 millones restantes, vivirán en paz. Si quieres llamar a mi programa “fascismo ruso”, puedes hacerlo.”

A pesar de su origen y de haber participado activamente en una organización pro-judío fundada en Rusia hacia 1989 –algo que nos trae reminiscencias de Flavio Josefo– se complacía en declararse racista y anti-semita. Se quejaba de que la Revolución Rusa de 1917 hubiese sido el trabajo de “judíos bautizados” y de que el estado de Israel y el Mossad estuvieran involucrados en conspirar contra Rusia. En una ocasión declaró que sólo una alianza entre los Estados Unidos, Alemania y Rusia podía “preservar la raza blanca en Europa y América”. En otra ocasión declaró sin ningún tipo de ambages que eran los judíos y las logias masonas las que habían empobrecido a Rusia.

Únicamente las elites judías se benefician de sus planes de dominación; el resto de los humanos –judíos lumpen incluidos– no son sino fichas, pilas y muñecos.

Los aliados, a pesar de tener exacta información desde el principio de la situación de los judíos, no hicieron ningún esfuerzo militar para rescatarlos o bombardear los campos de trabajo, o las vías férreas que llegaban hasta allí. Sonaron las alarmas, se pronunciaron condenas, se hicieron planes para juzgar a los culpables después de la guerra, pero no se tomó ninguna acción concreta para detener el “genocidio”.

El informe Vrba-Wetzler ofrecía una clara imagen de la vida y muerte en Auschwitz. Como consecuencia de ello, los líderes judíos de Slovakia, algunas organizaciones judías americanas y la junta de los refugiados de guerra, insistían en la intervención de los aliados. Sin embargo, esa insistencia estaba lejos de ser unánime. El liderazgo judío estaba dividido. La máxima autoridad judía reconocida oficialmente se mostraba reacia a presionar para que se tomase una acción militar dirigida específicamente a salvar a los judíos.

Sería un error pensar que el anti-semitismo o la indiferencia hacia la grave situación de los judíos -aunque ambos existían- fueran la causa principal de la falta de apoyo a los bombardeos. El asunto es más complejo. El 11 de junio de 1944 el comité ejecutivo de la agencia judía en su reunión en Jerusalén se negó a exigir el bombardeo de Auschwitz. Los líderes judíos en Palestina no eran obviamente ni anti-semitas ni indiferentes a la situación de sus hermanos. David Ben-Gurion, presidente del comité ejecutivo, dijo: “No conocemos la verdad de lo que está sucediendo en Polonia, y parece que no vamos a poder proponer nada con respecto a este asunto.”

Aunque no se ha encontrado ninguna documentación específica del cambio de decisión del 11 de junio, un mes más tarde los miembros de la agencia judía llamaban insistentemente a que se llevara a cabo el bombardeo de Auschwitz.

Michael Berenbaum, Why wasn’t Auschwitz bombed? (¿por qué no se bombardeó Auschwitz?)

Resulta confuso que en el mismo texto se diga que los aliados tenían conocimiento “desde el principio” de la situación de los judíos y al mismo tiempo se hable del informe Vrba-Wetzler –dos presos que lograron escapar de Auschwitz– redactado en 1944 como la causa de que la agencia judía pidiera a Inglaterra, en julio de ese mismo año, que bombardease el campo. Lo cierto es que la resistencia polaca no dejó un instante de pasar información a sus enlaces en Gran Bretaña no sólo de los campos de trabajo, sino también de la exacta localización de bases en las que se estaba investigando y construyendo armamento especial. Ese fue el caso de la isla Peenemünde situada en el Báltico, en el estuario del río Peene y desde donde los alemanes lanzaron sus nuevos y temibles misiles V-1 y V-2. Aquel lugar estaba rodeado del más absoluto secretismo y de no haber sido por la información que recibieron los británicos de la resistencia polaca, nunca habrían dado con él y la guerra podría haber tomado un cariz muy diferente.

Todavía más confuso resulta el consejo que nos da el autor de no pensar que fue el anti-semitismo o la indiferencia la causa principal de no apoyar los bombardeos. ¡Realmente extraño! ¿Cómo se puede siquiera contemplar la posibilidad de que los líderes judíos fuesen anti-semitas? Pero el propio texto lo afirma, aunque no lo considera la causa principal.

En julio de 1944 –si bien no hay ninguna documentación sobre este drástico cambio de opinión–la agencia judía pide a Gran Bretaña que ataque Auschwitz, a lo que Winston Churchill reacciona dando a su Secretario de Asuntos Exteriores, Anthony Eden, la críptica sugerencia: “Intenta sacar algún aparato de la fuerza aérea. Puedes mencionar mi nombre si lo ves necesario.” Sin embargo, los británicos nunca llevaron a cabo el bombardeo.

Si ahora retrocedemos hasta la invasión alemana de Polonia y los acontecimientos subsiguientes, tendremos una imagen mucho más nítida de los hechos. Y nada mejor para movernos por aquel escabroso escenario que la guía del médico, escritor y pedagogo judío Janusz Korczak, seudónimo de Henryk Goldszmit, responsable de un orfanato en Varsovia y principal ideólogo de los nuevos métodos educativos que poco a poco se irán introduciendo en Europa. Su extraordinaria labor en el gueto y su inquebrantable lealtad al cuidado de los huérfanos judío-polacos que había tomado a su cargo habrían quedado enterradas en el olvido de no haber sido por el cineasta polaco Andrzej Wajda, que en 1990 dirige la película Korczak sobre el guión de la judía Agnieszka Holland.

En la filmación vemos escenas que nos hielan la sangre y al mismo tiempo nos llenan de confusión. En las estaciones de tren desde las que son deportados masivamente los judíos hacia los campos de trabajo, vemos a oficiales de la Waffen-SS junto a miembros de la elite judía decidiendo quienes deben subir al tren y quienes pueden quedarse en tierra. Por la noche celebran sentados a la misma mesa en un burdel de la ciudad la buena marcha de la guerra y los pingües beneficios que los grandes consorcios económicos judíos están obteniendo de ella. Korczak se mantiene al margen de todas esas maquinaciones y les advierte que un día u otro los lobos atacarán a sus dueños. Pero incluso dentro de la elite judía hay grados y estratificación. Los elegidos tienen listo el dinero y los pasaportes falsos para emigrar a Suiza, donde se ha ido reuniendo la nata más elitista y el dinero de los judíos que morirán en los campos de trabajo. Korczak es un hombre pobre, dedicado en cuerpo y alma a sus huérfanos, pero quizás una de las mentes más lúcidas de su tiempo. Los judíos lo necesitan para construir el nuevo orden mundial. Le ofrecen dinero y una nueva identidad –destino, Suiza. Korczak les pregunta con inquisitiva mirada -“¿Y los huérfanos?” Los sicarios judíos sonríen y le recriminan por su estúpida compasión. Ellos tienen grandes proyectos y a él sólo se le ocurre preocuparse por esos desheredados. Korczak les devuelve la caja con el dinero y el pasaporte. En su mirada hay ahora desprecio y recriminación. Unos días más tarde, los niños del orfanato suben a uno de los trenes de la muerte; Korczak sube con ellos. Y esa imagen atormentará a los judíos hasta el Día del Juicio Final. Esa imagen es el dedo índice que señala a las elites judías y les acusa de anti-semitas y de haber sacrificado, siglo tras siglo, a millones de sus hermanos, a millones de huérfanos y desheredados para conseguir, con un fabricado victimismo, el cheque en blanco que les permita construir su edificio laico, su edificio corrupto y nefasto en el que, uno a uno, serán enterrados por la historia.

(85) Sin embargo, habéis sido vosotros los que os habéis dado muerte y habéis expulsado de sus hogares a un grupo de los vuestros, aliándoos injustamente contra ellos. Y si luego os venían cautivos, pagabais su rescate cuando era una iniquidad que los hubierais expulsado.
Sura 2 – al Baqarah

La historia del Holocausto no puede ser más siniestra. Pero aún nos queda explicar sus antecedentes; la trama que lo ideó y preparó; sus artífices y sus beneficiarios.

En 1917, una fecha sorprendentemente temprana, Arthur James Balfour, Ministro de Asuntos Exteriores británico, escribe una carta a Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía en Inglaterra, en la que le asegura el total apoyo de Gran Bretaña al establecimiento en Palestina de la patria judía –national home for the Jewish people. Sin embargo, a los líderes sionistas asentados en Londres, especialmente a Chaim Weizmann y a Nahum Sokolow, les pareció una declaración demasiado ambigua que no correspondía plenamente con sus expectativas. No veían con buenos ojos que se hiciera referencia en ella a los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías de Palestina, a pesar de que ni se especificaban cuáles eran esos derechos ni tan siquiera se las citaba por su nombre. En cualquier caso, la declaración Balfour hacía surgir nuevas esperanzas en los medios judíos más radicales y se acercaba lo suficiente a sus aspiraciones como para ser aceptada por la Organización Mundial Sionista.

Sin embargo, la declaración Balfour significaba, ante todo, una fragante violación del acuerdo alcanzado entre Hussayn Ibn ‘Ali (Emir de Mekkah) y Henry McMahon, alto Comisionado británico en Egipto. Durante los años 1915 y 1916 ambos mandatarios intercambiaron una profusa correspondencia, cuyo contenido se podría sintetizar en la firme voluntad por parte de Gran Bretaña de favorecer la creación de un estado árabe independiente a cambio de recibir de éste un sustancial apoyo en la guerra que las potencias europeas libraban contra el Imperio Otomano. El juego, sin embargo, resultó ser triple. A mediados de 1916 se celebró una convención secreta entre el representante británico Mark Sykes y el francés Georges Picot –con el asentimiento de Rusia– para dilucidar cómo iban a repartirse las provincias del moribundo Imperio Otomano. En aquel cuerpo despedazado que habían dejado los civilizados europeos quedaba un trozo al que todavía no habían desgarrado sus colmillos –el territorio palestino. Debido a las diferentes etnias y religiones que convivían en él quedaría bajo mandato internacional. La declaración Balfour abrogaba de un plumazo todos esos acuerdos, pactos y correspondencias, y preparaba el terreno para el establecimiento del Estado de Israel a través de la invasión armada de Palestina y la posterior deportación de sus legítimos moradores.

El nuevo asentamiento en Palestina de una población judía pro-británica ayudaría a Gran Bretaña a proteger los accesos al Canal de Suez en el vecino Egipto y le aseguraría una ruta vital con sus posesiones en La India. En cuanto a los judíos, se trataba de volver a pisar “tierra santa”, ahora como hogar definitivo y atalaya desde la que lanzar sus tentáculos de poder a los cinco continentes.

En 1917 desaparece la Rusia imperial y en su lugar se erige la Unión Soviética, que se desliga de los compromisos y alianzas de los zares y por lo tanto del acuerdo Sykes-Picot. Sin embargo, en su haber obran las resoluciones secretas a las que han llegado ambas potencias y decide hacerlas públicas para agonía de los escandalizados árabes que empiezan a entender el triple juego que se llevaban entre manos sus libertadores europeos.

Lawrence de Arabia había hecho su trabajo. Había unificado las tribus árabes y sobre todo había despertado en ellos la consciencia de formar una nación independiente con derecho a gobernarse a sí misma sin la intromisión turca. Pero este sentimiento nacionalista que Lawrence había inoculado en las células de sus muñecos del desierto con elocuente demagogia se volvía ahora contra Balfour y sus enredos. La vigorosa y recién creada nación árabe no estaba dispuesta a permitir que se jugara de forma tan escandalosa con su futuro. Se habían firmado acuerdos y se habían hecho promesas… y habría que cumplirlos.

En mayo de 1939 el gobierno británico cambia de posición y emite un comunicado “administrativo”, recomendando que se limite a 75 mil el número de inmigrantes judíos que puedan asentarse en Palestina y que dicha emigración se concluya en 1944, a menos que los residentes árabes consientan en futuras inmigraciones. Como es de imaginar, aquel nuevo texto no agradó a los sionistas que veían una clara inclinación de la balanza a favor de los árabes.

Sin embargo, la sangre no llegaría al río. Ya hemos visto el valor que tienen los pactos y acuerdos cuando los firmantes son las “potencias” europeas. Entre bastidores se preparaba el Holocausto, un audaz remedio contra las críticas y el posible rechazo de la comunidad internacional a un proyecto claramente injusto y sionista. Pero aquel comunicado había acallado las voces árabes, y el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el establecimiento en 1948 del Estado de Israel silenciaron para siempre el juego sucio de británicos y judíos.

Cuerpos famélicos deambulando por los campos de concentración nazis; cadáveres calcinados en fosas comunes y niños desamparados ahora huérfanos y sin una patria a donde ir fueron el cheque en blanco que dio el poder a los lobbies judíos en América y en Europa. Todos los atropellos que pudieran cometer a partir de ahora quedarían sobreseídos por el recuerdo del tremendo sufrimiento que el pueblo elegido de Dios había sufrido en los campos de exterminio.

Los británicos nunca atacaron Auschwitz a pesar de que nada, en realidad, les impedía hacerlo. Los líderes judíos no veían razón alguna para desperdiciar munición en la defensa de sus hermanos. Había que esperar. Aquel sacrificio por el fuego es el que iba a purificar su historia pasada y futura; el que les iba a permitir entrar, por fin, en la tierra, pero no en la tierra prometida, sino en una tierra usurpada.